Baños de vapor vaginales: usos y recomendaciones
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
Desde hace algún tiempo, los baños de vapor vaginales llaman la atención de miles de mujeres en el mundo, dado que muchas celebridades han promovido su práctica. Este tratamiento, también llamado vaginal steaming o «vapor yoni», consiste en exponer la zona vaginal al vapor que liberan algunas hierbas con el fin de hacer una limpieza y reducir algunas dolencias. ¿Realmente funciona? ¿Hay evidencias?
A pesar de que muchos datos anecdóticos reportan beneficios, por ahora no hay estudios científicos que demuestren que su uso sea efectivo. En lugar de esto, profesionales de la salud advierten que puede acarrear algunos riesgos, sobre todo cuando se realiza de forma casera y sin las precauciones necesarias.
¿Cómo funcionan los baños de vapor vaginales?
Para realizar baños de vapor vaginales se prepara una infusión con varias hierbas. Luego, se expone la vagina a los vapores que libera la cocción, en un periodo que puede oscilar entre 20 y 45 minutos.
Algunos espás de lujo ofrecen este servicio por una tarifa considerable. Para ello, emplean un asiento especial conocido como «trono», que cuenta con un orificio por donde sale el vapor.
No obstante, algunas personas lo realizan en casa sin elementos especiales. Simplemente, se introduce la preparación en un barreño y, posterior a esto, la mujer se agacha sin ropa sobre el recipiente para recibir los vapores. A menudo se usa una toalla alrededor de la cintura y las piernas para que no se escape el vapor.
Por lo general, las hierbas que se utilizan son las siguientes:
- Manzanilla.
- Caléndula.
- Albahaca.
- Artemisa.
- Orégano.
- Ajenjo.
- Romero.
Usos y beneficios de los baños de vapor vaginales
En la medicina tradicional, los baños de vapor vaginales se emplean como tratamiento para «limpiar» la vagina, el útero y todo el tracto reproductivo de la mujer. Con esto, dicen sus defensores, es posible disminuir algunos problemas femeninos comunes, como los siguientes:
- Síntomas menstruales: calambres, inflamación, sangrado abundante y agotamiento.
- Desequilibrios hormonales.
- Malos olores vaginales.
- Infertilidad.
- Hemorroides.
- Estrés.
- Infecciones.
- Dolores de cabeza.
Ahora bien, es primordial considerar que estos supuestos beneficios no tienen base científica. Hay quienes señalan que funciona porque mejora el flujo sanguíneo a los tejidos vaginales, lo que estimularía la curación. No obstante, estas afirmaciones no han sido probadas por la ciencia.
Aunque los baños de vapor vaginales siempre han existido, lo cierto es que su popularidad es reciente. Ocuparon un lugar en los titulares mundiales en 2015 después de su promoción por parte de la celebridad Gwyneth Paltrow. Desde entonces, se han convertido en una práctica que ofrecen algunos balnearios y espás de naciones anglo-occidentales.
Por ejemplo, la terapeuta alternativa Claire Stone, radicada en Reino Unido, ofrece terapias de vaporización vaginal desde hace casi una década. Las redes sociales han ayudado a promover la práctica, debido a los supuestos comentarios positivos de quienes se han sometido a ella. Pese a esto último, los baños de este tipo podrían tener más desventajas que beneficios.
Entonces, ¿qué dicen los estudios?
No se han hecho investigaciones de calidad para evaluar los supuestos beneficios de los vapores vaginales. Su popularidad se debe a testimonios en línea y a afirmaciones de la literatura popular que, por supuesto, no tienen fundamento científico.
Un trabajo publicado en Culture, Health & Sexuality en 2017 sugiere que este tipo de prácticas surgen a raíz de ideas como que el cuerpo de la mujer es sucio, que la vida contemporánea es dañina y que es necesario estar en constante mejora para mantener la salud.
Pero lo cierto es que en torno a la salud íntima femenina hay muchos mitos. Contrario a lo que muchos piensan, la vagina no requiere productos o tratamientos específicos para limpiarse. Tal y como explican los investigadores en Womens Health, la vagina se limpia a sí misma debido a la presencia de un microbioma, compuesto en su mayoría por Lactobacillus.
Este conjunto de bacterias producen ácido láctico y otras sustancias que regulan el pH de la zona para evitar el crecimiento de microorganismos patógenos. De este modo, previenen infecciones y alteraciones dermatológicas, entre otros problemas.
Por lo tanto, no es necesario utilizar jabones, vapores, talcos, baños o cualquier producto químico para la higiene femenina. Una investigación publicada en Epidemiologic Reviews advierte que prácticas como los baños vaginales son, de hecho, perjudiciales. Su uso regular está asociado con trastornos como la enfermedad inflamatoria pélvica.
Dicho esto, debe quedar algo claro: no es necesario lavar o «purificar» el interior de la vagina. Esta tiene su propio mecanismo de limpieza. Para el lavado de la parte externa, el uso de agua debería ser suficiente. En caso de usar jabón, este debe ser de un pH neutro, libre de perfumes e irritantes.
¿Los baños de vapor vaginales pueden ser peligrosos?
No hay suficientes evidencias científicas para determinar si la aplicación de vapor vaginal es segura y eficaz. Aun así, hay cierta preocupación respecto a los riesgos de quemaduras por la exposición de estos tejidos sensibles al calor.
Un reporte de caso publicado en Journal of Obstetrics and Gynaecology Canada en 2019 advirtió sobre este problema. Los investigadores presentaron el caso de una mujer de 62 años que sufrió quemaduras de segundo grado luego de aplicarse vapor vaginal en un intento por reducir un prolapso en la zona.
A su vez, se cree que el sobrecalentamiento de la región íntima puede propiciar un ambiente idóneo para el crecimiento de microorganismos que causan infecciones. Esto empeora si los elementos utilizados no reciben la higiene adecuada.
Por cuestiones de seguridad, se desaconseja su aplicación en caso de enfermedades del aparato reproductor, infecciones y embarazo. En todas estas condiciones, lo mejor es acudir al médico.
¿Qué hay que recordar sobre este tratamiento?
Aunque los baños de vapores vaginales se venden con el objetivo de mejorar la salud íntima, lo cierto es que son innecesarios y pueden resultar peligrosos. En condiciones normales, la vagina tiene la capacidad de autolimpiarse de forma natural, debido a su microbioma. Si algo altera el equilibrio de su pH, el médico ginecólogo puede indicar un tratamiento para restablecerlo.
Un trabajo publicado en Review of Anti-infective Therapy en 2021 alertó sobre cómo la industria de productos y servicios vaginales manipulan la realidad para crear dependencia. Lo hacen instaurando modas y construyendo ideas erróneas en relación con la limpieza vaginal. Advierten los investigadores que solo en EE. UU. se gastan anualmente más de dos mil millones de dólares en duchas vaginales, desodorantes en aerosol, jabones, toallitas húmedas y polvos.
Ahora bien, en caso de recurrir a este tipo de intervenciones, es primordial no acercarse demasiado al vapor para prevenir quemaduras. El entorno en que se realice debe ser higiénico, al igual que los elementos utilizados. De no ser así, hay un alto riesgo de infecciones.
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