Datos que no conocías sobre el estrés
Revisado y aprobado por la psicóloga Sara Ramo González
El estrés es conocido por ser un mecanismo que utiliza nuestro organismo ante cualquier demanda o desafío. Un ejemplo de ello puede ser un bajo rendimiento en el trabajo o un cambio vital importante. En cualquier caso, hay datos sobre el estrés que posiblemente todavía no conozcas.
Se trata de uno de los males del siglo XXI, lo sufrimos casi todos en algún momento de nuestras vidas y puede hacernos sentir agotados, padecer insomnio o dolores de cabeza. Pero, ¿conoces todos los efectos del estrés?
Si nos ceñimos a la definición del estrés, podemos decir que es una reacción fisiológica del organismo donde entran en juego mecanismos de defensa para afrontar una situación amenazante o peligrosa.
Básicamente, es la respuesta de nuestro cuerpo cuando se da cuenta de que “algo no va bien”. Por lo tanto, en niveles normales el estrés puede resultar positivo. Es decir, cumple una función adaptativa relevante en nuestra supervivencia.
¿Qué sucede cuando sufrimos estrés?
Cuando sufrimos estrés, el cuerpo puede experimentar una serie de cambios específicos. Entre ellos, podemos encontrar:
Aumenta la presencia de antojos
Si últimamente sientes que te llaman especialmente la atención los alimentos calóricos, quizá se deba a una etapa de mayor estrés.
Ante el estrés, el cuerpo moviliza energía y produce cortisol. Además, podemos sentirnos atraídos hacia aquellos alimentos calóricos que puedan ofrecernos un aporte extra de nutrientes, lípidos y carbohidratos. Así es como el cuerpo se prepara para afrontar con éxito las amenazas.
Según la investigación llevada a cabo al respecto, parece que esto podría tener algo que ver con la grelina, una hormona que desempeña un papel en el aumento de los antojos. Según los investigadores, se necesitan estudios que examinen la utilidad de los métodos de reducción del estrés para normalizar las respuestas interrumpidas de cortisol y prevenir el aumento de peso futuro.
Aumenta la sensibilidad al dolor
El estrés tiene una consecuencia poco conocida o no tan relacionada con él. Se trata de la baja tolerancia a los estímulos. Algunas personas pueden incluso referir sensación de dolor al tacto, o ante determinados sonidos.
Esto puede deberse al estado de hipervigilancia que producen los estados de estrés. Es decir, el cuerpo permanece alerta por un tiempo continuado, lo que lo hace más susceptible a captar los estímulos. Por ello seremos más sensibles a lo que nos rodea.
Aumenta el riesgo para la salud mental
El desgaste producido por el estrés nos hace más vulnerables a padecer problemas psicológicos. Entre ellos encontramos la ansiedad, los ataques de pánico, la depresión o el estrés postraumático.
Nos hace olvidar cosas
Las redes de memoria de tu cerebro almacenan y organizan la información. Sobre todo durante el sueño se produce un cribaje esencial para el aprendizaje y la consolidación de los recuerdos. Si estar estresado se acompaña de insomnio, este aprendizaje puede verse comprometido.
De hecho, según la American Psychological Association, el estrés diario aumenta la asociación que se produce entre el deterioro cognitivo y los problemas de memoria cotidianos.
Nos desregula emocionalmente
La regulación emocional se ve comprometida cuando nos enfrentamos a periodos de estrés continuado. Esto se debe al agotamiento emocional y el desgaste que se va acumulando. Es posible que si atraviesas una temporada de estrés notes que controlas peor tus emociones.
Algunas personas pueden sentirse especialmente propensas al llanto, o a la ira. Si esto te sucede, es señal de que tu sistema nervioso y tu cerebro necesitan un descanso.
Incrementa las infecciones y el picor
Las células se ven afectadas por el estrés debido a que el sistema inmunitario no realiza su trabajo como corresponde. Por ello, podemos ser más vulnerables a las enfermedades infecciosas de todo tipo, desde un resfriado hasta el herpes, tal y como indican estudios como el publicado en 2001 en la revista Medical Hypotheses.
También puede alterar las bacterias digestivas provocando inflamaciones frecuentes, estreñimiento o cólicos. En el caso de la piel, puede provocar un aumento de la sensibilidad y elevar la incidencia de irritaciones. Todo ello relacionado con la disminución en las defensas del cuerpo.
Problemas menstruales y de fertilidad
Se asocia con una mayor incidencia de los cólicos menstruales. También se relaciona con la dismenorrea y la presencia de sangrados intensos y más duraderos. Si los niveles de estrés tienen un repunte muy brusco, puede llegar a darse la amenorrea o desaparición temporal del periodo menstrual.
En cuanto a los problemas de fertilidad:
- En el caso de las mujeres, se relacionaría con una disminución en la calidad del óvulo, o problemas con la implantación exitosa del óvulo en la pared uterina.
- Respecto a los hombres, produciría problemas como impotencia, aneyaculación y oligospermia con alteración de la calidad seminal. Además, podría estar relacionado con una disminución de la testosterona.
Si planeas quedar embarazada, sería bueno que mantengas controlados los niveles de estrés. También tu pareja aumentaría las posibilidades de que su esperma sea más apto para la fecundación.
Para terminar, otras consecuencias que quizás no sabías son los siguientes:
- Uñas quebradizas.
- Migrañas frecuentes.
- Síndrome del colon irritable.
- Intolerancia a ciertos alimentos.
- Problemas dentales (bruxismo).
- Aumento de la necesidad de orinar.
En resumen, los problemas que pueden derivar del estrés son muchos y diversos. Resulta clave aprender a manejarlo para mantener una buena calidad de vida. Recuerda que siempre puedes pedir ayuda a un profesional de la salud para ello.
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