9 consejos y técnicas para estudiar si tienes TDAH
Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales
Existen diferentes metáforas para explicar qué es el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) y el modo en que impacta en el día a día de una persona. Una de las más frecuentes tiene que ver con aquella imagen en la que un ratoncito está girando en una rueda sin cesar. Em ese contexto, por supuesto, se vuelve dificultoso estudiar con TDAH.
El cerebro de una persona con este trastorno funciona sin parar. Situaciones que, en apariencia, son de sencilla resolución, pueden resultar de enorme complejidad.
Por ejemplo, prestar atención a una conversación sin distraerse con otra cosa. En esta misma línea, estudiar es el doble de tedioso; por lo que significa la actividad en sí misma y por todo el rodeo previo hasta llegar a hacerlo.
A pesar de todo, existen estrategias y técnicas que resultan útiles para estudiar con TDAH. Veamos algunas.
¿Qué es el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH)?
El trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad dificulta el óptimo desempeño de las funciones ejecutivas. Es decir, aquellas que nos permiten mantenernos concentrados, cumplir con obligaciones, iniciar y finalizar tareas, planificar, organizarse, tomar decisiones y controlar impulsos.
Se trata de habilidades básicas para la vida en sociedad, en especial si buscamos incorporarnos en ámbitos académicos o laborales. Sin embargo, estudiar con TDAH no es una tarea imposible. Sí es cierto que requiere de algunas estrategias y refuerzos adicionales para compensar aquellos procesos o actividades que cuestan un poco más.
Los mejores consejos para estudiar con TDAH
A continuación, dejamos algunas recomendaciones a tener en cuenta para estudiar si tienes TDAH. Es importante que, en el caso de los niños, los adultos acompañantes también consideren estas técnicas para hacer más fácil el proceso.
1. Divide tus tareas en otras más pequeñas
Dividiendo, será más sencillo focalizarte y mantener la atención. Existen diferentes técnicas en este sentido, como la Pomodoro, que implica concentrarse durante un bloque de tiempo (generalmente 25 minutos) y descansar otro tanto (5 minutos).
Esta alternancia le permite a tu cerebro concentrarse y descansar, sin exigencias exageradas. Además del beneficio de sentir que puedes marcar una tarea como finalizada, se refuerza tu motivación y ayuda a reducir la ansiedad que implica sentarse a estudiar.
2. Cuanto antes, mejor
No esperes a último momento de la jornada para cumplir con una actividad, ni a los últimos días para sentarte a estudiar. Es mejor abordar tus ocupaciones de manera paulatina.
3. Descansa
Encontrarse hiperactivado y con el cerebro excitado todo el tiempo no es bueno para quienes tienen este tipo de trastorno. Es muy importante buscar el equilibrio, hallar momentos de descanso y de distracción. Así podremos tener la energía necesaria para sentarnos a cumplir con las obligaciones.
4. Pide ayuda
Por ejemplo, si vas a la universidad y son muchas asignaturas por semestre, quizás te convenga pedir una opinión a alguien que ya tenga experiencia. Su información quizás te sirva para saber qué materias son más importantes y exigentes. Así, te orientas acerca de las prioridades.
Es importante saber que no siempre podremos con todo. Más vale un pájaro en mano que cien volando.
Si inicias tus estudios, dar pequeños primeros pasos puede ayudarte a organizarte y también a ganar seguridad al comprender cómo manejarte. Expectativas muy altas o irreales suelen traer frustración y desmotivación.
5. Date tiempo
No te presiones. No es necesario. Lo importante es que puedas disfrutar del proceso y de tu elección.
No sumes un problema más a tu vida, sino por el contrario, añade una circunstancia de aprendizaje para mejorar. Por último, también es importante que puedas conocerte e identificar en qué momentos funcionas mejor.
Si sabes que te cuesta madrugar, entonces no te pongas metas poco realistas, como levantarte temprano para hacer un último repaso.
6. Identifica un lugar en donde puedas estudiar
Las condiciones del entorno también resultan claves al momento de mantener la atención y la concentración. Por eso es esencial que puedas encontrar un lugar que te ofrezca menos estímulos, en donde puedas sentirte a gusto, que cuente con buenas condiciones de ventilación e iluminación.
La biblioteca puede resultar un sitio idóneo.
7. Aprende a identificar cuáles son las técnicas de estudio preferenciales
Las personas nos manejamos con diferentes tipos de inteligencias. Así, hay quienes aprenden mejor cuando escuchan a otros hablar, mientras que hay quienes son más visuales y precisan de algún tipo de soporte o recurso gráfico.
Es por esto que es importante que puedas explorar diferentes maneras de estudiar y retener la información, hasta que encuentres aquella que te facilita la tarea.
8. Sé constante con tu medicación
Si tomas alguna medicación, es importante que mantengas el tratamiento. Evita saltar dosis o reforzarlas buscando tranquilizarte o rendir mejor ante un examen.
9. Aprende técnicas de relajación
Es necesario aprender a parar, reconocer que necesitamos un descanso o una pausa mental. Para eso, las técnicas de relajación y respiración pueden resultar útiles, ya que son sencillas, de duración breve y guiadas.
El éxito sí es una opción
Muchas personas que tienen TDAH sienten que estudiar o cumplir con sus metas será una misión imposible. De hecho, en ocasiones, quienes forman parte de su entorno se alinean para compensar o realizar por ellos ciertas funciones que les eviten frustración.
Sin embargo, hay que saber que alguien que tiene TDAH es capaz de llevar adelante sus objetivos y proyectos. Quizás ese camino sea más largo o más lento, requiera de apoyos adicionales y de mayor dedicación, pero es posible.
En este mismo sentido, trabajar la autoestima y la seguridad en las personas que tienen TDAH, así como depositar confianza en ellos, es esencial para que continúen creyendo que sí son capaces.
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