Receta del delicioso pote gallego
El pote gallego es un plato que suele confundirse al principio con el caldo. Esto se debe a que tienen ingredientes similares, aunque el pote viene a ser el plato fuerte y el caldo es lo que se hace con los restos del pote. Contiene una gran cantidad de verduras, típicas de los huertas de esta zona.
El pote gallego original no es una comida que pueda considerarse vegetariana o vegana, porque se suele preparar con carne e, incluso, algún hueso o un trozo de unto para saborizar. Recordemos que el unto es la grasa que proviene del intestino delgado del cerdo y que, por lo general, se suele ahumar. Por supuesto, siempre se pueden hacer adaptaciones.
Receta tradicional de pote gallego
Ingredientes (para 4 comensales)
- Sal fina
- 1 morcilla
- 12 tazas de agua (3 litros)
- 2 chorizos ahumados
- ½ kilo de patatas
- 1 bote de grelos (500 g)
- 1 berza pequeña (500 g)
- 2 huesos de rodilla de ternera.
- 1 ¼ taza de judías blancas (250 g)
- 1 trozo de lacón sin sal (punta del jamón)
- 1 pieza de unto curado, preferiblemente de color amarillo (250 g)
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Preparación
- Colocamos en remojo las judías blancas la noche anterior. Es importante no dejar en agua las judías más de 8 horas, ya que se pueden pasar. Una vez listas, las escurrimos y reservamos.
- En una olla a fuego medio, vertemos los tres litros de agua, la sal, los huesos de ternera, el unto, el lacón y el chorizo.
- Aparte, calentamos una olla con agua y les añadimos las judías sin ningún tipo de sazón. Cuando alcancen el punto de ebullición, colamos rápidamente y las volvemos a colocar en la olla con agua fría. Repetimos este proceso una vez más antes de incorporar las alubias a la otra olla con el resto de los ingredientes.
- Cocemos todos los ingredientes durante 30 minutos.
- Pelamos, lavamos y cortamos las patatas en rodajas finas.
- Limpiamos y cortamos los grelos (utilizaremos solo las hojas, ya que los tallos suelen ser muy duros). A continuación los lavamos con abundante agua fría y escurrimos.
- Añadimos a la olla las patatas, los grelos y las berzas y dejamos cocer todo durante 30 minutos más.
Algunas consideraciones
Acerca de los ingredientes
Es muy importante saber que las berzas no siempre se encuentran con facilidad fuera de temporada, por lo que, en caso de no encontrarlas, se pueden reemplazar con repollo blanco. A la hora de servir, se debe colocar primero el caldo en el plato y luego las piezas de carne, las legumbres y, por último, las patatas.
Al pote se le pueden añadir algunos trozos pequeños de ternera u otros tipos de carne roja. No se recomiendan las carnes blancas, ya que no suelen utilizarse en esta tradición culinaria. También se puede aumentar la cantidad de chorizo, morcilla y patatas, según nuestras preferencias.
Para la sazón
Aunque no suele ocurrir si hacemos un uso medido de la sal y nos aseguramos de que las carnes no están saladas, en caso de que el pote gallego nos quede demasiado salado, tendremos que añadir un poco de agua a la olla. Si no conseguimos rectificar del todo el sabor, será necesario retirar un cuarto del líquido de la olla. A continuación, incorporaremos la cantidad de agua correspondiente.
En caso de que las carnes ya vengan saladas, y en especial el lacón, será necesario ponerlas en remojo un par de días antes de preparar el caldo. Por supuesto, será necesario cambiar el agua cada 12 horas para conseguir desalarlas correctamente. No obstante, si es de nuestro agrado, siempre se puede dejar alguna pieza pequeña sin desalar para que el pote nos quede con un sabor intenso.
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Al servirse
Por otra parte, cabe destacar que el pote gallego toma un sabor mucho mejor si se guarda durante un par de días. Por ello, siempre vale la pena reservar un poco para luego. O, si lo deseamos, podemos prepararlo con suficiente tiempo de anticipación para poder disfrutarlo con un gusto intenso y delicioso. ¡Quedará inmejorable!
Aunque el pote gallego se suele servir como plato único, esto no quiere decir que no se lo pueda acompañar con unas rebanadas de pan artesanal. Aunque esta es una comida que se suele servir en los meses más fríos del año, puesto que se sirve bien caliente, hay quienes lo disfrutan también durante el verano.
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