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Diferencias entre comer fruta deshidratada y fruta fresca

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La fruta fresca y la fruta deshidratada pueden parecer lo mismo, pero son distintas en cuanto a contenido en nutrientes y cantidad de agua en su composición. Descubre sus ventajas y desventajas.
Diferencias entre comer fruta deshidratada y fruta fresca
Saúl Sánchez Arias

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias

Última actualización: 09 abril, 2022

Existen dos modalidades de fruta que se pueden adquirir en el supermercado: la fruta fresca y la fruta deshidratada. Presentan una serie de semejanzas entre sí, pero también diferencias. La primera de ellas es su contenido en agua, ya que la modalidad deshidratada no cuenta con una gran cantidad de líquido.

La fruta es un alimento fundamental para la salud. Un consumo habitual de la misma se relaciona con un menor riesgo de desarrollar enfermedades a mediano y a largo plazo. Esto se debe a la presencia de micronutrientes y de antioxidantes en su composición, capaces de ejercer un efecto protector sobre el organismo humano.

Diferencias de comer fruta fresca y fruta deshidratada

Una de las principales diferencias entre la fruta fresca y la fruta deshidratada es el sabor, siendo este mucho más dulce en el segundo caso, debido a la concentración de los azúcares. El hecho de retirar el agua del alimento provoca que los glúcidos estén más presentes por gramo de alimento, lo que genera un cambio en la palatabilidad del mismo que resulta notorio. Además, existen otras diferencias que te vamos a comentar.

Calorías

Está claro que la energía aportada por 100 gramos de fruta deshidratada es mucho mayor que la que aportan 100 gramos de fruta fresca. Esto se debe a la ausencia de agua en su composición, lo que incrementa el contenido en nutrientes por gramos del alimento.

Cabe destacar que el agua es acalórica, lo que permite generar sensación de saciedad sin aportar energía, tal y como afirma un estudio publicado en la revista Clinical Nutrition Research. Esto es un dato clave en los planes para sobrepeso y obesidad.

Por este motivo, si tu objetivo es llevar a cabo una dieta que te ayude a perder peso, la fruta deshidratada no será la mejor opción. Resultará mucho más efectivo que consumas fruta fresca, ya que de este modo te sentirás saciado y el aporte energético será menor.

Tampoco te olvides que el momento en el que ingieras la fruta puede resultar determinante. Según los principios de la crononutrición, el organismo presenta una mejor asimilación de los carbohidratos a partir del mediodía hasta que llega la noche. Así lo evidencia una publicación realizada en la revista Nutrients.

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La fruta no deshidratada es mejor para los planes de descenso de peso, ya que el agua aporta saciedad sin calorías.

Nutrientes

En realidad, la cantidad de macronutrientes de ambos alimentos se mantiene intacta; solo varía la concentración de los mismos. Se podrían registrar cambios en el contenido de vitaminas y de antioxidantes con carácter hidrosoluble. El hecho de que dichas sustancias se disuelvan en agua provoca que, al retirarle el líquido, se pierdan una buena parte de ellas.

Ten en cuenta que los antioxidantes son elementos esenciales para garantizar un adecuado estado de salud. Así lo evidencia una investigación publicada en la revista Advances in Nutrition. Por este motivo, el consumo de fruta fresca resulta ventajoso frente a la ingesta de fruta deshidratada. No obstante, aquellos fitonutrientes que se encargan de otorgarle pigmentación al alimento suelen quedarse en el mismo.

Para saber más: 5 bebidas con frutos del bosque para llenarte de antioxidantes

Conservación

En este aspecto gana la fruta deshidratada. Retirar el líquido de los alimentos es uno de los métodos consolidados que existen para mejorar la conservación de los mismos.

De este modo se reduce, entre otras cosas, el riesgo microbiológico. Un ejemplo claro de ellos son los frutos secos, con un pobre contenido acuoso y una gran capacidad de mantenerse intactos con el paso de las semanas.

Cantidad recomendada de fruta fresca y fruta deshidratada

Está claro que tanto la fruta fresca como la deshidratada se pueden incluir en la dieta cuando el objetivo es mejorar la calidad de la misma. No obstante, siempre es recomendable priorizar el consumo de fruta fresca.

Esta última, frente a la deshidratada, es capaz de generar una mayor saciedad por medio de un menor aporte de azúcares. Además, contiene una cantidad más significativa de antioxidantes, capaces de prevenir el desarrollo de patologías.

Puedes utilizar la fruta deshidratada para acompañar alguna receta o para mezclar con los yogures. Sin embargo, trata de no excederte con ella. Un par de cucharadas de postre serán más que suficientes para aportar sabor sin que se descontrole la ingesta de glúcidos.

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En la deshidratación se concentran los nutrientes por gramo de producto, pero se pierde agua.

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Consume fruta cada vez que puedas

Ante todo, ten claro que la presencia de fruta en la pauta alimenticia es esencial. Al menos deberías incluir una o dos piezas de manera diaria, para de este modo satisfacer las demandas de micronutrientes y de antioxidantes. Tampoco te olvides de las verduras, ya que también son alimentos esenciales.

A la hora de utilizar la fruta deshidratada, piensa en ella como una golosina. Está bien para complementar alguna preparación o para aportar un toque de dulzor extra, pero no debe convertirse en ningún caso en la protagonista.

Otro marco de aplicación de este tipo de alimento es el contexto deportivo. Se puede valorar el consumo de fruta deshidratada durante una competición o un entrenamiento, ya que de este modo se aportan azúcares simples de manera rápida, generando así una reducción de la fatiga. Sin embargo, estamos hablando de un caso muy concreto, no extensible a la población general.


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