Cuidados tras el trasplante de córnea
Revisado y aprobado por el biotecnólogo Alejandro Duarte
El trasplante de córnea, también conocido como queratoplastia, se trata de una intervención quirúrgica con la que se consigue sustituir el tejido corneal que se encuentra dañado, o padece alguna enfermedad, por otro tejido corneal procedente de un donante.
El objetivo principal de un trasplante de córnea es mejorar la agudeza visual del paciente. Además, gracias a este procedimiento, se consigue restaurar la morfología de la córnea y eliminar tejido inflamado que no responde a ningún tratamiento médico.
El trasplante de córnea es el único tratamiento para las personas que tienen una córnea afectada de forma grave. Sólo merece la pena someterse a esta operación cuando el interior del ojo, es decir, la retina y el nervio óptico, todavía funcionan de manera adecuada. Entre los factores que han podido dañar la córnea encontramos:
- Glaucoma.
- Enfermedades del nervio óptico.
- Desprendimiento de retina.
- Inflamación del interior del globo ocular.
- Infección grave en el interior del globo ocular.
Antes de entrar en detalle de cómo se lleva a cabo esta operación y los cuidados que precisa, debemos entender y conocer con más detalle la estructura ocular afectada: la córnea.
¿Qué es la córnea?
El ojo está compuesto por una serie de complejas estructuras. Entre ellas se encuentra la córnea. Esta estructura ocular es la que permite el paso de luz del exterior al interior del ojo. Gracias a su función, el iris y el cristalino (otras dos estructuras oculares) quedan protegidos.
La córnea tiene propiedades ópticas de refracción, con una estructura transparente y una curvatura característica que le permite realizar sus funciones:
- Proteger el ojo. Comparte esta función con el párpado, la órbita ocular, las lágrimas y la esclerótica.
- Controlar el enfoque y la entrada de luz al ojo.
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Tipos de trasplante de córnea
Existen dos tipos principales de trasplante de córnea:
- Trasplante corneal de espesor total o penetrantes.
- Trasplante corneal de espesor parcial o lamelares.
Los segundos están siendo más populares últimamente y se están prefiriendo con respecto a los penetrantes. Veamos cada uno con más detalle.
1. Trasplante de córnea penetrante
El trasplante de córnea permanente es la única alternativa en los casos en los que el paciente tenga todas las capas de la córnea afectadas. Presenta una gran desventaja, y es que el endotelio trasplantado es el principal estímulo para el rechazo.
Cuidados tras el trasplante de córnea penetrante
Este tipo de intervenciones tienen un periodo de recuperación bastante lento. De hecho, puede llegar a durar hasta 12 meses. No obstante, la mayoría de las personas empiezan a notar mejoría en los primeros días tras la cirugía.
Con el paso del primer año, el médico irá quitando las suturas que ha puesto. El resultado definitivo de la visión no se conocerá hasta que las suturas se hayan retirado en su totalidad. El paciente deberá hacer un mínimo de 10 visitas tras la cirugía.
Por otro lado, aproximadamente un 15 % de los pacientes necesitan el uso de lentillas. Por su parte, un 10 % de los mismos necesitarán una corrección del astigmatismo residual.
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2. Trasplante de córnea lamelar
Dentro de este procedimiento podemos encontrar dos tipos de cirugías:
- Anterior profunda: se utiliza para enfermedades corneales que cursan con endotelio normal. Algunos ejemplos son el queratocono y cicatrices corneales. Estas enfermedades presentan la córnea afectada pero el endotelio está sano.
- Trasplante endotelial: en este caso se sustituye la parte posterior de la córnea que está dañada por un tejido corneal sano de un donante. Para llevarlo a cabo, se emplea una incisión mucho más pequeña. No requiere sutura.
Otras recomendaciones
Estos son otros consejos que debes llevar a cabo para que el proceso de recuperación sea mas efectivo:
- No debes tocar ni frotarte el ojo.
- Mantente alejado del polvo y suciedad.
- No conduzcas, operes con máquinas, consumas alcohol ni tomes cualquier decisión importante al menos 24 horas después de la operación.
- Debes limitar las actividades que pueden provocar una caída o un aumento de la presión del ojo. Por ejemplo, evita las actividades de contacto físico.
Por supuesto, sigue ante todo las indicaciones que te dé tu médico y acude a los controles establecidos.
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