Boca de meta: los efectos perjudiciales de la metanfetamina en la salud dental
Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa
La expresión “boca de meta” designa una condición patológica en la cavidad bucal que se ha asociado al consumo de metanfetaminas. No se trata de una sola enfermedad, sino de un conjunto de problemas que aparecen cuando una persona es adicta a esta droga.
Si bien hay reportes de un descenso en el consumo de metanfetaminas, no es una situación superada. En Estados Unidos, por ejemplo, hasta el 1 % de los mayores de 12 años han tomado la droga en el último año. Y se sabe que en el mismo país, el 0,6 % tiene un consumo problemático o una adicción propiamente dicha.
La facilidad con la que se obtiene la droga y la síntesis de su forma de diseño, llamada “cristal de metanfetamina” o crystal meth, le han dado popularidad. Aunque lleva más de 100 años entre los seres humanos, la presentación en cristal tuvo su auge en la década de 1990.
Y es esta década la que encuentra los primeros reportes de casos con “boca de meta”. La preocupación fue mayor cuando se encontró que el cuadro clínico se asociaba a niños y adolescentes.
La metanfetamina
El nombre químico correcto es metilanfetamina y nació como un producto médico. En 1893 ya se había sintetizado la molécula y a inicios de 1920 tenía una patente registrada como producto.
De hecho, se vendía para empleo paramédico con total libertad en Europa. Sobre todo, en Alemania.
La forma de diseño cristalina se comercializó ilegalmente en California y de allí llegó a todo el mundo. Se usa para fumar y obtener los efectos estimulantes en el sistema nervioso central. Es habitual que los usuarios la combinen con cocaína.
La metanfetamina actúa en las neuronas del sistema nervioso central, incrementando las concentraciones de dopamina y de noradrenalina. Al mismo tiempo, reduce la recaptación que hacen las neuronas de estas sustancias, por lo que su presencia aumenta más.
Es por ello que el efecto directo de la droga es la estimulación. El cerebro es capaz de trabajar de manera más eficiente y con menos agotamiento; al menos por unos momentos. Las personas que consumen refieren que tienen más potencia, que están más alertas, que tienen menos miedo y que sienten mayor deseo sexual.
Esto permanece durante el llamado “subidón”. Hay una euforia que es placentera y que hasta actúa como analgésica, bloqueando sensaciones de dolor.
Se entiende, entonces, que la adicción a la metanfetamina sea tan potente y cueste iniciar un proceso de deshabituación. Sin embargo, la tolerancia a la droga es rápida, por lo que cada vez se requiere más cantidad de la misma para obtener el mismo “subidón”.
Efectos de la metanfetamina en el cuerpo
Los efectos sobre la salud exceden a la “boca de meta”, de la que hablaremos en más detalle luego. Los usuarios suelen pasar de la excitación inicial al “bajón”, con temblores, insomnio y falta de apetito que se perpetúa.
Cuando el consumo se hace crónico y hay adicción, el comportamiento de la persona cambia. Se registra más violencia, estados paranoicos y alucinaciones.
También puede ocurrir una sobredosis, cuando la persona consume una cantidad excesiva en un solo momento. La gravedad de estos cuadros es notoria, con riesgo de vida. Los pacientes tienen palpitaciones, vómitos y convulsiones. Si no se trata a tiempo, deriva en fibrilación ventricular y hasta infarto agudo de miocardio.
Por otro lado, el síndrome de abstinencia por metanfetaminas tiene los siguientes síntomas:
- Depresión o ansiedad.
- Fatiga extrema.
- Deseo incontrolable por consumir.
Las embarazadas con adicción a la metanfetamina han registrado una mayor incidencia de partos prematuros y abortos. Asimismo, la droga es capaz de causar malformaciones en el feto, con retraso en el desarrollo.
¿Qué es la boca de metanfetamina?
De forma específica, se cree que el consumo prolongado de metanfetamina es capaz de causar una conjunción de problemas en la cavidad bucal, entre los que se cuentan los siguientes:
- Xerostomía o boca seca.
- Caries extensas y profundas.
- Bruxismo o rechinar de dientes.
- Trismo o contractura de los músculos maseteros.
Las caries son características en estos pacientes. Los dientes toman una coloración negruzca fuerte y hay un desmoronamiento agresivo que provoca la pérdida de la casi totalidad de la pieza dentaria. Esto origina que sea posible ver de manera directa al hueso maxilar que queda expuesto.
Los estudios científicos que compararon poblaciones consumidoras de la droga con aquellas que no la usaban, encontraron diferencias notorias. En las personas adictas hay una mayor prevalencia de caries. Además, se registran mayores cantidades de placa bacteriana y más cálculo dental.
Cuando se comparó el efecto de la metanfetamina en la boca, respecto al mismo efecto que podrían causar otras drogas (como la heroína), se encontró que la boca de meta aparece con mayor rapidez. Es decir, los pacientes adictos al cristal sufren los efectos negativos en sus dientes antes y con mayor gravedad.
¿Por qué sucede la boca de meta?
Como pudimos comprobar, la boca de meta es una combinación de situaciones patológicas. No se trata solo de caries, sino que también hay boca seca y bruxismo.
Por lo tanto, la teoría más aceptada es que la adicción provoca cambios físicos, pero también de comportamiento, lo que lleva a que se reúnan muchos factores de riesgo en la misma persona. Los pacientes adictos tienden a cepillarse mucho menos, a consumir refrescos y no agua, así como se alimentan de manera poco nutritiva.
El cristal de metanfetamina es ácido. Al combinarse con el azúcar de los refrescos, en un contexto de mala higiene oral, es caldo de cultivo para las caries.
Respecto a la saliva, algunos investigadores encontraron que la droga altera su acidez. Por lo tanto, con una mayor presencia de azúcar para las bacterias, el riesgo de caries se incrementa de manera notable. Tampoco se puede descartar el efecto concomitante de otras sustancias que suelen acompañar el uso de metanfetamina. Aquí vale mencionar a la cocaína, aunque también al alcohol. De todas maneras, la falta de higiene oral adecuada siempre está en la base.
No es infrecuente que las personas con adicciones a drogas de diseño refieran sed intensa, constante y con sensación persistente de boca seca. Por lo tanto, la xerostomía de la boca de meta sería un síntoma más en la adicción.
Finalmente, el rechinamiento de dientes sí parece ser un efecto directo de la droga y de su vía de administración. Un estudio científico encontró que las personas adictas que fumaban la metanfetamina, tenían más bruxismo que quienes se la inyectaban de forma endovenosa.
El rechinamiento persistente altera la articulación temporomandibular (ATM) y desgasta el esmalte. Esta es la capa más externa del diente. Al corroerse por el apretamiento excesivo, hay sensibilidad dentaria y se pierde una barrera de protección esencial para la salud de los elementos dentarios.
La boca de meta y la necrosis de los maxilares
Algunos reportes de casos clínicos que se sucedieron en los últimos años mencionaron la situación de pacientes que tenían osteonecrosis. Es decir, muerte del tejido óseo de sus maxilares, tras el consumo prolongado y sostenido de metanfetamina.
Este sería un elemento más del cuadro conocido como “boca de meta”, aunque no todos los científicos están de acuerdo. Para algunos, es una manifestación de otra enfermedad que se denomina “osteonecrosis de los maxilares relacionada con medicamentos”.
La osteonecrosis mandibular por fármacos ocurre cuando un paciente sufre la muerte de las células de los huesos de la cara por culpa de la ingesta de medicamentos. Los más asociados son los bifosfonatos, que se recetan para la osteoporosis severa.
Se especula con que la metanfetamina tenga consecuencias similares. Es decir, tendría la potencia para acelerar el desgaste del hueso, al mismo tiempo que detendría la capacidad cicatrizante de los osteoblastos, que son las células encargadas de producir tejido óseo nuevo.
El resultado es la necrosis de los maxilares porque se pierde más tejido del que se genera nuevo. Así, cuando a un paciente adicto a la metanfetamina se le extrae un diente, se corre el riesgo de que la herida deje expuesta parte del hueso que está en el fondo, con la posibilidad de infecciones.
También se ha especulado con que los pacientes con osteonecrosis de los maxilares sean víctimas de una droga de baja calidad que consiguen a menor precio. De manera precisa, parecería ser mayor el riesgo cuando se emplea metanfetamina con alto contenido de fósforo.
El fósforo en exceso produce un cuadro similar, llamado “mandíbula fósil”. Hay tejido óseo débil, necrosis, infecciones bacterianas sobre las heridas de los maxilares y fístulas que drenan pus hacia la cavidad bucal. Ya se había descrito como intoxicación en los empleados de la fábricas de cajas de fósforos del siglo XIX.
Tratamiento de la boca de meta
Uno de los mayores problemas a la hora de tratar la boca de meta es que los pacientes no suelen admitir que consumen la sustancia. Por lo tanto, no es infrecuente que el odontólogo encuentre los signos del síndrome, aunque sin poder confirmar que el origen es la droga.
Si existe la sospecha de que el paciente es usuario de metanfetamina, entonces el profesional tiene que tomar algunos recaudos. En primera instancia, la bioseguridad es clave. Es probable que la persona adicta endovenosa también posea enfermedades de transmisión sanguínea, como la hepatitis C.
Tampoco habría que iniciar un abordaje para tratar las caries, por ejemplo, si el paciente asiste a la consulta con signos evidentes de intoxicación. O sea, si se encuentra con alucinaciones o en estado paranoico.
Además, la colocación de un anestésico puede interactuar con la metanfetamina. Debido al aumento de noradrenalina que hay en el paciente, los medicamentos odontológicos tienen la capacidad de incrementar el riesgo de un infarto de miocardio o de una arritmia.
Como regla general, un paciente adicto a la metanfetamina que asiste a un consultorio odontológico no debería recibir anestesia local con noradrenalina. Tampoco anestesia general, que cambia la frecuencia respiratoria, ya alterada por la droga.
Más allá de los recaudos mencionados, los tratamientos a implementar tienen que seguir los pasos habituales para solucionar caries, bruxismo y xerostomía. La situación especial de la osteonecrosis sí amerita un abordaje particular.
Esta enfermedad se trata de forma quirúrgica casi siempre. Se intenta quitar el tejido muerto y extraerlo del cuerpo. No se asegura un 100 % de efectividad, pero la mayoría de los pacientes pueden detener el deterioro de sus huesos maxilares. Por supuesto, si junto a la cirugía dejan de consumir la metanfetamina.
Prevención de la boca de meta
Los pacientes con boca de meta son adictos a una droga que altera su comportamiento diario. En cuanto a la salud bucal, tienen una pésima higiene y el estado de los dientes y las encías empeora a medida que pasa el tiempo.
La prevención de la boca de meta se une a la prevención de todos los efectos negativos que tiene la metanfetamina en el cuerpo. Es decir, el mejor abordaje es evitar que una persona se vuelva adicta o, en todo caso, recuperar y rehabilitar a quien ya lo es.
Mientras tanto, la atención de una persona con adicción, antes de que desarrolle boca de meta, tiene que enfocarse en mejorar los hábitos de higiene oral. Algunas órdenes simples formadoras de hábitos diarios pueden ayudar, de modo que el paciente incorpore el cepillado o incluso sea capaz de practicar enjuagues.
Si tienes consumo problemático de alguna sustancia ilegal, no dudes en consultar a un profesional de la salud. Es posible ayudarte para frenar el uso adictivo y prevenir las complicaciones en tu boca y en todo el cuerpo.
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