Buspirona: usos, riesgos y recomendaciones
Revisado y aprobado por la farmacéutica Franciele Rohor de Souza
La ansiedad es una de las patologías psiquiátricas más comunes a nivel mundial. Suele causar una sensación de miedo o preocupación inexplicable, con síntomas físicos como palpitaciones y dificultad respiratoria. Por fortuna, existen medicamentos como la buspirona, los que permiten controlar los síntomas.
La buspirona es un compuesto perteneciente al grupo de los ansiolíticos no benzodiacepínicos. Es de gran utilidad a la hora de tratar los trastornos de ansiedad y otras patologías. El fármaco actúa alterando la concentración de ciertas sustancias en el cerebro, llamadas neurotransmisores.
Una de las principales ventajas de este medicamento es que posee una estructura química diferente a otros ansiolíticos. De esta manera, no genera somnolencia ni afecta la memoria de las personas. No obstante, el consumo de buspirona puede generar efectos secundarios graves.
¿Para qué sirve la buspirona?
El fármaco en cuestión es un agonista parcial de los receptores de serotonina 5-HT1A en el cerebro, es decir, los inhibe de forma somera. La acción del compuesto en dichos receptores permite regular la concentración del neurotransmisor en todo el encéfalo.
La buspirona es de especial utilidad en el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada (TAG). El TAG se caracteriza por una preocupación excesiva y difícil de controlar ante ciertos eventos o actividades específicas. La serotonina activa las vías cerebrales responsables de estas respuestas.
Las personas deben tener en cuenta que el medicamento solo debe emplearse en el tratamiento del trastorno de ansiedad diagnosticado por un psiquiatra. De esta manera, no es de utilidad si se desea aliviar el estrés generado por las actividades cotidianas.
Por otro lado, algunos estudios demuestran que buspirona también puede emplearse en el tratamiento de otros desórdenes psiquiátricos y neurológicos. Una de las patologías que se puede tratar con el medicamento es la depresión, siempre que se combine con otros fármacos.
Para las siguientes afecciones se han establecido posibles beneficios:
- Enfermedad de Parkinson.
- Ataxia.
- Fobia social.
- Demencia.
- Alteraciones en el comportamiento posteriores a una lesión cerebral.
- Trastorno de déficit de atención.
¿Cómo se administra buspirona?
La buspirona solo está disponible para ser administrada por vía oral en forma de tabletas. La dosis necesaria para el tratamiento de los diferentes trastornos puede variar, dependiendo de cada caso en particular. En este sentido, el compuesto está disponible en tabletas que van desde los 7,5 miligramos hasta los 30 miligramos.
Este ansiolítico solo debe utilizarse bajo estricta prescripción médica y siguiendo las instrucciones brindadas por el especialista. Las tabletas deben ingerirse enteras, sin triturar ni masticar. Además, la absorción intestinal puede retrasarse con la ingesta de alimentos.
La dosis inicial recomendada para el tratamiento de la ansiedad en los adultos es de 15 miligramos diarios. La misma deberá dividirse en tomas de 7,5 miligramos cada 12 horas. El médico puede incrementar la dosis en 5 miligramos cada 2 o 3 días hasta llegar a un máximo de 60 miligramos diarios.
Los especialistas recomiendan ingerir las tabletas todos los días a la misma hora para obtener mejores resultados. Por fortuna, algunos estudios demuestran que la buspirona es bien tolerada por los niños y adolescentes. De esta manera, el medicamento también puede emplearse en el tratamiento del TAG en estos pacientes, aunque con dosis menores.
Efectos secundarios de la buspirona
En términos generales, la buspirona es un compuesto seguro. No tiene la capacidad de producir un efecto rebote o agravamiento de los síntomas después de suspender su consumo. El riesgo desarrollar tolerancia, dependencia o incluso una sobredosis es muy bajo.
A pesar de todas las ventajas del fármaco, puede generar la aparición de efectos secundarios en múltiples personas. Las reacciones adversas más comunes suelen ser leves.
Efectos secundarios leves
Los efectos adversos leves son muy comunes durante los primeros días del tratamiento, sin embargo, desaparecen por sí solos después de la primera semana.
Dentro de los efectos no deseados leves destacan los siguientes:
- Vértigo.
- Nauseas y vómitos.
- Dolor de cabeza.
- Diarrea.
- Fatiga.
- Insomnio o alteraciones del sueño.
Efectos secundarios graves
La buspirona también puede generar la aparición de ciertos efectos secundarios graves que ponen en riesgo la vida de las personas. Estas reacciones son muy raras, sin embargo, es necesario conocerlas.
Uno de los efectos secundarios graves que puede aparecer es el síndrome serotoninérgico cuando se consume con ciertos antidepresivos. El mismo se caracteriza por alucinaciones, confusión, aumento de la frecuencia cardíaca, fiebre, mareos, convulsiones y rigidez muscular.
Las personas también deben estar alertas ante la presencia de alteraciones a nivel cardiovascular. En este sentido, es necesario buscar atención médica si presenta alguno de estos síntomas después de ingerir buspirona:
- Aumento de la frecuencia cardíaca.
- Palpitaciones.
- Dolor en el pecho.
- Aumento o disminución de la presión arterial.
- Desmayos.
Por último, estudios demuestran que el fármaco es capaz de causar trastornos del movimiento. De esta manera, la ingesta de buspirona puede conllevar discinesias, acatisia, clonus, distonías y un temblor similar al del párkinson.
Contraindicaciones y precauciones de la buspirona
El consumo de buspirona está totalmente contraindicado en aquellas personas alérgicas al principio activo o a los excipientes del fármaco. Las mujeres embarazadas o que estén amamantando tampoco pueden consumir el medicamento para evitar efectos secundarios en el bebé.
El alcohol puede aumentar el efecto depresor del medicamento en el sistema nervioso central. Por su parte, algunos antibióticos, antivirales y antimicóticos aumentan sus niveles séricos.
Las patologías hepáticas y renales también interfieren con la concentración sanguínea del fármaco, por lo que el médico deberá reajustar la dosis administrada en estos casos. Por último, algunos alimentos, como el jugo de toronja, pueden inhibir las enzimas hepáticas, lo que aumenta la concentración sanguínea del compuesto.
Un fármaco seguro y útil en el tratamiento del TAG
El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es una enfermedad que puede dificultar la vida de las personas. Por fortuna, la buspirona es un ansiolítico muy útil que permite controlar los síntomas en poco tiempo. La misma también es de utilidad en otras patologías, como la depresión y las alteraciones en el comportamiento.
La seguridad de este compuesto se ha demostrado a través de diferentes estudios. No obstante, existe la posibilidad de desarrollar efectos secundarios graves que afecten el sistema nervioso o el corazón. El medicamento solo debe consumirse bajo estricta prescripción médica y el presente artículo solo debe ser tomado como una fuente de información.
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