Diferencias entre el dolor de riñones y el dolor lumbar
Revisado y aprobado por la médica Mariel Mendoza
¿Sientes una molestia en la parte baja de la espalda y no sabes a qué se debe? No te preocupes, el dolor renal y el lumbar suelen confundirse debido a su cercanía y características similares.
A grandes rasgos, el lumbago es un dolor en la parte baja de la espalda, con frecuencia causado por problemas musculares o nerviosos. Las dolencias renales, por su parte, responden a diferentes causas que afectan los riñones, órganos ubicados a los lados de la columna vertebral.
Para diferenciarlos, hay que poner atención a detalles como la localización precisa, las causas y los síntomas que los acompañan. Aprender a reconocerlos te será útil para saber cómo actuar al respecto.
En sus características
Los dolores renales y lumbares varían en su intensidad, duración y ubicación. Si tenemos en cuenta estos aspectos, es más probable identificar de dónde provienen y evitar confusiones.
Renal
Se siente a un costado de la espalda baja, entre la columna y la cadera. Puede ser en uno de los lados o en ambos. Con frecuencia se extiende hacia el interior de los muslos o hacia la parte baja del abdomen.
Generalmente, es un dolor de carácter agudo, es decir, que aparece de modo repentino y dura poco, aunque esto depende del motivo que lo origine. Por ejemplo, los cálculos o piedras en los riñones provocan una sensación punzante y fugaz, como si te estuvieran clavando un objeto con punta. En cambio, las infecciones urinarias son menos intensas y más constantes.
Dolor lumbar
Se ubica en la parte superior de uno o ambos glúteos. El motivo de origen también es determinante, tanto para su localización como para la manera en que se siente. Los dolores por causas musculares afectan los dos lados, son punzantes y la intensidad varía con los cambios de postura.
Por su parte, las molestias que afectan el nervio suelen percibirse de un solo lado y pueden irradiarse hasta la pantorrilla. Se sienten como una descarga eléctrica o sacudón, aunque también pueden generar ardor y calambres.
En sus posibles causas
Aunque a veces presentan similitudes en sus características o localización, las causas de estos dolores son muy distintas. Tal vez eres propenso a padecer algunas de las siguientes afecciones que pueden derivar en molestias en la espalda baja. Toma esto en cuenta cuando intentes diferenciarlas.
Las dolencias más comunes en los riñones se deben a infecciones urinarias o cólicos. El segundo caso ocurre por la acumulación de minerales en las vías urinarias, los cuales dificultan el paso de la orina. Por otro lado, estos órganos pueden sufrir traumatismos por impactos directos o generar dolor por enfermedades más graves, como hidronefrosis, trombosis o cáncer.
En cambio, el dolor lumbar suele tener un origen muscular o nervioso. Algunas causas frecuentes son la osteoartritis, las hernias de disco, las distensiones musculares en la zona y las afecciones en el nervio ciático.
Aunque puedes guiarte por tu historia clínica para saber si padeces alguna de estas afecciones, es importante que cualquier diagnóstico definitivo sea efectuado por tu médico.
En los síntomas que lo acompañan
Dependiendo de la causa que provoque estos dolores, se pueden presentar síntomas distintos. Identificar si presentas alguno de los siguientes, te puede ayudar a descubrir el origen de tu dolor e, incluso, a descifrar la causa subyacente.
Toma en cuenta que no siempre aparecen y puedes sentir solamente el dolor, así que a veces no será una medida tan útil para diferenciarlos. En esos casos, enfócate en reconocer las características y las causas.
Los problemas renales pueden venir acompañados de:
- Vómitos
- Náuseas
- Escalofríos
- Sangre en la orina
- Orina más oscura de la habitual
- Necesidad frecuente de orinar y dolor al hacerlo
Cuando se trata de lumbalgia, también puedes experimentar:
- Entumecimiento
- Espasmos musculares
- Sensibilidad cuando se toca
- Hinchazón en la zona del dolor
- Sensación de debilidad en las piernas
- En casos graves, incontinencia urinaria
¿Qué hacer cuando tienes un dolor como estos?
Si identificas que tu síntoma proviene de los riñones, puedes optar por algunos remedios de origen natural, como beber jugo de apio, infusión de manzanilla o zumo de limón. Recuerda que en caso de que tengas cálculos grandes es necesario quitarlos mediante intervención quirúrgica, por lo que debes realizar una consulta médica.
Para las infecciones urinarias, el agua de coco y el jugo de pasto de trigo son algunas opciones caseras que merman el dolor. Además, ciertos hábitos de vida, como beber mucha agua, limitar el consumo de alcohol e incorporar alimentos buenos para el riñón, son útiles para mantener estos órganos saludables.
El dolor lumbar, por su parte, se puede calmar tras el reposo o con prácticas como la acupuntura, los masajes o los estiramientos. También hay medicamentos que un especialista puede prescribir. Por ejemplo, analgésicos, relajantes musculares o, en casos intensos, corticosteroides.
Corregir tus posturas es la mejor manera de reducir el riesgo de lumbalgia. En especial, cuando pasas muchas horas sentado, mientras realizas movimientos de fuerza o te agachas.
¿Cuándo es necesario ir al médico?
En los casos donde identifiques que la molestia corresponde a los riñones, siempre debes consultar con un médico. En especial, cuando la acompañan vómitos, fiebre o los problemas para orinar ya mencionados. Es probable que se trate de cálculos renales o infecciones urinarias.
Otra posibilidad es que el dolor de riñón sea síntoma de enfermedades más graves, por lo que un especialista tiene que determinar el diagnóstico y brindar el tratamiento adecuado. Evita la automedicación.
Por el lado de las molestias lumbares, es importante acudir al médico cuando los síntomas se agravan. En especial, si derivan en hormigueos, problemas para retener la orina o entumecimientos en la zona inferior de las piernas.
Identifica el origen de tu dolor para lograr un tratamiento adecuado
El dolor renal y lumbar pueden tener similitudes al encontrarse en una misma zona. Sin embargo, la atención a detalles como la ubicación precisa, el tipo de molestia y los síntomas que lo acompañan permiten identificar su procedencia.
Saber reconocerlo te ayudará a abordarlo con el tratamiento adecuado, ya sea mediante remedios caseros o intervención profesional. Si todavía no tienes claro a qué corresponde tu dolor, consulta con tu médico aunque no percibas otros síntomas.
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