Condicionamiento excitatorio e inhibitorio: lo que debes saber
Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales
El condicionamiento excitatorio e inhibitorio hace referencia a los dos subparadigmas más relevantes de la teoría del condicionamiento clásico. Mientras que el excitatorio provoca respuestas, el inhibitorio tiene un efecto contrario. De cualquier modo, ambos desempeñan un rol importante a la hora de regular las conductas.
Ahora bien, ¿en qué consiste cada uno? ¿Cómo se expresan? Resolver estos interrogantes permite entender qué es lo que hace que una conducta se repita o se elimine. A continuación, detallamos los aspectos más importantes que debes saber.
¿Qué es el condicionamiento clásico?
Para comprender de qué se trata el condicionamiento es necesario remontarnos a sus orígenes. En este sentido, la figura de Ivan Pavlov cobra relevancia. El fisiólogo de origen ruso se encontraba investigando sobre el sistema digestivo de los perros.
En su laboratorio, descubrió que estos animales salivaban no solo ante la presencia de la carne (estímulo), sino también ante otro estímulo que anunciaba que la carne estaba próxima a entregarse. Por ejemplo, cuando él ingresaba al salón, los perros empezaban a salivar.
De modo que Pavlov decidió comprobar esta hipótesis y logró convertir un estímulo neutro —como el sonido de una campana— en un estímulo capaz de provocar la respuesta de salivación. Así, logró descubrir una forma de obtener o suprimir una conducta deseada, sentando las bases y principios del aprendizaje asociativo.
Claves del condicionamiento clásico
Con lo anterior, el fisiólogo descubrió algunas claves que explican el condicionamiento clásico o de tipo I:
- Existe un estímulo incondicionado (EI), que es aquel que posee fuerza o intensidad para provocar por sí mismo una respuesta. En este caso, se trata de la comida.
- También está la respuesta incondicionada (RI), que se refiere a la reacción que se espera o que le sigue a la presentación del estímulo incondicionado. La salivación es el resultado esperado a partir de exponer al perro a la carne.
- Por su parte, el estímulo neutro (EN) es aquel que no tiene ningún efecto sobre la conducta. Es decir, por sí mismos «no dice o no dispara» nada.
- Luego está el estímulo condicionado (EC) que es aquel que surge a partir de asociar un estímulo incondicionado y uno neutro (EI + EN).
- La asociación es tal que se consigue que el estímulo neutro adquiera las propiedades y provoque las mismas respuestas del estímulo incondicionado. Por ello, a partir del estímulo condicionado surge entonces la respuesta condicionada (RC).
¿Qué es el condicionamiento excitatorio e inhibitorio?
Ahora bien, estos conceptos nos ayudan a entender cómo es posible cambiar y moldear la conducta, a partir del condicionamiento excitatorio e inhibitorio.
Condicionamiento excitatorio
El condicionamiento excitatorio es aquel en el que el estímulo condicionado se relaciona de forma positiva con el estímulo incondicionado. En otras palabras, hace referencia al que permite que continúe la conducta.
La respuesta se produce «tan natural», como si se tratara de un estímulo incondicionado (mostrar la carne) provocando la respuesta incondicionada (lograr la salivación del animal). Por ejemplo, si noto que al cruzar por la esquina logro hacerlo sin peligro, entonces seguiré haciéndolo de dicha manera.
Condicionamiento inhibitorio
El condicionamiento inhibitorio predice que determinada conducta se va a suprimir. Por consiguiente, tras la presentación del estímulo condicionado, le sigue la no ocurrencia o ausencia del estímulo incondicionado.
Se trata de un estímulo condicionado inhibitorio porque se relaciona negativamente.
El condicionamiento operante: un paso más
Así como el condicionamiento clásico se refiere al aprendizaje a partir de la asociación de estímulos, posteriormente surgió el «condicionamiento operante», cuya figura más representativa es la de Skinner.
A partir de sus experimentos, Skinner planteó que la conducta humana se desarrolla o se extingue a partir del uso de recompensas (reforzador positivo) o de castigos (reforzador negativo). En particular, se refiere al aprendizaje a partir de una conducta y sus consecuencias.
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¿De qué depende el aprendizaje?
Pensamos en el aprendizaje como un cambio en la conducta relativamente permanente. No obstante, existen diferentes formas de aprender y se requieren ciertas condiciones para que se dé.
Y es que no lo hacemos del mismo modo cuando estamos agotados física y mentalmente, que cuando nos encontramos descansados y con ganas. Es decir, el contexto de aprendizaje es fundamental.
Por otro lado, también es cierto que no todos los estímulos funcionan igual; algunos tienen mayor «fuerza» o «potencia» que otros. Por ejemplo, se considera como un caso «especial» el aprendizaje de aversión al sabor.
Si luego de comer un determinado alimento nos sentimos descompuestos y con náuseas, esa asociación se consolida con una sola «exposición». Así las cosas, la próxima vez que veamos ese alimento, no vamos a querer comerlo porque nos acordamos de nuestro malestar.
De igual manera, no todas las personas aprendemos del mismo modo. En ello influyen tanto las condiciones físicas y genéticas (nature) como el contexto social y cultural (nurture).
El cerebro y la plasticidad
Más allá del método, lo que nos demuestran estos principios del aprendizaje es la flexibilidad que tiene nuestro cerebro a la hora de crear o modificar una conducta. Recordemos que, previamente, la campana no era capaz de producir la salivación, pero luego sí, a partir de la experiencia.
Así, vamos creando sentido. Es como aprendemos y conocemos. Por eso, no hay nada establecido y cerrado, sino que los seres humanos podemos crear y recrear nuestras experiencias y adaptarnos al entorno.
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