Depresión después del sexo o disforia postcoital: ¿por qué ocurre?

Después del acto sexual, solemos experimentar relajación y bienestar. Pero ¿qué ocurre si en su lugar sentimos tristeza o ansiedad? Hablamos de la disforia postcoital.
Depresión después del sexo o disforia postcoital: ¿por qué ocurre?
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz.

Escrito por Elena Sanz

Última actualización: 29 febrero, 2024

Después de un encuentro íntimo satisfactorio con tu pareja, una oleada de tristeza te envuelve. Sientes un extraño vacío. Sin entender por qué, te encuentras llorando, lo que a su vez te provoca irritación y confusión. «¿Por qué me siento así?» «¿Hay algo malo en mí?», te preguntas.

El sexo suele ser una fuente de placer y bienestar. Pero esto no siempre es así, ya que en ciertas ocasiones es posible experimentar sensaciones de angustia o tristeza tras la actividad sexual. Esta experiencia es más común de lo que se piensa y, en la mayoría de los casos, no indica un problema grave.

¿Qué es la disforia postcoital?

La disforia postcoital también es conocida como depresión después del sexo. Sin embargo, no se trata de una depresión como tal. Más bien, representa la presencia de emociones displacenteras, como tristeza o ansiedad, después de tener relaciones sexuales, incluso si fueron encuentros que resultaron de lo más satisfactorios.

Es un problema psicológico habitual que puede afectar a personas de cualquier género y edad. Dentro de los participantes de un estudio difundido en The Journal of Sexual Medicine, el 91,9 % reportó haber experimentado esta sensación en las últimas 4 semanas y casi el 95 % desde el comienzo de su actividad sexual.



Síntomas que ayudan a reconocer la disforia postcoical

Para detectar que estás experimentando esta condición, es importante estar alerta a los siguientes indicios después del acto sexual:

  • Sientes una tristeza repentina que no puedes explicar.
  • Notas un aumento en tus niveles de ansiedad o estrés.
  • Sientes cierto rechazo hacia tu pareja o hacia ti mismo/a.
  • En lugar de experimentar calma y relajación, sientes irritabilidad.
  • Después del encuentro sexual, lloras de manera inesperada y te sientes desconcertado/a al respecto.

Algo importante a tener en cuenta es que se trata de una sensación transitoria que desaparece con el tiempo. En general, al cabo de unos pocos minutos o algunas horas la persona recupera su bienestar.

Posibles causas

Las causas de la disforia postcoital aún no están del todo claras. No se dispone de evidencia científica sólida al respecto. No obstante, la principal teoría sugiere que esta guarda relación con los procesos bioquímicos involucrados en la respuesta sexual.

Durante el orgasmo se liberan abundantes cantidades de hormonas como la dopamina, serotonina y endorfina, dando como resultado una especie de estallido hormonal. Pero, no es novedad; todo lo que sube, baja. Tras el pico de placer el organismo vuelve al nivel base y esto puede dar lugar a emociones desagradables.

Además, existen varias hipótesis que pueden complementar a la anterior respecto al origen de la disforia postcoital:

  • Experiencias pasadas traumáticas: aquellas personas que hayan sido víctimas de violaciones o abusos sexuales de cualquier índole se encuentran más propensas a experimentar emociones displacenteras asociadas con el acto sexual.
  • Conflictos con la pareja sexual: ya sea que se trate de una relación romántica o no, los desacuerdos o tensiones en el vínculo pueden influir en la experiencia sexual.
  • Creencias rígidas sobre el sexo: las personas que han recibido una educación demasiado estricta o muy influenciada por aspectos religiosos pueden adoptar posiciones disfuncionales sobre la sexualidad. Al vincular al acto sexual con conceptos como el pecado, la culpa o la vergüenza, se puede propiciar la aparición de la disforia postcoital.

Se comprende entonces que el origen de este fenómeno es multifactorial, ya que involucra elementos biológicos, psicológicos, emocionales y sociales. Esta complejidad subraya la necesidad de un abordaje holístico al tratar la «depresión» después del sexo.



Tratamiento

Como antes comentamos, si esta sensación aparece de forma esporádica, no hay razón para preocuparse. En muchos casos, se trata de una experiencia transitoria que se resuelve sin necesidad de atención profesional. No obstante, cuando enfrentas disforia postcoital ocasional, puedes emplear algunas estrategias para superarla:

  • Desarrollar una rutina de cuidado personal después del acto sexual: tómate tiempo para cuidar de ti tanto física como emocionalmente. Puedes ducharte, realizar técnicas de relajación, prestar atención a tus emociones y cualquier otro gesto que te haga sentir bien contigo mismo/a.
  • Reflexiona sobre lo que sientes y piensas: identificar posibles desencadenantes o patrones recurrentes puede ser el primer paso para abordar el problema.
  • Habla con tu pareja sobre lo que estás sintiendo: una conversación honesta y sin juicios permite crear un ambiente de comprensión y apoyo mutuo.

Por otro lado, según una investigación de Archives of Sexual Behavior, demostrar afecto después del acto sexual está vinculado con una mayor satisfacción sexual y de relación. Entonces, se sugiere que la unión no termine inmediatamente después del orgasmo, convirtiendo el post sexo en un momento propicio para caricias, abrazos y miradas afectuosas.

Ahora bien, si la disforia postcoital surge de forma regular y causa un malestar significativo, es importante analizar qué más puede estar ocurriendo, de la mano de un profesional.

En este caso, el enfoque de tratamiento se orientará hacia la identificación precisa de las causas subyacentes, involucrando una evaluación más detallada de aspectos físicos, emocionales, psicológicos y relacionales.

Una vez que se haya descartado la existencia de cualquier alteración orgánica, un profesional de la salud mental puede trabajar en colaboración contigo para comprender los desencadenantes específicos, patrones de pensamiento negativos o experiencias pasadas que estén dando lugar a esta sensación.

Además, los terapeutas de pareja o sexólogos pueden entrar en juego para abordar dinámicas vinculares específicas o factores sexuales asociados a la disforia.

¿Necesitas ayuda para abordar el tema?

Como vemos, sentirse triste después del sexo no es una situación poco común. Esto no implica que no hayas disfrutado del encuentro ni mucho menos que haya algo mal contigo. Sin embargo, en ocasiones, puede ser beneficioso contar con intervención profesional.

Por lo tanto, si sientes que la situación escapa a tu manejo, no dudes en buscar la ayuda de un terapeuta. Puede ser de gran ayuda para abordar el tema y aprender estrategias saludables de afrontamiento, permitiéndote disfrutar de tu sexualidad.


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