7 beneficios de la respiración profunda según la ciencia
Escrito y verificado por el médico Nelton Abdon Ramos Rojas
La respiración profunda o la respiración lenta confiere calma y bienestar a la persona que la practica de forma regular.
Este tipo de técnica, donde la persona se acostumbra a tomar bocanadas de aire de forma profunda, reteniendo ese oxígeno y exhalándolo a la vez de forma lenta, es muy común en el yoga o en el mindfulness.
Sin embargo, cabe decir que, más allá de estas prácticas que disponen de ese clásico vínculo con el budismo y la meditación, no son muy usuales en nuestro día a día.
Así, son muy pocas las veces que nos detenemos siquiera a pensar «cómo respiramos».
Ahora bien, como dato interesante, es importante saber que científicos de la Universidad de Stanford han elaborado un interesante estudio donde se demuestra cómo nos puede beneficiar este tipo de respiración.
Mark Krasnow, bioquímico y director de este trabajo, nos explica incluso que se han identificado un pequeño grupo de neuronas que median entre este tipo respiración y la relajación, la atención e incluso la eficacia para regular las emociones y reducir la ansiedad.
Estamos, sin duda, ante una estrategia sencilla y accesible que todos deberíamos practicar. Basta solo con abrir la boca y respirar profundamente, con calma y de forma pausada.
¿Ya lo estás haciendo? ¡Estupendo! A continuación te explicamos de qué manera te puede beneficiar.
1. Respiración profunda para regular el estrés y la ansiedad
Según este estudio realizado por la Universidad de Pisa (Italia), la respiración puede ayudar a calmar y regular los ataques de ansiedad.
La respiración es una acción que llevamos a cabo de forma involuntaria. Inhalamos oxígeno para obtener y crear energía a nivel celular.
Después, exhalamos dióxido de carbono, ese subproducto resultante de la respiración celular.
Este proceso casi mágico nos beneficia de forma notable siempre que se lleve a cabo de forma pausada, rítmica y profunda.
- Sin embargo, algo que la mayoría ha experimentado alguna vez es que, cuando nos asustamos o cuando sentimos pánico, nuestra respiración se vuelve entrecortada y muy rápida: ese proceso antes señalado se rompe y se altera, provocando que el corazón «se dispare»
- Por su parte, la respiración profunda tiene la capacidad de regular el sistema nervioso parasimpático para estimular un estado de relajación: el corazón entra en calma, como la mente.
Al aportar a nuestro cuerpo oxígeno de forma más pausada, constante y regular, nuestros músculos dejan también de estar tensados.
Es entonces cuando el sistema simpático, por su parte, deja de enviar sus picos elevados de cortisol y adrenalina a nuestro cuerpo.
Todo nuestro cuerpo y nuestra mente entra en un estado de calma muy adecuado.
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2. Eliminamos toxinas
Este dato es interesante: nuestros cuerpos están diseñados para liberar gran parte de sus toxinas a través de la respiración.
- El dióxido de carbono es un residuo tóxico natural que proviene de los procesos metabólicos de nuestro cuerpo y que, por tanto, debe ser expulsado de forma regular.
- Sin embargo, cuando nuestros pulmones están acostumbrados a llevar a cabo respiraciones rápidas, no llegamos a expulsar del todo esos elementos de desecho.
Sería muy conveniente que tomáramos conciencia de ello, y que, al menos durante 2 o 3 veces por día, dedicáramos al menos 10 minutos a respirar de forma profunda.
3. Disminuimos la sensación de dolor
Algo que hacemos muchas veces de forma casi inconsciente cuando sentimos dolor es contener la respiración.
Es un mecanismo natural de nuestro cerebro cuando recibimos un golpe, un impacto, cuando somos heridos…
Sin embargo, y en caso de padecer dolores crónicos y regulares debido a la artritis, lupus o fibromialgia, nos irá muy bien hacer esto mismo.
Prueba a contener la respiración unos segundos y respirar de forma profunda y pausada.
De este modo, liberaremos endorfinas, esos analgésicos naturales del cuerpo. De la misma forma, este estudio realizado por la Universidad de Regensburg (Alemania), hace hincapié en el efecto sedante de una buena respiración.
4. Nos ayudará a mejorar nuestra postura
Algo tan fácil como practicar la respiración profunda desde hoy mismo nos permitirá mejorar nuestro esquema corporal y, sobre todo, el eje espalda-cuello.
Al llenar nuestros pulmones de aire logramos estimular la columna vertebral para colocarla en una postura más armónica, equilibrada y correcta.
No dudes en probarlo.
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5. Estimulamos el sistema linfático
El sistema linfático es parte esencial del sistema inmunitario del cuerpo y está compuesto por una compleja red de vasos linfáticos, tejidos, órganos y ganglios que cumplen gran cantidad de funciones.
Una de ellas, la que lleva a cabo el líquido linfático, es liberar de nuestro organismo los restos de las células muertas y otros desechos.
La respiración profunda nos ayudará a conseguirlo, según afirma esta investigación realizada por la Universidad Flinders (Australia).
6. Cuida de nuestro corazón
Algo que es interesante saber también es que el ejercicio aeróbico (cardio) utiliza la grasa como energía, mientras que el ejercicio anaeróbico (entrenamiento de fuerza) utiliza la glucosa como energía.
Sin embargo, si cada día nos acostumbramos a practicar el «ejercicio» de la respiración profunda, estaremos llevando a cabo una fabulosa rutina de cardio. Así lo afirma este estudio realizado por el Govt Medical College (India).
7. Mejoramos la digestión
La respiración profunda mejora nuestra digestión. ¿Adivinas de qué manera?
- Aportamos a nuestro cuerpo más oxígeno y de forma más regular, se lo suministramos también a los órganos digestivos para que trabajen de forma más eficiente.
- Además, aumentamos el flujo sanguíneo y estimulamos a su vez la acción intestinal.
- Regula el sistema nervioso, de ese modo, nos sentimos más calmados y la digestión se lleva a cabo de forma tranquila y eficiente.
¡Incluso absorbemos mejor los nutrientes!
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Ahora, dinos. ¿Te has convencido ya de los increíbles beneficios de esta sencilla respiración? Empieza hoy mismo a practicarla, y te sentirás día a día mucho mejor.
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- A. Fuente. Respiración anaerobia. Solid Converter. 2008
- L. Barrios, M. Puente, A. Castillo et al. Hábito de respiración bucal en niños. Revista Cubana Ortodoncia.
- E. García-Garu, A. Fusté Esclano, A. Bados López. Manual de Entrenamiento en respiración. Universidad de Barcelona. 2008
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