Cómo limpiar el ombligo: pasos, frecuencia y otros consejos
Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto
El ombligo es la cicatriz que deja el cordón umbilical en el abdomen. No se trata de la parte más atendida del cuerpo a la hora de bañarse, pero su limpieza no deja de ser importante.
Encargarse de manera inadecuada de esta zona podría derivar en infecciones y en mal olor constante. Sin embargo, para llevar a cabo la higiene allí, no basta con solo mojar la piel. De acuerdo a tu tipo de ombligo serán las recomendaciones.
A continuación, te contamos el paso a paso para limpiar el ombligo en profundidad y de manera segura. También te listamos los productos y sustancias que puedes usar y los que no se recomiendan.
Pasos para limpiar tu ombligo hundido
Si tienes un ombligo hacia dentro, como un hueco, es más probable que acumules microorganismos y suciedad allí. La misma forma favorece el depósito de polvillo, fibras de las ropas, restos de piel descamada, sudor y humedad que pueden desencadenar malos olores.
El momento de la ducha sería el idóneo para practicar la limpieza. Puedes aprovechar que ya tus manos estarán limpias y que tendrás a disposición agua y jabón. Para hacerlo, te recomendamos seguir este paso a paso:
- Usa tus dedos o una toallita húmeda impregnada con jabón neutro para frotar el área del ombligo. Trata de llegar al interior.
- Si tienes a disposición, válete de un hisopo de algodón para mejorar el detalle de la limpieza. Humedece la cabeza del hisopo en el agua y pásalo con cuidado para no irritar la piel.
- Enjuaga el área con agua limpia para eliminar cualquier residuo de jabón. Asegúrate que tampoco queden restos de fibras de algodón si usaste un hisopo.
- Al salir de la ducha, usa una toalla limpia para secar suavemente el área. Trata que no quede humedad, sobre todo, si tu ombligo es muy profundo, ya que ello puede favorecer el crecimiento de bacterias y hongos.
- Si es posible y no tienes apuro, termina de secar la zona al aire.
Cómo limpiar un ombligo salido
En el caso de que tu tipo de ombligo sea hacia fuera, tendrás la tarea facilitada. Esta forma reduce la acumulación de suciedad y es más práctico el lavado.
De nuevo, el mejor momento es la ducha. Solo que aquí no necesitarás de un hisopo, aunque sí podría ayudarte una toallita húmeda. Bastará lo siguiente:
- Pasa la esponja, el jabón neutro o la toallita húmeda con jabón por la piel del ombligo, como lo harías con el resto del abdomen.
- Enjuaga bien para no dejar restos.
- Da ligeros toques con una toalla seca y, de ser posible, deja secar al aire.
Recomendaciones para limpiar un ombligo con piercing
Lavar un ombligo que tiene un piercing es esencial para prevenir infecciones. Así como el área tiende a acumular suciedad, sudor y bacterias por su propia naturaleza, con mayor razón sucederá la acumulación si hay una herida por la perforación. Además, esa misma herida es una vía de comunicación con el interior del abdomen.
Considera que la cicatrización de una joya en el ombligo puede demandar hasta un año y medio. Durante todo ese tiempo hay posibilidad de una infección.
Es así que la limpieza de estos casos es diferente a la común. Se recomienda contar con solución salina o suero fisiológico para hacer la curación del piercing y, en cuanto al uso de la ducha, no hay una opinión unánime. Nosotros te daremos el paso a paso para realizar el procedimiento fuera del momento del baño:
- Lava bien tus manos con agua y jabón antiséptico o neutro.
- Prepara una solución con un vaso de agua tibia y una cucharada sal o usa suero fisiológico comercial.
- Primero moja el área del piercing con abundante agua tibia sin sal para aflojar la suciedad.
- Ahora utiliza un hisopo de algodón o una gasa estéril humedecida con la solución salina para pasar alrededor de la joya y dentro del ombligo.
- Enjuaga con agua limpia para eliminar residuos.
- Seca con una gasa estéril, una toalla limpia o al aire. Evita frotar.
¿Cada cuánto debo limpiarlo?
Con una vez a la semana será suficiente para que hagas una higiene profunda a tu ombligo, en la que puedes usar hisopo de algodón o una toallita húmeda para ayudarte.
De todas maneras, si haces ejercicio con regularidad o vives en una zona con clima caluroso, será preciso aumentar la frecuencia. En verano y si la sudoración aumenta, la limpieza diaria puede evitarte la incomodidad del mal olor.
Muy distinta es la situación con el piercing en el ombligo. La zona de la joya debe limpiarse con el paso a paso que te contamos antes, dos veces por día durante las primeras semanas tras la perforación. Luego podrá bajarse la frecuencia a una diaria, pero manteniéndola hasta que termine la cicatrización, lo que podría demandar un año o más.
¿Qué productos usar para su limpieza?
El árbol de té, el alcohol de romero y el aceite de coco son soluciones de origen natural para limpiar el ombligo. Sin embargo, no resultan indispensables. Como bien te aclaramos, basta con agua y jabón para la higiene común y con solución salina para los piercings.
De todas maneras, es posible recurrir a otros dos productos que podrían colaborar con la limpieza:
- Alcohol isopropílico: el alcohol al 70 % es antiséptico. Se sabe que tiene propiedades desinfectantes y por ello se recomienda para eliminar bacterias. Lo puedes aplicar en pequeñas cantidades, algunas veces, sin que se convierta en una práctica regular. El problema es que reseca la piel y aumenta la irritación. De hecho, se dejó de recomendar para la limpieza del cordón umbilical de los recién nacidos por esta razón. Tampoco sería de utilidad si hay un piercing.
- Clorhexidina: su concentración habitual de uso es al 4 %. Se trata de un antiséptico efectivo que no suele causar irritación. Tiene indicación cuando existe un riesgo concreto de infección; por ejemplo, si hay una perforación con una joya o se sufre onfalitis a repetición. En general, se recomienda para la higiene del ombligo en personas que reciben una indicación médica de usarla.
A su vez, hay una serie de productos que sería mejor evitar, como los siguientes:
- Peróxido de hidrógeno o agua oxigenada, ya que irrita la piel.
- Desinfectantes con cáusticos, como el vinagre de manzana o el glutaraldehído.
- Aceites y lociones grasas, pues las sustancias oleosas atrapan la humedad debajo de ellas y, en el caso del ombligo, favorecerían el crecimiento bacteriano.
¿Qué puede pasar si no limpias bien tu ombligo?
No tener una higiene regular en el ombligo podría derivar en los siguientes problemas:
- Irritación de la piel. El síntoma de picazón, luego, podría ocasionar lastimaduras y heridas.
- Mal olor. Por la acumulación de sudor y bacterias. No es una situación grave para la salud, pero sí para la intimidad y los aspectos estéticos.
- Onfalolitos. Son acumulaciones de materiales en el ombligo que se endurecen y forman una especie de cálculos o diminutas piedras. No son peligrosos, pero sí molestos y, al irritar la piel, causan dolor.
- Onfalitis. Así se llama la infección o inflamación del ombligo. Aunque es más frecuente entre los recién nacidos, los adultos también pueden padecerla. Se asocia a los piercings y a la mala higiene y cursa con enrojecimiento, hinchazón y secreción de pus.
El ombligo también merece atención
Aunque descuidado y relegado, el ombligo necesita limpieza. Además, hay que prestar atención a los síntomas que podrían indicar un problema en esa zona, como el dolor. En especial, si atraviesas situaciones especiales, como la colocación de un piercing o un embarazo.
Con nuestras recomendaciones, seguramente no tendrás dificultades para mantener la higiene allí. Recuerda no usar las uñas para arrancar suciedad, ya que puedes lastimarte, y trata de reducir al máximo la humedad tras el baño, de modo que no crezcan bacterias ni hongos en demasía.
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