9 beneficios de visitar al dentista periódicamente

¿Estás considerando saltearte tu próxima cita odontológica? Aquí te contamos por qué no es buena idea y cómo te beneficia visitar al dentista de manera regular.
9 beneficios de visitar al dentista periódicamente
Vanesa Evangelina Buffa

Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 09 julio, 2023

Acudir a la consulta odontológica puede significar un momento poco agradable, de tensión, nervios o incluso miedo para algunas personas. Y aunque la mayoría de los tratamientos que se realizan en la boca no son complicados ni dolorosos, es mucha la gente a la que no le gusta visitar al dentista.

Saltearse las citas o encontrar excusas para posponerlas puede no parecer un problema. Pero lo cierto es que son muchas las alteraciones que se desarrollan en la boca en poco tiempo.

Visitar al dentista de manera regular no solo ayuda a tener dientes sanos y lucir una sonrisa bonita. También permite cuidar la salud general, prevenir complicaciones y evitar abordajes más complicados y costosos.

Además, ayuda a ganar confianza con el profesional. Así las consultas serán cada vez más agradables y el temor y la inseguridad irán desapareciendo. Son varios los beneficios de visitar al dentista periódicamente. Sigue leyendo y descúbrelos.

¿Cada cuánto hay que visitar al dentista?

La frecuencia para visitar al dentista depende del riesgo de la persona de padecer ciertas enfermedades orales. Entre estos determinantes se encuentra la edad del paciente.

En el caso de los niños, se recomienda visitar al odontopediatra con la salida del primer diente o antes del primer cumpleaños. Y luego continuar con controles cada 6 meses o según las indicaciones del profesional.

En la infancia es necesario evaluar el crecimiento bucal, la erupción y el recambio de dientes, los hábitos orales y el cuidado de la salud oral. Además, el riesgo de caries suele ser alto, por lo que las citas semestrales permiten detectar cualquier problemática a tiempo. Aunque el odontólogo puede preferir hacerlo cada 3 o 4 meses.

En los jóvenes y los adultos la frecuencia de visitas sugerida también es cada 6 meses. O al menos una vez al año. En casos en que haya riesgo alto de sufrir caries, gingivitis o acumular mucho sarro, el profesional puede sugerir controles más seguidos.

En tratamientos específicos, como la ortodoncia o la colocación de implantes, serán necesarias visitas más seguidas. Controlar la evolución de la terapia y hacer las correcciones o intervenciones es vital para el éxito del procedimiento.

¿Qué debo esperar al visitar al dentista?

En las visitas rutinarias al dentista el profesional comenzará con algunas preguntas sobre el estado de salud durante los últimos meses. En el caso de que sea la primera consulta, se llenará una ficha médica más completa. El odontólogo indagará sobre todas las situaciones médicas pertinentes para la atención odontológica.

Luego el dentista procede a realizar un exhaustivo examen bucodental. En ese momento revisará con detenimiento cada una de las piezas, la mordida y los tejidos blandos como lengua, mejillas, paladar, piso de la boca y encías.

El dentista también revisa la mandíbula, el cuello y los ganglios linfáticos que se encuentran debajo del maxilar, buscando bultos, hinchazón o anomalías. También tomará radiografías para visualizar lo que sucede en el interior de los tejidos.

Luego de esto, si es necesario, realizará una limpieza dental. Con el uso de algunos instrumentos específicos y pastas especiales se eliminan los restos de placa bacteriana y sarro que se hayan acumulado. Además, se evalúa la higiene oral del paciente y se dan los consejos pertinentes para mantener la salud bucal.

En el caso de que sean necesarias intervenciones específicas, se expone el plan de tratamiento y se fijan las próximas citas para llevarlas a cabo. Así se programarán los empastes, las endodoncias, las extracciones o los tratamientos protéticos o de ortodoncia que hagan falta.

Niño en el dentista.
Los niños necesitan un acompañamiento más cercano para que se familiaricen con el profesional y pierdan el temor a la consulta.

Ahora que ya sabes qué esperar de las visitas al dentista, te contamos los beneficios de hacerlo de manera periódica.

1. Detección temprana de patologías orales

En las revisiones de rutina, el odontólogo puede detectar cualquier anormalidad que se presente en la boca. Esto permite diagnosticar problemas comunes como caries, gingivitis y piorrea; o más graves, como el cáncer oral.

Así se actúa de manera inmediata y se evitan tratamientos más complejos e invasivos. Si las visitas al dentista se postergan, las patologías orales progresan. Y las terapéuticas para revertirlas serán más complicadas.

Por ejemplo, ir al dentista de manera habitual permite detectar y tratar las caries antes, realizando un simple empaste. En cambio, si la enfermedad avanza sin ser diagnosticada, luego serán necesarias endodoncias, la colocación de una corona e incluso la extracción del diente.

Los exámenes radiográficos rutinarios permiten detectar cualquier anomalía que se desarrolle en el interior del hueso o por debajo de los tejidos bucales. Esto incluye dientes impactados o retenidos, pérdida de hueso o tumores y quistes.

Con respecto al cáncer bucal, debes saber que se trata de una enfermedad muy grave que se manifiesta de diversas maneras. Muchas veces solo el dentista es capaz de detectar anormalidades en los tejidos que pueden ser el comienzo de la patología.

Actuar de manera temprana mejora el pronóstico. Pues un diagnóstico precoz permite derivar al paciente para recibir atención especializada.

2. Asesoramiento sobre cuidados de salud oral

Muchas veces las personas no tienen la suficiente información ni conocen la manera adecuada de realizar una higiene dental correcta. Con pasarse el cepillo de dientes un par de veces al día piensan que es suficiente.

Pero el descuido de la boca puede llevar a la aparición de problemáticas que se pueden prevenir. Al visitar al dentista de manera regular, el profesional se encarga de enseñar y reforzar las medidas adecuadas para mantener la boca saludable.

Es así que en las revisiones odontológicas el paciente aprende a cepillarse los dientes de manera correcta y a usar el hilo dental. Además, recibe indicaciones sobre la pasta más apropiada para su boca y si es necesario utilizar colutorios.

El uso de reveladores de placa en el consultorio suele ser una práctica común que les permite a los pacientes visualizar las zonas donde se acumulan residuos. Así pueden comprender en qué lugares deben intensificar la limpieza.

El dentista también aportará consejos respecto a la dieta. Alimentarse de manera saludable y evitar comidas ultraprocesadas, con mucho contenido de azúcar o muy ácidas, ayuda a cuidar la dentadura.

3. Corrección de malos hábitos

Algunos hábitos, incluso los que realizamos de manera inconsciente, pueden resultar perjudiciales para la salud bucal. Visitar al dentista periódicamente permite detectar estas costumbres nocivas y los daños que producen.

El uso prolongado del chupete o el biberón, la succión de dedo, la respiración bucal o la deglución atípica son algunos ejemplos de hábitos nocivos durante la infancia. Detectarlos y tratarlos de manera temprana ayuda a prevenir maloclusiones.

El bruxismo es un hábito común en la adultez que, si no se frena a tiempo, ocasiona el desgaste excesivo de los dientes y problemas en la articulación temporomandibular (ATM). Sensibilidad dental y dolores de cabeza y cuello suelen ser los síntomas que acompañan a esta dolencia.

Masticar hielo, morderse las uñas u otros objetos, comer con frecuencia dulces duros o pegajosos, cepillarse los dientes con mucha fuerza también son actividades nocivas. Además, fumar y beber de manera asidua bebidas alcohólicas o café tiene efectos perjudiciales.



4. Mejorar el descanso

Visitar al dentista de manera regular también permite mejorar el sueño. Por un lado, el dolor de muelas puede ser motivo de noches de desvelo. Y con mucha incomodidad y desesperación, por cierto.

Asimismo, problemas como el bruxismo y la apnea del sueño también dificultan el dormir. El odontólogo puede detectar estas problemáticas y buscar soluciones que, entre otros beneficios, mejorarán el descanso.

5. Evitar problemas de salud

En la cavidad oral se manifiestan enfermedades bucales y patologías originadas en otras partes del cuerpo. El dentista es capaz de diferenciar los síntomas para arribar al diagnóstico o colaborar con el médico.

Algunas enfermedades de la boca pueden afectar la salud general de las personas. La periodontitis, por ejemplo, aumenta el riesgo de sufrir lo siguiente:

El dolor de muelas o la pérdida de dientes afecta la alimentación de las personas. Con esto pueden aparecer problemas digestivos.

Por otro lado, las manifestaciones orales de enfermedades sistémicas pueden ser detectadas por el dentista en las revisiones regulares. Encontrar signos de desórdenes alimenticios, de osteoporosis y hasta de algunos tipos de cánceres permite derivar al paciente al especialista indicado.

6. Aumentar la autoestima

Una boca sana y bonita es una de las mejores cartas de presentación. Poder sentirse a gusto con el aspecto de la boca ayuda a las personas a ganar confianza y seguridad a la hora de relacionarse con los demás.

Visitar al dentista de manera regular contribuye a mantener la boca en buenas condiciones y mejorar su aspecto. Con las limpiezas profesionales se elimina el sarro y las manchas superficiales.

También es posible resolver problemas incómodos como el mal aliento. Y en el caso de dientes torcidos y problemas de mordida, la ortodoncia es una solución.

Sonrisa saludable al visitar al dentista.
La estética no es un tema menor en odontología. Parte de la autoestima tiene que ver con un aspecto que nos agrade.

7. Dar el ejemplo a los hijos

Si los niños ven que sus padres visitan con confianza y de manera regular a su dentista, aprenderán de ello. Por lo tanto, las citas periódicas son un ejemplo para los más chicos.

Desde pequeños podrán comprender la importancia de cuidar la salud oral y el rol del odontólogo en esta tarea. Además, mejorará la aceptación del niño de las visitas al dentista y fomentará la incorporación temprana de hábitos saludables.

8. Mejorar la relación con el dentista

Confiar en la persona que nos tendrá en el sillón con la boca abierta accediendo a esta zona del cuerpo tan sensible es fundamental para que las visitas sean amenas. Visitar al dentista con frecuencia es clave para generar esta relación de confianza.

Frecuentar el consultorio odontológico ayuda a conocer al profesional. Además, permite que el dentista también comprenda los miedos, las inseguridades y las expectativas del paciente.

Entender cómo trabaja el profesional, conversar sobre las dudas y los temores, dialogar sobre los tratamientos y los cuidados orales ayuda a generar una buena relación dentista-paciente. De esta manera, se logra la confianza buscada, reduciéndose la ansiedad y facilitando los tratamientos.

9. Ahorrar dinero

La necesidad de tratamientos odontológicos es menos probable en bocas sanas y cuidadas. Por lo tanto, visitar al dentista de manera regular permite cuidar la salud oral y ahorrar dinero.

Las consultas de rutina no son muy costosas. Como ya te contamos, aportan muchos beneficios. En cambio, tratar una boca descuidada con patologías avanzadas requiere abordajes más costosos. Además de que serán más incómodos e invasivos.

El dentista: un gran aliado

Tener una boca saludable nos permite comer, hablar y sonreír sin impedimentos. Esto mejora el ánimo y la calidad de vida de las personas.

Por eso, la salud bucodental no debe tomarse a la ligera. Encontrar un dentista de confianza y visitarlo con frecuencia es fundamental para mantener la boca saludable.

El odontólogo es un gran aliado. Por lo tanto, recuerda este artículo si estás pensando en saltearte un chequeo odontológico. Tu decisión no solo afecta tu salud y bienestar, sino también tu bolsillo y tu tranquilidad.


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