Diferentes tipos de flemas que existen y su significado
La flema es una mucosidad que producimos en las vías respiratorias inferiores, es decir, en los bronquios y los pulmones. Nos sirve para defendernos de la invasión de bacterias y virus. La fabrican unas células llamadas caliciformes y se compone principalmente de agua, aunque también tiene anticuerpos.
No es lo mismo que los mocos. Estos últimos son mucosidades de las vías respiratorias superiores, es decir, de la nariz y la garganta.
Cuando aumenta la producción de flema, en general, es indicativo de algún problema de salud. Si la cantidad es excesiva, la expulsaremos a través de la tos y recibirá el nombre de esputo. De acuerdo a su color, podremos suponer cuál es la situación que nos aqueja.
1. Flema blanca o clara
La flema normal es transparente o blanca. Tiene una textura similar a la clara de huevo. Producimos alrededor de 100 mililitros de flema al día, la cual se reabsorbe o se traga sin que lo notemos.
No obstante, hay enfermedades que pueden manifestarse con flema blanca más espesa y pegajosa. Es raro que se trate de patologías graves y las más habituales como causa son las siguientes:
- Infecciones leves: como el resfriado o las bronquitis que no son graves. El esputo demuestra que hay inflamación en las vías respiratorias.
- Alergias: ante la exposición a alérgenos, como el polen o los ácaros, aumenta la producción de moco para ayudar a eliminar las partículas extrañas de la vía respiratoria.
- Reflujo gastroesofágico: si el ácido del estómago sube lo suficiente para alcanzar la garganta y pasar, en microgotas, a la laringe, irritará las vías respiratorias. La respuesta será un aumento en la producción de flema, con tos.
2. Flema amarillo claro
Este cambio de color sugiere que el cuerpo está combatiendo una infección. El tono amarillo proviene de los glóbulos blancos que se acumulan en la flema.
Las causas más frecuentes son las siguientes:
- Bronquitis: una inflamación de los bronquios por irritantes, virus o bacterias.
- Neumonía: una infección profunda de los pulmones que se acompaña de fiebre y dificultad para respirar.
- Asma: en personas asmáticas, la flema amarilla puede indicar una exacerbación o agudización de los síntomas o el comienzo de una crisis.
3. Flema amarillo oscuro o verde
La flema de tono amarillo oscuro o verde es indicativa de que el cuerpo está combatiendo una infección que le demanda mucho esfuerzo. Suele tratarse de mucosidad espesa y difícil de expulsar.
Se presenta en las siguientes situaciones:
- Bronquitis: aunque puede iniciar con flema clara o transparente, con el tiempo es capaz de evolucionar y modificar su tono. Sobre todo, si no hubo un tratamiento adecuado al principio de la enfermedad o es una presentación grave.
- Neumonía: la flema puede ser amarilla o verde en la neumonía. Tanto virus como bacterias son capaces de estar detrás de este cuadro, aunque son las segundas las que más probablemente producen el color verdoso.
- Fibrosis quística: esta enfermedad pulmonar crónica puede cursar con una producción excesiva de moco en los pulmones. Es una condición grave que requiere tratamiento multidisciplinario y que se suele diagnosticar en la infancia.
4. Flema roja o rosada
La flema roja o rosada es un signo clínico que indica sangre en el esputo. Por ello, sugiere una enfermedad que requiere atención con cierta urgencia.
La causa más leve es la irritación de las vías respiratorias por tos intensa o prolongada. Se provocan pequeñas hemorragias en la mucosa de los bronquios y el esputo aparece teñido de rojo claro o con hilos de sangre.
Luego, entre las causas respiratorias más severas están la neumonía, la tuberculosis y el cáncer de pulmón. Esta última puede encontrarse en un estadio avanzado si se llega al diagnóstico ya con la sangre en el esputo.
Finalmente, también hay que considerar problemas cardiovasculares. La embolia pulmonar, cuando un coágulo de sangre bloquea una arteria en los pulmones, y la insuficiencia cardíaca congestiva, cuando el corazón no bombea sangre de manera eficiente, resultan en la producción de esputo rosado.
5. Flema marrón
La flema marrón puede indicar la presencia de sangre antigua acumulada en las vías respiratorias o la acumulación de partículas que fueron inhaladas algún tiempo atrás. En el primer caso, se trata de sangre oxidada por el contacto con el oxígeno. La sangre se puede acumular tras padecer bronquitis crónica o neumonía bacteriana. También si hay diagnóstico de fibrosis quística.
El absceso pulmonar es otra causa. Se forma una cavidad llena de pus en los pulmones, que acumula sustancias, y, cuando contacta con un bronquio, vuelca su contenido al exterior, que puede tener mal olor.
En cuanto a las partículas que causan flema marrón, hay que mencionar a la neumoconiosis. Es una enfermedad por la inhalación de polvos industriales (como carbón o amianto).
6. Flema negra
Si bien el color negro genera alarma, no siempre revela una situación de gravedad. De hecho, sus causas son muy variadas:
- Neumoconiosis: en particular, si es causada por carbón, como les suele suceder a los mineros.
- Tabaquismo: fumar cigarrillos, crack u otras drogas inhaladas, acumula sustancias tóxicas en los pulmones, las cuales tenderán a salir con el esputo.
- Contaminación ambiental: la exposición a altos niveles de contaminación del aire o a humo de incendios puede resultar en la producción de flema negra.
- Infecciones pulmonares por hongos: una de las más conocidas es por el hongo Exophiala dermatitidis. No son condiciones comunes, sino que suelen aparecer en personas con sistemas inmunitarios comprometidos o defensas bajas.
Presta atención al color de tus flemas
Cambios en el color de la flema, de transparente a amarillo, verde o marrón, suelen indicar que el cuerpo está combatiendo una infección. Tonos rojos o negros pueden ser signos de condiciones más graves.
Al prestar atención a los esputos, puedes consultar a tiempo. Con más razón, si tu flema se acompaña de fiebre, dolor en el pecho o dificultad para respirar.
Debes buscar atención profesional para recibir un diagnóstico adecuado y tratamiento, si es necesario. No tomes antibióticos para automedicarte ni tampoco jarabes para la tos de venta libre. Haz la consulta pertinente y sigue las indicaciones del médico para cuidar tus vías respiratorias.
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