Diarrea explosiva o severa: causas comunes y cómo tratarla
Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto
Se define a la diarrea como la presencia de heces líquidas o muy blandas, más de tres veces en el mismo día. Si los episodios se repiten a diario, pero no sobrepasan las dos semanas, será un cuadro agudo; en cambio, más de 14 días es diarrea persistente y más de un mes es crónica.
Sin embargo, la duración no determina si estamos ante una situación leve o grave. Es por ello que existe el concepto de diarrea explosiva o severa. Se trata de una situación en la que las evacuaciones intestinales son violentas y repentinas, compuestas casi en su totalidad por agua y acompañadas de una sensación urgente de ir al baño.
En general, la diarrea explosiva se manifiesta con otros síntomas, como fiebre, dolor abdominal intenso, náuseas o vómitos. A continuación, te explicamos cuáles son sus causas más frecuentes y cómo deberías actuar ante ellas para evitar una deshidratación.
Intoxicación alimentaria
La intoxicación alimentaria ocurre cuando se ingieren alimentos o bebidas contaminados con microorganismos capaces de ocasionar enfermedad. Pueden ser bacterias, virus o parásitos. También puede suceder que se ingieran toxinas producidas por estos organismos y que fueron depositadas en los productos que comemos o bebemos.
Salmonella, Escherichia coli y Campylobacter spp., son especies responsables de muchas de las intoxicaciones alimentarias que provocan diarrea severa. Por su parte, la toxina del Staphylococcus aureus se asocia a episodios comunes en verano.
Los alimentos que más suelen originar el problema son los siguientes:
- Mariscos.
- Carnes crudas o poco cocidas.
- Huevos crudos o poco cocidos.
- Productos lácteos no pasteurizados.
- Alimentos en conserva mal procesados.
- Productos que no se mantuvieron a temperaturas seguras.
Infección viral
Las infecciones virales que causan diarrea explosiva, a menudo, se transmiten a través de la ingestión de alimentos o agua contaminados. También puede ocurrir el contagio por contacto directo entre alguien infectado y alguien que no lo estaba.
El norovirus es una de las causas principales de gastroenteritis viral. Los síntomas incluyen la diarrea acuosa y vómitos, dolor abdominal y fiebre.
Por su parte, el rotavirus afecta principalmente a lactantes y niños pequeños. Se transmite por la vía fecal-oral y se asocia con deshidratación severa en los menores de cinco años.
El mecanismo de acción consiste en que los virus atacan las células del intestino delgado e interrumpen la absorción normal de líquidos. Ello resulta en una salida excesiva de agua desde el intestino hacia fuera.
Infección bacteriana
Algunas bacterias producen enterotoxinas que alteran la función del intestino, provocando secreción excesiva de líquidos. Otras invaden la mucosa intestinal, causando inflamación y daño.
Entre las principales responsables tenemos a las siguientes:
- Vibrio cholerae: es el agente causal del cólera, que se caracteriza por diarrea profusa y deshidratación rápida.
- Escherichia coli: en especial, las cepas llamadas O157:H7, que pueden causar síndrome urémico hemolítico.
- Salmonella: asociada con aves de corral, huevos y productos lácteos contaminados.
- Campylobacter: la diarrea explosiva se acompaña de fiebre y dolor abdominal.
Efectos secundarios de medicamentos
Los antibióticos pueden alterar la flora intestinal normal, es decir, las bacterias benignas que viven en el interior del sistema digestivo. Al romperse el equilibrio, crecen otros microorganismos que son perjudiciales, como Clostridium difficile. La diarrea por este último es severa y de difícil tratamiento.
Por otro lado, los laxantes están diseñados para inducir evacuaciones intestinales. Sin embargo, su uso excesivo puede resultar en diarrea explosiva.
También hay que mencionar el efecto secundario similar que acarrean los antiácidos con magnesio y algunos medicamentos para la quimioterapia. Aunque menos frecuente, es una reacción que puede aparecer cuando se superan las dosis recomendadas de ambos grupos.
Síndrome de malabsorción
El síndrome de malabsorción puede ser causado por diversas condiciones que afectan la capacidad del intestino para absorber nutrientes, como las siguientes:
- Enfermedad celíaca.
- Pancreatitis crónica.
- Intolerancias alimentarias.
Cuando los nutrientes no absorbidos (como grasas o carbohidratos) llegan al colon, provocan un efecto osmótico. Es decir, atraen agua al interior del tubo intestinal y salen del cuerpo en forma de heces líquidas, que pueden ser abundantes.
Además de diarrea explosiva, el síndrome de malabsorción suele acarrear las siguientes consecuencias:
- Esteatorrea: son heces amarillas, grasosas y malolientes.
- Flatulencias: aumento en la producción de gases por la fermentación.
- Pérdida de peso y desnutrición: a pesar de una ingesta adecuada de alimentos.
Enfermedades inflamatorias intestinales
Las enfermedades inflamatorias intestinales (EII) son un grupo de trastornos que causan inflamación crónica del tracto digestivo. Sus dos formas comunes son la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.
Pueden afectar cualquier parte del tubo digestivo, desde la boca hasta el ano. No obstante, suelen concentrarse en el intestino delgado y el colon.
La diarrea frecuente, que puede ser explosiva, se acompaña de dolor abdominal, pérdida de peso y, a veces, fiebre. También es posible que aparezcan gotas de sangre o restos de moco en las heces.
¿Qué hacer si tengo diarrea explosiva?
La diarrea explosiva o severa, con mucha pérdida de líquidos, debe ser evaluada por el médico. El profesional hará un diagnóstico y te propondrá un tratamiento acorde.
En general, las infecciones virales y las intoxicaciones alimentarias se autolimitan y no requieren medicación. Solo se precisa sostener medidas higiénico-dietéticas para no deshidratarse. Las infecciones bacterianas pueden necesitar la prescripción de un antibiótico, así como una reacción adversa a un fármaco podría significar que haya que suspenderlo o cambiarlo.
Por otro lado, el síndrome de malabsorción y las EII requieren un manejo a largo plazo. Se necesita una combinación de dieta, cambios en el estilo de vida y medicación específica para la gestión de los síntomas.
De todos modos, hay algunas medidas generales a las que puedes recurrir, mientras esperas el turno para tu consulta:
- Descansa para permitir que tu cuerpo se recupere.
- Evita ciertos alimentos, como las grasas, los picantes y las frituras.
- No tomes bebidas irritantes, como cafeína, alcohol y refrescos carbonatados.
- Bebe abundante líquido para reponer los perdidos. Opta por agua, sopas y soluciones de rehidratación oral (SRO).
- Consume alimentos blandos, astringentes y fáciles de digerir, como arroz blanco, plátanos maduros, tostadas y caldos.
¿Debo tomar medicamentos para la diarrea explosiva?
En general, no se recomienda detener los episodios de diarrea con fármacos. Excepto que, tras una evaluación médica, el profesional determine que es necesario para evitar la deshidratación.
Por lo tanto, los fármacos antidiarreicos solo tienen utilidad si están debidamente prescritos. En ese caso, las opciones más recetadas son la loperamida (4 mg al inicio y 2 mg después de cada evacuación, sin exceder los 16 mg en 24 horas), el subsalicilato de bismuto (2 tabletas masticables o 2 cucharadas de jarabe al día) y el racecadotrilo (una dosis inicial de 100 mg, seguida de 100 mg cada 8 horas).
¿Cuándo consultar al médico?
Aunque siempre es recomendable consultar al médico, hay señales que te indicarán la necesidad de adelantar la cita o acudir con urgencia a un servicio de salud:
- Tu fiebre es superior a 38 °C.
- Detectas sangre o moco en las heces.
- La diarrea dura más de 48 horas sin mejoría.
- Pierdes rápido de peso, en el transcurso de pocos días.
- No puedes mantener líquidos en el estómago, debido a los vómitos.
- Hay claros signos de deshidratación, como boca seca, sed excesiva, orina oscura, mareos y debilidad.
¿Se puede prevenir la diarrea explosiva?
No siempre hay causas evitables de este problema. Por ejemplo, la enfermedad celíaca o la enfermedad de Crohn no son prevenibles como una intoxicación alimentaria. Sin embargo, hay algunas medidas que puedes tomar para reducir el riesgo de padecer una diarrea severa, como las siguientes:
- Beber agua segura, sobre todo, al viajar a otras áreas.
- Desinfectar superficies en las áreas de preparación de alimentos.
- Refrigerar bien los productos para prevenir el crecimiento bacteriano.
- Cocinar los alimentos adecuadamente para eliminar bacterias patógenas.
- Lavarse las manos frecuentemente, especialmente antes de comer y después de ir al baño.
- Evitar la contaminación cruzada, separando los utensilios y las superficies utilizadas para alimentos crudos.
Además, distinguir entre un episodio severo y uno leve puede hacer una gran diferencia. Te ayudará a consultar con rapidez para evitar una de las consecuencias más graves, que es la deshidratación. Por ello, si sufres heces muy blandas que no te permiten llegar al baño, o algún familiar atraviesa esta situación, no demores la consulta.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Brandt, K. G., Antunes, M. M. D. C., & Silva, G. A. P. D. (2015). Acute diarrhea: evidence-based management. Jornal de pediatria, 91, S36-S43. https://www.scielo.br/j/jped/a/xBGFDFKmnhQZZJmh9LGbhRw/?lang=en
- Crawford, S. E., Ramani, S., Tate, J. E., Parashar, U. D., Svensson, L., Hagbom, M., ... & Estes, M. K. (2017). Rotavirus infection. Nature Reviews Disease Primers, 3(1), 1-16. https://www.nature.com/articles/nrdp201783
- DuPont, H. L. (2016). Persistent diarrhea: a clinical review. Jama, 315(24), 2712-2723. https://jamanetwork.com/journals/jama/article-abstract/2530542
- Schiller, L. R., Pardi, D. S., & Sellin, J. H. (2017). Chronic diarrhea: diagnosis and management. Clinical Gastroenterology and Hepatology, 15(2), 182-193. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1542356516305018
- Smits, W. K., Lyras, D., Lacy, D. B., Wilcox, M. H., & Kuijper, E. J. (2016). Clostridium difficile infection. Nature reviews Disease primers, 2(1), 1-20. https://www.nature.com/articles/nrdp201620
- Zuvarox, T., & Belletieri, C. (2023). Malabsorption Syndromes. In StatPearls [Internet]. StatPearls Publishing. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK553106/
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.