Ayuda a tus hijos a controlar las emociones desde pequeños

Las emociones son la sustancia que endulza o agria nuestra vida. Manejarlas y expresarlas de manera sana es fundamental y uno de los más grandes legados que, como padres, les podemos dejar a nuestros hijos.
Ayuda a tus hijos a controlar las emociones desde pequeños
Bernardo Peña

Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 26 julio, 2023

A partir de los 2 años, todo niño puede ser iniciado en el camino de controlar las emociones. Si a los adultos nos cuesta manejar con inteligencia las emociones que sentimos, ¿cómo podemos enseñar a nuestros hijos a regular las emociones que sienten?

Primero, piensa lo siguiente: ¿cuántas veces tu hijo te ha visto perder la calma ante el tráfico atascado? ¿Cuántas veces te ha visto interrumpir al que está hablando o mintiendo? Ahora a la inversa: ¿cuántas veces has visto a tu hijo burlándose de su hermana o mintiendo aún cuando sabe que es incorrecto y lo desapruebas?

Tanto en los niños como en los adultos, las respuestas coinciden: se han dejado llevar por la emoción que los invadía en ese momento. Por supuesto, a todos en algún momento de la vida nos ha pasado, sin importar la edad. Lo relevante es entender que la regulación de las emociones es un componente fundamental del equilibrio mental y emocional.

Conocer, reconocer y controlar las emociones

controlar las emociones

Hoy en día, el proceso educativo de nuestros hijos incluye que los ayudemos a gestionar sus emociones. Un niño que logra regular sus emociones mejora muchos aspectos de su vida, tales como:

  • Presta más atención.
  • Estudia más y logra más en la escuela.
  • Está en mejores condiciones de resolver conflictos con sus pares.
  • Se comporta mejor.
  • Se preocupa más por los demás.

¿Cómo se puede lograr? La clave está en conocer, reconocer y controlar las emociones. En psicología se reconocen 6 emociones básicas: el miedo, la sorpresa, la alegría, la tristeza, el enojo y el asco, como señala este estudio publicado en Anuario de Investigaciones.

Estrategias para controlar las emociones

Algunas de las estrategias a las que puedes recurrir para enseñarles a tus hijos a controlar las emociones son la siguientes.

Identificar las emociones

A los 5 años, un niño tiene que saber precisar si está triste o enojado, expresarlo y actuar de forma constructiva. A los 10-11 años las emociones son más complejas, pero igualmente tiene que aprender a identificarlas, como muestra este trabajo publicado en Acta de investigación psicológica. Puedes ayudar a tus hijos a expresar y reconocer sus emociones con expresiones como estas:

  • “Qué bien lo pasamos en casa de la abuela. ¡Qué alegre estabas!”.
  • “Entiendo que estés triste porque tu hermana no quiera jugar contigo”.

Aclarar las expectativas para controlar las emociones

Evita las sorpresas que pueden desencadenar una respuesta iracunda; que sepa qué es lo que va a ocurrir aunque se trate de algo que no le guste o no quiera hacer. Al mismo tiempo, sé firme con la decisión que tomes. Por ejemplo:

  • “Vamos a casa de la tía porque tengo que hablar con ella. Lleva unos juguetes para que juegues mientras conversamos”.
  • “Quiero que sepas que en unos minutos nos vamos del parque; tenemos que regresar a casa”.

Tomar un descanso

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Prepara un lugar tranquilo y confortable en casa, con almohadas o cojines para que tu hijo pueda irse a pensar y relajarse cuando las cosas no salen como esperaba. Así, sabrá que te interesan sus sentimientos.

Jugar al autocontrol

Para controlar las emociones, es importante aprender a tener paciencia y a esperar. Durante un paseo, acordad lo siguiente: cada vez que tú digas una determinada palabra, tu hijo se tendrá que detenerse y espera (quedará paralizado) hasta que digas la palabra que le permita moverse nuevamente.

Desarrollar la empatía

Invítalo a que se ponga en el lugar y las circunstancias de los demás para desarrollar empatía. Acepta que tú puedes sentir lo mismo que él siente. Las preguntas son una gran herramienta para hacerlo reflexionar sobre lo que siente y su conducta. Por ejemplo:

  • “Sé que tienes hambre y quieres comer. Yo también me molesto cuando tengo hambre, pero tenemos que esperar a que venga papá”.
  • “¿Cómo crees que se siente tu hermana después de que la haya gritado de esa forma?”.

Recompensar y elogiar para controlar las emociones

Padre con su hija enseñándole a reconocer las emociones.

Refuerza las conductas positivas con afecto. No tienes que premiar con objetos o regalos, basta con que el niño entienda que, cuando se regula, te complace que lo haya logrado. Por ejemplo:
  • “Qué bien que no me hayas interrumpido mientras hablaba por teléfono. Aprecio que me hayas esperado”.
  • “Gracias por ayudar a poner la mesa. Ahora puedes escoger qué quieres para merendar”.

Acciones y consecuencias

Es preferible dialogar y pactar que responder con agresividad o violencia. Si el pequeño se porta mal con alguien, debe aprender a disculparse. De igual forma, debe aprender a perdonar cuando se porten mal con él. Las acciones tienen consecuencias, así que tiene que aprender que es mejor tomar buenas decisiones. Por ejemplo, puedes decirle algo como:

  • “Él sigue siendo tu amigo, aunque no te prestó el juguete”.
  • “A pesar de que te haya golpeado, puedes perdonarlo y seguir siendo amigos”.

Dar ejemplo

Cuando tu hijo esté descontrolado es cuando más tienes que demostrar que eres capaz de autocontrolarte. Nada de lo que digas tendrá más impacto que lo que demuestras con los hechos. Si gritas, aprenderá a responder con gritos. Si te pones a su altura y le hablas con calma y en tono bajo, aprenderá que puede controlar su rabia en cualquier momento.

Practicar juntos para controlar las emociones

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Con las situaciones que lo hacen molestarse (que no le presten juguetes que no le pertenecen, por ejemplo), practicad cuál es la mejor manera de actuar. Igualmente, ayúdalo a identificar cuál es la forma incorrecta. La práctica ayudará a tu hijo a controlarse mejor cuando se presente la circunstancia que lo afecta.

Hablar con calma

Cuando tenga un problema o una situación que lo agobie, ha de aprender a hablar sin perder la calma. Para aprender a expresarse sin que las emociones lo abrumen o alteren, tu ejemplo es fundamental. Puedes decirle algo como:

  • “Yo también estoy molesto porque peleo contigo, pero tranquilo, cálmate y me cuentas qué ha pasado”.
  • “Yo también estoy cansado, pero podemos descansar un rato y me sigues contando”.

Abrazarlo

No lo dejes solo con sus sentimientos. Demuéstrale que te importan sus decepciones y frustraciones. Abrázalo, que entienda que lo comprendes y lo amas. Esa confianza y seguridad en tu amor le ayudará a regularse mejor pues, tal y como señala Rafael Guerrero en su libro Educación emocional y apego, el vínculo de apego entre padres e hijos es muy importante a la hora de aprender a reconocer las emociones.

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Todo pasa

Hija dando un beso a su madre como parte del proceso para reconocer las emociones.

Los sentimientos negativos son dolorosos, pero pasan. La rabia, la tristeza, la decepción, la frustración, todo eso que te hace sentir mal no dura para siempre. Ante esto, puedes decirle algo como:
  • “Ahora te sientes mal, pero te garantizo que en unos minutos te sentirás mejor”.
  • “Entiendo que estés molesto, incluso si tienes ganas de llorar, hazlo. Luego estarás mejor”.

Dedicar tiempo

Tus hijos deben saber que hay un momento del día que dedicarás a escuchar sus problemas o preocupaciones, incluso cuando estés cansado, agobiado o molesto. Deberás superar esas emociones y dedicarles tiempo. En este sentido, puedes decirles:

  • “Cuéntame cómo ha estado hoy tu día en la escuela”.
  • “¿Cómo lo has pasado casa de tus primos?”

En definitiva, las emociones iluminan u oscurecen el camino de la vida. Ayudar a nuestros hijos a conocer y controlar las emociones es uno de los mayores regalos que les podemos dejar para su bienestar en general.


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