Autohipnosis: todo lo que debes saber
Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales
Aunque la imagen que se nos viene a la cabeza al pensar en la autohipnosis sea la del péndulo oscilando delante nuestro, hay algo más. Si no cedemos a los prejuicios podremos encontrarnos con una herramienta útil para alcanzar el bienestar y explorar estados emocionales.
La autohipnosis no implica que perderemos el control del cuerpo, sino que funcionaremos de otro modo durante un breve intervalo. El objetivo es trabajar sobre las ondas cerebrales y los estados de alteración, para pasar a otros más armoniosos a través de la sugestión y las palabras.
¿Para qué sirve la autohipnosis?
Según la Asociación Americana de Psicólogos, la hipnosis es un estado que implica atención focalizada y conciencia periférica reducida, con una mayor capacidad de respuesta a la sugestión. A partir de esta definición, vemos cómo se cae un mito típico asociado a la inconciencia.
Esto mismo lo reafirman Cabrera et al (2013), asegurando que la hipnosis es una modalidad de la conciencia en vigilia que se logra a través de palabras, visualizaciones y gestos. A través de estos es posible generar determinada excitación en la corteza cerebral, de modo que se alcanza un modo de funcionamiento temporal más subconsciente.
En ese momento, cambia el funcionamiento a nivel motor, vegetativo y sensorial del pensamiento, de la conducta y la actividad eléctrica cerebral.
La autohipnosis se emplea para lograr acceso al subconsciente, mediante la concentración y la relajación guiada. El objetivo es la reprogramación de las emociones.
Toma como punto de partida el hecho de que las personas funcionamos de manera automática, como en inercia constante. De modo que, al traer las cosas a la mente y enfocarnos en ellas, podemos analizarlas, observar nuestro comportamiento y diseñar futuras acciones.
Al aprender ciertos comportamiento o modos de responder, nos acostumbramos a ello, por lo que la autohipnosis busca interrumpir esa cadena automática para proponer nuevos caminos.
Usos de la autohipnosis
La autohipnosis se emplea en diferentes ámbitos; algunos de los más frecuentes se vinculan con el alivio del dolor crónico (por ejemplo, en pacientes con fibromialgia) y de los síntomas ansiosos, los trastornos del sueño, la deshabituación tabáquica, la enuresis infantil y el colon irritable, solo por mencionar algunos.
Por otro lado, siguiendo con Cabrera et al (2013), es importante recordar que, a diferencia de otros procedimientos médicos, la autohipnosis es inocua, además de que resulta compatible con ellos, por lo que puede combinarse.
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¿Cómo es una sesión de autohipnosis?
Durante las sesiones de autohipnosis se focalizarán tres estrategias:
- Visualización.
- Fijación
- Respiración.
En cuanto a la visualización, lo que se busca es que la persona se imagine a sí misma en un entorno que le aporte calma y serenidad, que se conecte con aquellas sensaciones y emociones que le dan bienestar.
La idea es recuperar todos los detalles posibles, desde colores y aromas hasta sonidos, de tal modo de sentir bien vívida la escena. Luego, al encontrarnos a gusto y en todo nuestro potencial, se trata de introducir el elemento de cambio que buscamos lograr.
Respecto a la fijación, se emplea para introducirnos en el estado de autohipnosis, fijando la mirada y evitando distracciones. En general, nos concentramos o focalizamos en un solo punto. Luego se continúa con la escena del cambio deseado.
Por último, también se trabaja con la respiración, la llave maestra para ayudarnos a bajar decibeles. Debemos graduarla, primero notando cómo respiramos y luego cambiando a ritmos más cortos y pausados. También se procede a la escena del cambio.
Pasos y consejos para lograr la autohipnosis
La autohipnosis exige una serie de pasos para poder ingresar al estado deseado. Por ello, se recomienda que las primeras veces que la realicemos sea bajo la guía de un terapeuta, ya que podrá orientarnos sobre el modo correcto de hacerlo.
1. Elegir un entorno apropiado
Para lograr la autohipnosis es importante crear las condiciones óptimas, sin distracciones. En este sentido, también debemos apagar la mente, silenciando los pensamientos e incluso los movimientos.
Por ejemplo, si estamos acostumbrados a mover una pierna o golpear los dedos contra la mesa, prestar atención a ello e interrumpirlo. O bien, para el caso de los pensamientos, si somos interrumpidos por preocupaciones cotidianas, no enredarse en ellas.
2. Prepararse para la relajación
Para hacerlo se puede empezar con técnicas de respiración, siguiendo una secuencia de inspirar, retener y soltar. Esto nos ayudará a entrar un estado de relajación.
También es posible realizar determinados ejercicios para focalizar la mente y separarse de lo cotidiano y material. Por ejemplo, lo que se recomienda es contar desde 100 a 0, o bien contar por intervalos de 2 en 2 empezando en 50 y decreciendo.
Se pueden agregar frases del tipo “estoy entrando en un estado hipnótico” y, al llegar al 0, confirmar “estoy en un estado hipnótico”.
3. Determinar y repetirse las metas
En este paso se trata de focalizar hacia aquello que se quiere conseguir o cambiar. Aquí lo que resulta es ser precisos y concretos, además de hablar de manera positiva. En lugar de decir “no voy a dejar las cosas para último momento”, lo cambiamos por “voy a procurar organizarme mejor”.
En la mayoría de los casos se recomienda pensar en estos propósitos con anterioridad. Incluso, algunas personas los repiten en grabaciones que luego emplean durante la autohipnosis.
4. Visualizarse en una situación
El cerebro tiende a asociar comportamientos con situaciones, de modo que es preciso visualizar el cambio: qué acciones emprendemos, cómo nos sentimos, dónde estamos.
Mientras más enriquecida sea esa escena, mejor. En aquellos casos en los que no conseguimos visualizarnos, podemos optar por emplear alguna metáfora. Por ejemplo, corriendo alguna carrera y llegando a la meta.
Esta escena se puede reforzar a través del uso de un anclaje. Este puede ser variado, desde palabras y gestos hasta algún objeto personal. Lo importante es que, al pensar en él, al decirlo o al tenerlo, podamos acordarnos de la sugestión y el objetivo a lograr.
5. Finalizar la autohipnosis
Por último, para abandonar el estado hipnótico es conveniente regresar poco a poco, tomarse unos minutos antes de volver a la rutina.
Se puede contar hasta 10 mientras repetimos cómo nos sentimos. Por ejemplo, se usan frases del tipo “me siento más tranquilo” o “me siento más aliviado para continuar el día”.
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La motivación para el cambio es esencial
Ante determinadas situaciones de sufrimiento, llevar a cabo acciones terapéuticas sirve para aliviar el malestar. La autohipnosis puede complementarse con la psicoterapia y con abordajes médicos.
Pero de lo que se trata, sobre todo, es del compromiso y la motivación para el cambio. De animarnos a explorar y a encontrarnos frente a frente con situaciones que nos disgustan y son dolorosas para dejarlas atrás.
En este sentido, es importante saber que tanto la autohipnosis como cualquier otra técnica empleada nos orientará a conseguir resultados, siempre y cuando las practiquemos y las realicemos con cierta constancia.
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- Cabrera Macías, Yolanda, López González, Ernesto, Ramos Rangel, Yamila, González Brito, Mónica, Valladares González, Anais, & López Angulo, Laura. (2013). La hipnosis: una técnica al servicio de la Psicología. MediSur, 11(5), 534-541. Recuperado en 13 de abril de 2021, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-897X2013000500008&lng=es&tlng=es.
- Castañeda, E. & Krikorian, A. (2018). Aplicaciones actuales de la hipnosis clínica en Latinoamérica: una revisión sistemática de la literatura. Avances en Psicología Latinoamericana, 36(2), 269-283. doi: http://dx.doi. org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/apl/a.5488
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