Qué es la obsesión por la limpieza y cuándo deja de ser un hábito saludable


Revisado y aprobado por la psicóloga Macarena Liliana Nuñez
Limpiar el hogar suele ser una terapia para muchas personas y les ayuda a reducir el estrés o a despejar su mente. Pero, cuando la limpieza se convierte en una obsesión, ya deja de ser placentera y pasa a transformarse en un problema.
Esto no tiene que ver con ser una persona ordenada o pulcra. En realidad, la obsesión por la limpieza es la necesidad de mantener todo impecable por miedo a los gérmenes o contaminantes. Por lo que forma parte de los trastornos obsesivo-compulsivos (TOC), y se presenta con pensamientos que se repiten una y otra vez, junto con rutinas de higiene muy estrictas para intentar calmar la ansiedad que provocan.
Dentro de las señales se encuentra el sentimiento de que se debe limpiar aunque no haya suciedad visible o cuando esta actividad empieza a ocupar demasiado espacio en la rutina. La buena noticia es que hay formas de que la limpieza deje de ser una carga o una fuente de angustia.
Cuándo la limpieza se vuelve una obsesión
La limpieza excesiva, como tener el hogar impecable o lavarse las manos con frecuencia, puede pasar desapercibida al principio, porque suele estar bien vista. Pero, cuando esas conductas se vuelven repetitivas y generan malestar, puede tratarse más de una conducta compulsiva que de un hábito saludable.
A continuación, te compartimos algunas señales que pueden ayudar a identificar si la relación con la limpieza está desbalanceada:
1. Aparecen pensamientos intrusivos
Es posible que exista una obsesión por la limpieza si la preocupación vuelve incontrolable y recurrente. Los pensamientos sobre que todo esté limpio y sin gérmenes dominan e interrumpen otras ideas. Por ejemplo, se puede pensar que un objeto está contaminado aunque se vea limpio.
Esos pensamientos intrusivos generan ansiedad y llevan a la persona a tener comportamientos compulsivos o repetitivos, como limpiar muchas veces lo mismo o sentir una necesidad urgente de lavarse las manos luego de tocar superficies. En ocasiones, puede desechar objetos por creer que están contaminados, cambiarse de ropa con frecuencia o tener espacios limpios dentro del hogar que estén fuera del alcance de los demás.
Aunque la mayoría de las personas se dan cuenta de que esas ideas no tienen un sentido lógico, no pueden dejar de llevarlas a cabo para prevenir o mejorar su ansiedad.
2. Existe un ritual estricto al limpiar
En ocasiones no se trata solo de limpiar, sino de cómo se hace. Las personas que tienen un TOC por la limpieza suelen utilizar reglas a la hora de asear. Por ejemplo, pueden higienizar la casa en un determinado orden, hacerlo cada cierto tiempo o usar determinados productos.
Así mismo, pueden seguir distintos rituales para bañarse, como lavar diferentes partes de su cuerpo de una forma particular. Esto se replica en diversos aspectos que involucran el aseo, ya sea lavarse los dientes, lavar la ropa o los artículos del hogar.
3. La higiene se vuelve excesiva
Lavarse las manos, ducharse o limpiar los objetos que usamos es parte de una rutina saludable. El problema aparece cuando limpiar demasiado el hogar o el cuerpo termina generando molestias físicas, como piel irritada, manos resecas, fatiga o lesiones por el uso excesivo de productos de limpieza.
También, la persona obsesiva puede bañarse o asear la casa de forma excesiva, durante horas. Incluso es posible que le consulten a alguien más que cuente la cantidad de veces que se han lavado las manos o que han limpiado un espacio, y les asegure que ahora está limpio.
4. Se evitan situaciones y se modifica la rutina por temor a la suciedad
Un comportamiento relacionado con este tipo de conducta compulsiva es evitar lugares o situaciones que puedan desencadenar pensamientos compulsivos y ansiedad. Por ejemplo, evitar usar baños públicos.
Por el mismo motivo, podría evitar tomar transportes públicos o estrechar las manos de otras personas. También es común que eviten tocar picaportes, perillas, papel de diario, pelo animal, polvo o sudor.
Así mismo, la persona con obsesión por la higiene podría dejar de asistir a reuniones, ir a fiestas, faltar al trabajo o suspender compromisos por temor a la contaminación o para quedarse en su casa limpiando. En casos más extremos, puede preferir confinarse en el hogar.
Este tipo de evitación, aunque parece protegerla, en realidad puede aislarla y limitar su vida social, laboral o familiar.
5. Aparecen síntomas físicos
En ciertas ocasiones, el malestar puede ser tan intenso que desencadena ataques de pánico repentinos, con dificultad para respirar, mareos, temblores y taquicardia.
Estos síntomas pueden aparecer antes de limpiar (por la anticipación), durante la tarea (por sentir que no alcanza) o después (por miedo a que algo haya quedado mal). Aunque al momento de la limpieza puede sentir un alivio, muchas veces es temporal y da paso a nuevas preocupaciones.
6. Los hábitos influyen en el entorno
En algunos casos, la obsesión por la limpieza puede afectar a otras personas del hogar. Por ejemplo, es posible que la persona con la conducta compulsiva insista para que otras personas adopten sus hábitos de limpieza excesivos, que haya discusiones acerca del orden o dificultades para que respeten sus rituales.
En consecuencia, ellos pueden empezar a sentirse muy controlados, al tener que dejar sus cosas en determinado lugar o realizar tareas que no harían normalmente.
Cuáles son sus causas
En general, la obsesión por la limpieza se desarrolla de forma gradual a partir de la adolescencia o a principio de la adultez. Es posible que esté ocasionada por el miedo a la contaminación o las enfermedades, en algunos casos y sobre todo en la infancia, debido a haber tenido una infección.
También puede estar relacionada con ciertos hábitos o modelos aprendidos, como la necesidad de ser pulcro y ordenado. Otras veces, puede que exista algún factor hormonal o genético que la origine, ya que también puede ser hereditaria. De cualquier manera, eso no significa que no se pueda trabajar y modificar con el acompañamiento adecuado.
Qué se puede hacer para recuperar el equilibrio
Cuando las obsesiones o compulsiones ocupan una hora de cada día o interfieren con la rutina, el desempeño laboral o las relaciones, es importante prestarles atención y buscar ayuda de un profesional de la salud mental.
Liberarse de una obsesión no siempre es sencillo, pero los siguientes consejos pueden ayudar en el proceso:
- Involucrar a las demás personas del hogar para que aseen, evitando imponer ciertos estándares o reglas.
- Establecer rutinas de limpieza, decidiendo qué días limpiar cada zona de la casa y cuánto tiempo dedicarle, para evitar excesos.
- Buscar el apoyo de familiares y amigos, para sentirse acompañado y aliviar la carga emocional que genera la necesidad constante de limpieza.
- Consultar con un médico o un psicólogo que pueda ayudar a entender qué hay detrás de esa conducta y a desarrollar herramientas para gestionarla.
- Intentar técnicas de relajación cuando aparezca la urgencia de limpiar. Por ejemplo, practicando respiraciones controladas, yoga o meditación para calmar la mente y reducir la ansiedad.
- Mantener hábitos saludables, como tener un horario de sueño regular, hacer ejercicio y llevar una dieta sana y equilibrada, ya que pueden servir como estrategias para manejar el estrés y la ansiedad.
- Aceptar que no todo se puede limpiar y que el hogar no necesita estar impecable todo el tiempo para sentirse bien. Aprender a tolerar un poco de desorden es también una forma de autocuidado.
Limpiar, pero sin perder la calma
Vivir en un entorno limpio puede ser una fuente de bienestar, siempre y cuando no se convierta en una carga. Si limpiar ayuda a sentirse bien, genial. Pero cuando no se puede dejar de hacer o afecta la rutina y las relaciones personales, entonces es momento de hacer una pausa y evaluar la situación.
No se trata de dejar de limpiar, sino que la clave está en encontrar un punto medio: cuidar el hogar sin descuidarse a uno mismo. Permitirse un poco de desorden, aceptar que no todo puede estar bajo control y pedir ayuda cuando es necesario también forma parte de vivir en equilibrio.
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