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Mira por qué deberías usar mascarilla en invierno aunque no tengas gripe

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Las mascarillas o tapabocas no solo sirve para evitar contagios. En invierno también protege tus vías respiratorias del frío y las partículas del ambiente.
Mira por qué deberías usar mascarilla en invierno aunque no tengas gripe
Publicado: 09 diciembre, 2025 14:30

A casi todos nos pasa, llega el invierno y de inmediato sentimos cómo el aire frío nos reseca la nariz, irrita nuestra garganta, deja la piel más sensible o nos hace toser con solo salir a la calle. Incluso una salida corta puede hacernos sentir incómodos, aunque no tengamos gripe. 

Por eso cada vez más personas usan la mascarilla como una especie de “escudo” invernal. Esta protección extra hace que el aire llegue menos frío a tus vías respiratorias y reduce la entrada de partículas que irritan. Estos son los beneficios de usar tapabocas en invierno más allá de los virus.

1. Brinda protección frente al clima

El aire frío puede resecar tanto la nariz como la garganta, provocando sensación de ardor o picazón. Además, en invierno es común que la piel del rostro pierda humedad con más facilidad debido a las temperaturas bajas. 

Las mascarillas actúan como una barrera que suaviza el impacto del aire frío y mantiene un microclima más cálido y húmedo cerca de tu piel y tus mucosas. 

2. Ayuda a filtrar las partículas irritantes

En invierno aumentan las partículas en suspensión, ya sea por contaminación, polvo, polen o incluso humo de estufas y vehículos. Estas partículas suelen irritar la nariz y la garganta, incluso si no eres alérgico. 

La mascarilla limita la entrada de estos contaminantes a nuestro cuerpo, lo que reduce la posibilidad de molestias como lagrimeo, tos, congestión o estornudos constantes.

3. Cuida la piel del rostro

El viento y los cambios bruscos de temperatura son una de las causas más comunes de sequedad y rojeces durante el invierno. Usar una mascarilla cada vez que sales a la calle brinda un grado extra de protección frente a estos factores. 

Esto ayuda a que la piel retenga mejor su hidratación natural y a que no se irrite con tanta facilidad con el frío, en especial en personas con piel sensible.

4. Mejora el estado de las mucosas

Las mucosas de nariz y garganta cumplen una función clave como primera barrera de defensa del organismo. Cuando están hidratadas, atrapan mejor las partículas que intentan entrar y reducen la sensación de sequedad que provoca tos o picor. 

En invierno, estas mucosas se resecan con mayor rapidez, pero la mascarilla crea un ambiente más húmedo que ayuda a mantenerlas en buen estado. Esto mejora la comodidad al respirar y disminuye los episodios de tos seca.

Posibles inconvenientes y cómo minimizarlos

Usar mascarilla en invierno puede traer algunas molestias, como rojeces, brotes, espinillas o sensibilidad por la fricción. También es común que, al llevarla por mucho tiempo, se acumule humedad en su interior y resulte incómoda.

Para evitarlo, elige una mascarilla de buena calidad, que se ajuste bien y cubra nariz y boca. Procura no reutilizarla en exceso y mantén la piel limpia e hidratada. Recuerda, no hay que llevarla todo el día, basta con usarla al salir en los días de invierno. 

En una temporada en la que los virus circulan con más facilidad y el clima irrita nuestras vías respiratorias, utilizar las mascarillas de forma consciente es una de las decisiones más simples y efectivas para cuidar nuestra salud.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.