¿Usar dispositivos electrónicos afecta nuestra salud emocional? Esto opina un experto
Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto
Según nos explica Carlos Cenalmor, psiquiatra y psicoterapeuta especializado en burnout y tratamiento del estrés, «nuestro cerebro no está diseñado para gestionar las grandes cantidades de información que recibe en la actualidad». Por lo tanto, tiene que esforzarse de manera especial y estresarse para manejar ese volumen de datos y estímulos.
Es un hecho que vivimos en una era hiperconectada. Un trabajador de casi cualquier ámbito recibe mucha más información que la que recibía hace unos años alguien en su misma situación. El contacto con los compañeros y con los jefes sucede de manera permanente a través de correos electrónicos, notificaciones de aplicaciones y chats de empresa.
Desde la década de 1980 se habla del concepto de tecnoestrés. Sin embargo, el aumento del trabajo remoto en los últimos 5 años fue un acelerador del fenómeno, que ahora nos explica el Dr. Cenalmor.
El problema de la falta de desconexión
Las tareas sin terminar y los compromisos nos siguen todo el día, aunque ya no sea momento del horario laboral. Esta hiperconectividad impide que descansemos y, en parte, la responsable es la tecnología. Los pendientes están siempre allí, con nosotros, en el ordenador o en el móvil, como un recordatorio.
Carlos Cenalmor lo pone en un ejemplo: «Un domingo por la mañana puedes recibir correos electrónicos del trabajo o mensajes por el grupo de WhatsApp que corten tu descanso». Ello tendrá efectos importantes en los niveles de estrés y en el equilibrio mental.
El experto prosigue: «Nuestro cuerpo genera estrés ante un reto o una amenaza». En este caso, la amenaza es el pendiente laboral que interrumpió la relajación. «Por lo tanto —añade—, habrá descanso solo cuando el reto desaparezca».
Según detalla el psiquiatra, las interrupciones y los pendientes que no se manejan adecuadamente se convierten en estrés crónico. Ello puede llevar al burnout, una condición que afecta la mente, el cuerpo y la dimensión espiritual.
«La hiperconectividad no solo impide una desconexión real del entorno laboral, sino que también afecta nuestra capacidad de disfrutar del presente, de reconectar con nuestras emociones y de descansar profundamente».
Estrés por multitasking
La idea de la productividad laboral se asoció con rapidez al multitasking, facilitado por los dispositivos electrónicos que, en teoría, permiten hacer muchas cosas a la vez. Sin embargo, ante tantas tareas por completar y tantos estímulos a la vez, el cerebro se estresa.
El Dr. Cenalmor recalca que los estudios científicos ya demostraron que la multitarea hace perder eficacia al trabajador. El impulso suele ser el de solucionar todos los pendientes a la vez o abordarlos al mismo tiempo, lo que no es lógico ni práctico.
Otro ejemplo nos propone el experto: «Si entramos en nuestra bandeja de entrada de correo electrónico para limpiarla por completo, eso nos generará picos de dopamina, que harán de ella una conducta adictiva difícil de controlar». Al combinar la tecnología actual con el multitasking, la autoexigencia y el perfeccionismo, se crean las condiciones para ignorar las propias necesidades de desconexión y descanso.
Además, «un elemento importante es que las nuevas tecnologías están diseñadas para ser atractivas y adictivas», destaca el experto en burnout. Hay personas para quienes es más difícil la gestión del equilibrio con los dispositivos electrónicos; en especial, cuando se trata de trabajo remoto.
El teletrabajo tiene en contra la falta de separación espacial entre lo laboral y lo personal. Entonces, la multitarea mezcla las actividades del trabajo con las de la casa. Se diluyen los límites, explica Cenalmor, y se vuelve difícil para el cerebro saber cuándo descansar.
Consejos para reducir el impacto de la tecnología en nuestro bienestar emocional
El experto nos propone una serie de recomendaciones para que los dispositivos electrónicos jueguen a nuestro favor y no alteren la salud emocional:
- Cuidar el cuerpo: realizar actividad física, practicar la higiene del sueño y alimentarse de modo equilibrado.
- Establecer límites claros: hay que definir horarios para el uso de los dispositivos y momentos libres de tecnología durante el día.
- Fomentar un uso consciente de la tecnología: reflexionar sobre cuándo y para qué estamos utilizando dispositivos electrónicos es una práctica que recupera nuestros valores y propósitos.
- Implementar rutinas de desconexión: es importante establecer descansos a lo largo del día. De manera ideal, tendrían que ser momentos al aire libre, para estimular el sistema nervioso parasimpático.
- Silenciar notificaciones: es bueno crear espacios libres de interrupciones para favorecer la concentración y reducir la sobrecarga mental. Los trabajadores de oficina y los teletrabajadores tienen a su disposición aplicaciones que crean una interfaz más simple para disminuir los llamados en las pantallas. O, simplemente, se pueden cerrar todas las pestañas y los programas que no son el foco principal.
Velocidad no significa productividad ni bienestar
Carlos Cenalmor explica que la repetición de las notificaciones, la presión por responder rápido y la falsa idea de lo que es un trabajador comprometido, contribuyen al estrés laboral. El cerebro se agota por la presión continua, pues los estímulos «activan el sistema simpático, llevándonos a un estado de alerta constante».
«La inmediatez de respuesta —opina el experto—, está relacionada con la dificultad que tenemos para poner límites y con la necesidad de complacer siempre a los demás». Por otro lado, responder con extrema velocidad está relacionado con la dopamina excesiva y artificial que se genera en la interacción al actuar en las redes.
Antes que la rapidez, conviene priorizar el bienestar mental y emocional. Para eso, necesitamos disponer de espacios diarios que estén libres de móviles, de notificaciones y del correo electrónico.
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- Salazar-Concha, C., Ficapal-Cusí, P., & Boada-Grau, J. (2020). Tecnoestrés. Evolución del concepto y sus principales consecuencias. Teuken Bidikay-Revista Latinoamericana de Investigación en Organizaciones, Ambiente y Sociedad, 11(17), 165-180. https://revistas.elpoli.edu.co/index.php/teu/article/view/1789
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