Cómo conservar el jengibre por mucho tiempo
El jengibre (Zingiber officinale) es una planta que pertenece a la familia Zingiberaceae, cuya raíz se emplea como medicamento, afrodisíaco y especia, por lo que es muy popular en las recetas indias y asiáticas. En su composición, destacan los aceites esenciales, predomina un 81 % de agua y un 11 % de hidratos de carbono; asimismo, posee minerales, como el potasio, fósforo, hierro y magnesio, vitaminas (C y B6), así como antioxidantes (gingerol, shogaol, paradol, entre otros).
Cuando el contenido de gingeroles es elevado y su sabor picante es intenso, está fresco y es de calidad. De hecho, los primeros son efectivos para combatir las flatulencias, las náuseas, los cólicos menstruales, al tiempo que estimulan la segregación de jugos gástricos, de la mano de los shogoales.
En caso de que hayas comprado mucho de esta raíz dorada, considera que puedes preservarlo congelado o en polvo. Prepárate para conocer el paso a paso sobre cómo conservar el jengibre con estos y otros métodos.
1. Refrigeración
Cuando necesites conservar el jengibre por unas tres o cuatro semanas, opta por refrigerarlo. Lo ideal es guardarlo con la cáscara, debido a que si lo cortas, se reducirá su tiempo de almacenamiento.
El paso a paso que te describimos a continuación evitará que pierda su frescura o se pudra con rapidez. Además, guardarlo en la nevera facilita la conservación tanto de su sabor y aroma, como de sus propiedades para que puedas usarlo en múltiples recetas.
Ingredientes y materiales
- Jengibre entero.
- Un paño de cocina limpio.
- Bolsa de papel marrón o toalla de papel absorbente y film transparente.
Procedimiento
- Lava la parte exterior de la raíz y sécala con un paño de cocina limpio.
- Guárdala sin pelar en una bolsa de papel marrón o en una toalla de papel absorbente y envuélvelo en film transparente. Descarta el uso de bolsas de plástico o recipientes herméticos que atrapen la humedad, porque puede aparecer moho.
- Colócala en el cajón de verduras.
Puedes pelar el jengibre, pero al hacerlo reducirás su tiempo de duración.
2. Congelación
A diferencia del método anterior, si necesitas almacenarlo por varios meses, lo mejor es llevarlo al congelador para que preserve sus más de 400 componentes bioactivos y las cualidades que lo hacen brillar en las recetas, debido a que evitas que pierda humedad. De igual modo, es la opción más acertada si compraste demasiado jengibre y usas muy pocas cantidades en tus preparaciones.
Ingredientes y materiales
- Bandeja para cubos de hielo.
- Bolsa o recipiente para congelador.
- Jengibre (entero, picado en tiras o rallado).
Procedimiento
- Lava y seca el jengibre.
- Mete la raíz pelada en una bolsa o en un recipiente para congelar. Antes de cerrar alguno de estos contenedores, elimina el exceso de aire. También puedes picarla en tiras y guardarla con espacio entre ellas. Otra alternativa es rallarla y colocarla en las bandejas para hacer cubos de hielo.
- Llévala al congelador.
Cuando quieras usar el jengibre, solo debes sacarlo del congelador y rallarlo, sin necesidad de esperar. En cambio, cuando quieras usar las tiras, si es necesario que se descongele.
3. Deshidratación
El jengibre seco es ideal para una amplia variedad de recetas de guisos, salsas, sopas, cremas y postres, ya que durante el proceso de deshidratación se intensifican los sabores. Además, como ningún otro método, te permite ahorrar espacio, guardándolo en la despensa en un frasco, que puedes transportar con gran facilidad, si así lo requieres. No obstante, debes tener en cuenta que pierde varios nutrientes, aunque sigue siendo una fuente de antioxidantes.
Ingredientes y materiales
- Jengibre en rodajas
- Papel pergamino
- Molinillo eléctrico
- Frasco o bolsas selladas
Procedimiento
- Corta el jengibre en rodajas finas.
- Colócalas, sin superponerlas, en una bandeja para hornear, forrada con papel pergamino.
- Déjalas secar muy bien a 66 °C por algunas horas. Revuelve de vez en cuando.
- Muélelas en un molinillo eléctrico.
- Guárdalas en un frasco hermético o bolsas selladas para conservar la frescura.
4. Encurtido
En esencia, se trata de la conservación en vinagre de arroz o blanco. En este caso, servirá no solo para preservar el buen estado de la raíz, sino que también podrás usar el líquido en preparaciones, como la base de una salsa.
Esta opción requiere del uso de un tarro hermético, que te aconsejamos sea de vidrio oscuro, como azul cobalto, para evitar que los componentes activos de los aceites esenciales de esta raíz, sensibles a la luz, se degraden por la acción de los rayos ultravioleta.
Ingredientes y materiales
- 1 frasco de vidrio.
- 2 ollas para hervir.
- Jengibre en rodajas.
- Partes iguales de agua y vinagre de arroz o blanco.
- Sal y azúcar al gusto (como referencia: por cada cucharada de la primera agrega de dos a cuatro de la segunda).
Procedimiento
- Pela y corta el jengibre en rodajas finas.
- En una olla, hierve agua y añade las rodajas para blanquearlo por dos minutos. Después, escúrrelo y enjuágalo con agua fría.
- Mezcla partes iguales de vinagre y agua en un recipiente. También añade sal y azúcar al gusto, para luego calentar hasta que se disuelvan.
- Coloca las rodajas en un frasco de vidrio y vierte la mezcla caliente sobre ellas hasta cubrirlas por completo. Déjala enfriar.
- Guárdalo en el refrigerador. Espera por lo menos un día antes de consumirlo, para que se intensifiquen los sabores.
5. Conservación en alcohol
El alcohol es un conservante ideal, debido a que evita el crecimiento de hongos y bacterias, al tiempo que te permite obtener un sabor más concentrado. Si te decantas por esta alternativa, podrás utilizarlo el kion en bebidas alcohólicas, así como en postres y preparaciones saladas.
Ingredientes y materiales
- Azúcar al gusto.
- Jengibre en trozos.
- Un tarro hermético.
- Jerez seco, sake o vino de arroz.
- Especias (cáscara de limón, clavos de olor o canela, aunque es opcional).
Procedimiento
- Pela y corta en trozos el jengibre. Guárdalos en un tarro hermético esterilizado. Agrega las especias de tu preferencia, como canela, cáscara de limón o clavos de olor.
- Cúbrelos con jerez seco, sake o vino de arroz. Si deseas un sabor más suave, añade azúcar. Después de cerrar el recipiente, agítalo para mezclar los sabores.
- Ubica el recipiente en un lugar alejado de la luz.
6. Conservación en aceite
Esta forma consiste en infusionar la raíz dorada fresca en el aceite de tu preferencia, como oliva o girasol. Solo requieres de una botella de vidrio, el jengibre, el ajo y plantas aromáticas, entre ellas el tomillo o el romero. Se trata de un método que te permite conservar el kion por unos seis meses.
Ingredientes y materiales
- Ajo (opcional).
- Tarro hermético.
- Aceite (de oliva o girasol).
- Jengibre en rodajas o trozos.
- Plantas aromáticas (tomillo o romero).
Procedimiento
- Lava y pela el jengibre. Corta esta raíz y el ajo en rodajas finas o trozos pequeños.
- Esteriliza el envase de vidrio con agua caliente para cerciorarte de que esté limpio.
- Agrega el jengibre picado, junto al ajo y las plantas aromáticas.
- Vierte el aceite que prefieras hasta que cubra todos los ingredientes, asegurándote de dejar un poco de espacio en la parte superior del envase.
- Espera unas semanas para que el aceite absorba los sabores. Guarda el tarro en un lugar alejado de la luz y la humedad.
7. Confitado
El jengibre confitado figura entre los métodos caseros para consumirlo, como snack y para incluirlo en postres. Si deseas almacenarlo de este modo, necesitas un frasco de vidrio con una tapa hermética, que debes ubicar en un espacio fresco, seco y lejos de fuentes de calor, como la estufa o el horno. En este sentido, la temperatura ambiente más idónea para su conservación es un poco menos de los 20 °C.
Si deseas que dure aún más, puedes guardarlo en el refrigerador. Eso sí, debes constatar que la tapa esté bien cerrada para que no absorba olores.
Ingredientes y materiales
- 1 olla
- 1 espumadera
- 500 mililitros de agua
- 400 gramos de azúcar
- 200 gramos de jengibre en rodajas
Procedimiento
- Pela y corta el jengibre en rodajas delgadas.
- Llévalo a una olla con agua hasta que hierva. Cocínalo a fuego lento durante 10 minutos o hasta que esté blando.
- En una olla, mezcla 400 gramos de azúcar y 500 mililitros de agua, con la idea de obtener un almíbar. Calienta a fuego medio hasta que se disuelva el azúcar.
- Incorpora el jengibre, previamente blanqueado, y espera que se cocine por 30 minutos o hasta que la raíz esté clara (traslúcida) y el almíbar espeso.
- Con ayuda de una espumadera, saca las rodajas de jengibre para que se enfríen y se sequen. Si gustas, puedes rebozarlas en azúcar.
- Guarda el jengibre rebozado en un tarro hermético a temperatura ambiente.
¿Qué debes tener en cuenta para comprar esta raíz fresca?
Para elegir jengibre fresco, asegúrate de que esté pesado y firme; a su vez, la piel debe ser fina, brillante y sin arrugas, así como de un color entre marrón claro y beige. También es importante que esté libre de manchas oscuras o moho. Por otro lado, su aroma es un indicador de su estado: si es fuerte y picante, está fresco.
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El jengibre: una raíz duradera con los procedimientos adecuados
Como has visto, entre los métodos compartidos que garantizan una mayor vida útil del jengibre, la congelación es el más sencillo y conserva el sabor original de esta raíz. Sin embargo, también puedes recurrir a la deshidratación, aunque se trata de un procedimiento más elaborado y que puede sacrificar algunos nutrientes.
Cada técnica tiene unas fortalezas y debilidades, sujetas al tipo de receta que deseas preparar y los materiales que tienes en tu cocina. Anímate a experimentar y sacarle el mayor provecho a las propiedades de esta raíz.
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- Olmos, J. Z. V., & Martínez, C. E. (2022). Una revisión literaria sobre usos y farmacología del jengibre (Zingiber officinale Roscoe). Jóvenes en la Ciencia, 16, 1-7. https://www.jovenesenlaciencia.ugto.mx/index.php/jovenesenlaciencia/article/view/3662