Criocirugía cervical: qué es y cuándo se usa
Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina
La criocirugía cervical, crioterapia o crioablación es un procedimiento que se realiza a los fines de tratar problemas en el cuello uterino, relacionados con la aparición de células anormales o precancerosas. Esto se hace mediante la congelación del tejido enfermo, para que el mismo cuerpo lo elimine y se propicie la formación de uno nuevo y sano.
Es sobre todo efectivo cuando están afectadas las capas superficiales del revestimiento uterino. El procedimiento es ambulatorio, poco invasivo y no requiere de un tiempo de recuperación.
Sin embargo, se pueden presentar algunas complicaciones y efectos secundarios. Te contamos todo lo que tienes saber.
¿Qué es la criocirugía cervical y para qué se hace?
La criocirugía cervical también es llamada crioterapia o crioablación del cuello uterino. Su denominación tiene que ver con el hecho de que se usa el frío y se realiza en el cérvix, que es la porción inferior del útero, la cual comunica este órgano con la vagina.
En líneas generales, es un procedimiento que se realiza para eliminar células anormales que puedan haberse formado, evitando que las mismas evolucionen y se vuelvan cancerosas.
De manera particular, en la criocirugía cervical, para destruir dicho tejido se utiliza un gas congelado, que suele ser nitrógeno líquido. Este se encuentra a una temperatura muy baja (por debajo de -50° C).
Este tratamiento es usado para el abordaje de diversas afecciones ginecológicas:
- Displasia cervical.
- Verrugas cervicales.
- Infecciones de transmisión sexual (ITS).
- Cervicitis (inflamación del cuello del útero).
- Lesiones provocadas por el virus de papiloma humano (VPH).
Si bien algunas de estas afecciones no son tan peligrosas, pueden ocasionar molestias y la aparición de síntomas, como el sangrado. Además, las células displásicas pueden volverse cancerosas.
Es oportuno señalar que este es el procedimiento seleccionado cuando el problema que se trata solo afecta las capas superficiales del revestimiento cervical. Una vez destruidas las células anormales, el cuerpo debería reemplazarlas por unas nuevas y sanas.
¿Para quiénes se recomienda?
La criocirugía cervical es una opción de tratamiento si hay displasia, verrugas genitales (condilomas) o cervicitis crónica, entre otros problemas. Se aplica solo cuando se ha hecho una prueba de Papanicolaou y colposcopia, y se detectan células anormales.
Si hay una infección pélvica, el procedimiento debe posponerse hasta que esta se haya resuelto.
Tampoco se recomienda cuando se sospechan cambios en el tejido más profundo. De igual modo, no se considera apropiado aplicarlo en casos de displasia avanzada o cáncer de cuello uterino instaurado.
Aunque en algunas investigaciones se señala que se ha usado con éxito en el embarazo, existen posibilidades de complicaciones durante el tercer trimestre. La crioterapia cervical puede ocasionar contracciones, aumentando el riesgo de parto prematuro.
Preparación antes de la criocirugía cervical
Es necesario que la displasia sea identificada y localizada, incluso haciendo una biopsia del tejido, además de la citología. En ocasiones, se usan soluciones colorantes para facilitar la detección de anomalías en el cuello uterino.
Ahora bien, la criocirugía cervical es un procedimiento indoloro, que no requiere anestesia ni de una preparación especial. No obstante, deben tomarse en cuenta algunas recomendaciones:
- Cuando hay infección, esta debe ser tratada antes.
- Evitar las relaciones sexuales uno o varios días antes.
- No colocar tampones, pomadas lubricantes o duchas vaginales.
- Si la persona toma anticoagulantes, es posible que deba suspenderlos.
- No es necesario estar en ayunas, aunque es preferible hacer una comida liviana dos horas antes.
- Puede ser que algunas personas se sientan mareadas después, por lo que se deben tomar medidas para no tener que manejar.
- Es recomendable llevar toallas sanitarias y orinar antes del procedimiento.
- La persona debe usar ropa cómoda y fácil de quitar y poner.
Será el médico quien determine si se requiere alguna preparación especial. Por ejemplo, en caso de usar cremas de estrógeno, haber tenido sangrado, secreción vaginal, períodos irregulares o malestar pélvico.
¿Cómo es el procedimiento?
La criocirugía cervical se programa de modo que no coincida con la fecha del período menstrual. Suele hacerse de manera ambulatoria, en el mismo consultorio. También se puede ingresar en una sala de operaciones, aunque no requiere incisión.
El proceso tiene lugar de acuerdo con los siguientes pasos:
- Se controla temperatura, presión arterial, pulso y frecuencia respiratoria de la paciente.
- La persona se desviste de la cintura hacia abajo y se coloca una bata quirúrgica.
- Se acuesta en la camilla ginecológica, con las rodillas dobladas.
- De requerirse, en algunos casos se administra anestesia local.
- El médico introduce el espéculo para mantener la vagina abierta y exponer el cuello uterino.
- Se introduce la criosonda o pistola de crioterapia, evitando que la misma entre en contacto con las paredes vaginales.
- La crioterapia es aplicada sobre la lesión durante un lapso de 3 minutos.
- Se retira la sonda y, tras una pausa de unos 5 minutos, se repite la aplicación.
Después del procedimiento, la persona deberá permanecer sentada o acostada unos momentos, para descansar. Una vez que se sienta bien y el médico lo autorice, podrá retirarse.
Cuidados después de la criocirugía cervical
A pesar de que se trata de un procedimiento ambulatorio, que no requiere recuperación, se deben tener algunos cuidados después de la criocirugía cervical:
- Usar toalla sanitaria si hay sangrado.
- Al orinar, debe limpiarse suavemente.
- No tener relaciones sexuales ni introducir nada en la vagina (tampones o duchas) durante al menos 2 semanas.
- Tampoco es conveniente sumergirse en piscinas o en el mar, o incluso en tinas, por al menos 2 semanas.
- Sí es recomendable bañarse a diario, bajo la ducha.
La persona puede realizar sus actividades con normalidad: ir al trabajo, hacer tareas domésticas y realizar ejercicios de bajo impacto.
Riesgos y efectos secundarios
A pesar de lo antes dicho, es posible que se observen algunos efectos secundarios tras la realización de la criocirugía cervical:
- Sensación de escalofríos.
- Aturdimiento o desmayos.
- Cólicos de leves a moderados.
- Calambres durante el procedimiento y días después.
- Flujo vaginal con sangre, incluso hasta el primer mes posterior.
Por otra parte, debido a que no hay incisión, son menores los riesgos de infección. Pero es posible que se presenten problemas ulteriores, como formación de tejido cicatricial o ulceraciones.
Posibles complicaciones
De acuerdo con las investigaciones, este tratamiento es altamente efectivo. Las pacientes evolucionan de manera satisfactoria a corto y largo plazo, sin tener morbilidad significativa.
En tal sentido, son pocas las posibles complicaciones de la criocirugía cervical. Entre esas se mencionan las infecciones pélvicas, la quemadura de la pared vaginal, el sangrado excesivo, los cólicos menstruales fuertes y los dolores al tener relaciones sexuales.
En casos raros hay estenosis del canal endocervical. Esta condición puede hacer que resulte difícil quedar embarazada.
En cuanto a las complicaciones con respecto al embarazo, no siempre se recomienda su aplicación. Se debe informar si la persona está en proceso de gestación, aunque se desaconseja el procedimiento en esa etapa.
La paciente se debe comunicar de inmediato con el médico o acudir a emergencias si experimenta alguno de los siguientes síntomas luego del procedimiento:
- Sangrado vaginal.
- Fiebre alta con escalofríos.
- Flujo abundante, amarillento y con mal olor.
- Cólicos o dolor abdominal agudo.
- Dolor pélvico prolongado.
Control y cuidado a largo plazo
Pese a que el procedimiento es altamente efectivo, la persona debe mantener una vigilancia adecuada, acudiendo a control con el médico con regularidad. Las células precancerosas se pueden desarrollar en otras partes del cuello uterino.
Se recomienda una visita de control al mes y medio de la criocirugía cervical. Asimismo, al menos durante el primer año posterior al procedimiento, debe hacerse la prueba de Papanicolaou con más frecuencia de lo normal (cada 3 o 6 meses).
Si se observa alguna anomalía en la evaluación, se pueden requerir biopsias, pruebas de VPH y otros estudios por imágenes. Es posible que un tratamiento adicional demande intervención quirúrgica si las células anormales aún están presentes.
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