Paciencia y silencio: virtudes de las personas sabias

Aunque no lo creas y ahora no la tengas, la paciencia es una virtud que se puede desarrollar y que dará fuerza y valor para lograr aquello que más desees.
Paciencia y silencio: virtudes de las personas sabias
Bernardo Peña

Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 06 julio, 2023

Paciencia y silencio son dos atributos considerados como virtudes que solo aquellos más sabios saben poner en práctica. Con estas herramientas podrás afrontar cualquier obstáculo o dificultad que la vida te ponga por delante.

Ya decía Confucio que quien no tiene paciencia y prudencia ante los pequeños problemas de la vida, cuando lleguen las dificultades se sentirá bloqueado; incapaz de reaccionar. La paciencia es una virtud que no todos saben o pueden gestionar.

Asimismo, el silencio es esa capacidad que va de la mano con el respeto y la paciencia que nos hacen ser capaces de escuchar a los demás. A su vez, consiste en encontrar un espacio donde hablar con uno mismo; desactivando el rumor del entorno.

Ahora bien, guardar silencio no es doblegarse, no es esconder una opinión por temor a las consecuencias. Se trata más bien de callar ante lo que no vale la pena, y guardar silencio cuando las emociones hablan.

Paciencia y silencio: el vínculo de la conexión con uno mismo

Se podría decir que tanto el silencio como la paciencia son dos caras de una misma moneda, una moneda sabia y de raíces antiguas. Un ejemplo de ello se recoge de esa cultura sobre los indios nativos americanos que deja el escritor Kent Nerburn con libros como Ni lobo ni perro: los senderos olvidados de un anciano indio.

En sus trabajos se desprende la importancia que tenía para este pueblo el concepto del silencio y la paciencia. A continuación, te incluimos algunos ejemplos sencillos.

Los nativos americanos y el silencio

Como bien detalla el trabajo realizado por Yolanda García Mansilla, los lakota pertenecen a la tribu de los sioux de Norteamérica. Un pueblo con una espiritualidad profunda y llamativa que, a día de hoy, siguen ofreciendo valiosas lecciones a la humanidad.

Establecen un vínculo con lo invisible, con esa entidad que simboliza la unión con otras personas: amigos, familias y seres queridos. Ese vínculo se establece a través del respeto y, sobre todo, con el silencio.

Es la capacidad más respetuosa entre dos personas. Y no solo se calla para escuchar, sino que guardar silencio es un regalo con el cual compartir tiempo y complicidad. Para, según explica un estudio publicado por varios investigadores de la Universidad de Dakota del Norte, aprender el arte de la resiliencia.

Si lo piensas bien, te darás cuenta de que cuando estás con alguien y de pronto aparece el silencio, este se ve con incomodidad. De hecho, para evitarlo se suele decir lo primero que viene a la mente. Pero es necesario cambiar esta visión, ya que:

  • No hay nada más mágico que un grupo de amigos que se sienten cómodos cuando surge el silencio.
  • No hay obligación de hablar, solo de “estar presentes”; de quedar unidos por ese vínculo invisible del que hablaban los lakota.
  • A su vez, para los nativos americanos el silencio es la virtud a través de la cual se es consciente de aquello que envuelve y arraiga a la tierra.

La paciencia, un arte que no se suele enseñar

Casi nadie enseña que, cuando se llega a este mundo, las cosas no acontecen tal y como uno quiere. Tampoco nada asegura que, por mucho esfuerzo que se haga, vaya a suceder o que se dé aquello que se espera.

Dicen que la paciencia es innata en algunas personas, pero en realidad es un arte que se adquiere con el tiempo. A base de alguna decepción, o de ese aprendizaje que la vida enseña a la fuerza.

Meditación al aire libre.
No hay una sola forma de meditar. Cada cual debería encontrar aquella más adecuada para su estilo de vida.

Por otra parte, no rendirse es la base para ser paciente. Si algo no ocurre tal y como deseas, no debes abandonar dicho propósito porque la paciencia es también calma y confianza. Valores que yacen en la habilidad de:

  • Saber observar.
  • Pensar en silencio.
  • Atender al entorno.
  • Desarrollar la intuición para descubrir cuál es la mejor oportunidad para actuar.

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Escoge el camino de la paciencia

Quien no es capaz de apartar el ruido externo, los pensamientos negativos y las opiniones derrotistas de otras personas y de sí mismo, con dificultad llegará a su objetivo. Porque ser paciente requiere también tener esa sabiduría para escoger qué evitar y qué caminos seguir.

Las personas pacientes saben situarse en el mejor andén de la vida. En ese por donde pasan los mejores trenes aunque tarden, aunque se demoren. Y ten claro que la espera merecerá la pena porque, mientras aguardas, desarrollarás otras aptitudes: perseverancia, coraje, resiliencia y esperanza.


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