Dolor en el bazo: causas y tratamientos
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
Son diversos los factores que pueden ocasionar dolor en el bazo. Las causas abarcan desde algún tipo de lesión hasta enfermedades, como amiloidosis, mononucleosis, anemia falciforme, leucemia y hepatitis.
Por otra parte, además de dolor, se puede producir inflamación. El tratamiento dependerá de la causa.
Y aunque el bazo es importante, pues ayuda a filtrar la sangre y almacenar glóbulos blancos, es posible vivir sin él. Aunque en este caso, se vería afectada la respuesta del sistema inmunitario.
¿Qué es el bazo y cuáles son sus funciones?
El bazo es un pequeño órgano de forma ovoidal y tejido esponjoso. Mide cerca de 12 centímetros y pesa unos 150 gramos.
Está ubicado en la cavidad abdominal, del lado izquierdo. Lo podemos localizar detrás el estómago, justo debajo del diafragma.
En cuanto a las funciones del bazo, las mismas guardan relación con el filtrado de la sangre:
- Elimina glóbulos rojos dañados o viejos, que ya no funcionan.
- Coadyuva en la producción de glóbulos rojos, sobre todo cuando hay algún problema en la médula ósea.
- Almacena sangre (hasta 250 centímetros cúbicos) y la suministra en caso de necesidad.
- Participa en la producción y almacenamiento de los linfocitos, que son glóbulos blancos del sistema inmunitario.
- Ayuda a identificar virus y bacterias, disponiéndolos para su eliminación.
Es oportuno señalar que en el bazo hay una pulpa roja y una blanca. La primera realiza las funciones relacionadas con los glóbulos rojos; en tanto que la segunda se ocupa de los linfocitos.
Causas principales de dolor en el bazo
Diversas afecciones o lesiones pueden ser causa de dolor en el bazo, provocando inflamación del mismo y alterando el cumplimiento de sus funciones. Veamos cuáles son.
1. Rotura del bazo
A pesar de su ubicación, en medio de varios órganos, es posible que ocurra una rotura del bazo. Aunque no es algo muy frecuente. La incidencia estimada es cercana al 0,1 %, de acuerdo con los estudios.
Esto puede ocurrir por traumatismos o golpes, durante accidentes en automóvil, lesiones deportivas, caídas y peleas. También una fractura de costilla es causal. Incluso, se han reportado casos de rotura espontánea.
2. Agrandamiento del bazo
El bazo inflamado puede no causar síntomas. Aunque en algunos casos se manifiesta con dolor, así como una sensación de presión en el abdomen.
Esto puede extenderse hacia el costado y hasta el hombro. A menudo, se siente más al respirar en profundidad.
La persona experimenta sensación de saciedad, aunque haya comido poco. También puede incrementarse la frecuencia de las infecciones. En ocasiones, hay sangrado en mucosas y hematomas.
El agrandamiento del bazo o esplenomegalia puede deberse a diversas patologías:
- Sífilis.
- Malaria.
- Leucemia.
- Linfoma.
- Trombos.
- Sarcoidosis.
- Endocarditis.
- Mononucleosis.
- Anemia hemolítica.
- Enfermedad de Gaucher.
- Enfermedad de Niemann-Pick.
3. Aumento o alteración de las funciones del órgano
Enfermedades o el consumo de ciertos medicamentos pueden provocar una alteración en las funciones del bazo. Luego, se puede afectar la producción de células sanguíneas, causando agrandamiento, así como dolor.
Entre las principales enfermedades asociadas con este proceso se mencionan algunas que también son las que provocan la inflamación:
- Anemia perniciosa.
- Talasemia y trombocitopenias.
- Anemia falciforme.
- Artritis reumatoide.
- Infección por citomegalovirus.
- Hepatitis viral.
- Tuberculosis miliar.
- Leishmaniasis.
En todos estos casos, la demanda del sistema inmunitario aumenta, presionando sobre el bazo y haciéndolo trabajar más. Lo que afecta su normal funcionamiento.
4. Infiltración
Hay enfermedades que provocan infiltración de las células, afectando diversos órganos. Esto puede provocar agrandamiento, así como dolor en el bazo.
Entre tales enfermedades se mencionan a la amiloidosis, el síndrome mieloproliferativo, la leucemia, los diversos tipos de linfoma y los tumores metastásicos.
5. Trastornos hepáticos
El hígado y el bazo están muy relacionados. En ocasiones, trastornos del primero, como la cirrosis, también pueden causar inflamación y dolor en el bazo.
¿Cómo se hace el diagnóstico?
En algunos casos, cuando se produce crecimiento anormal del bazo, puede no haber síntomas. Es posible que se descubra durante un examen físico de rutina, ya que el médico no debería sentir el bazo, a menos que esté agrandado.
Ahora bien, cuando hay dolor en el bazo o en la zona donde está ubicado, y se sospecha de algún problema, se puede realizar un diagnóstico por imágenes, a través de radiografías del abdomen, ecografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas nucleares.
Estas pruebas permiten determinar las dimensiones del bazo o si se encuentra comprimiendo otros órganos. Así como evaluar el riego sanguíneo.
Por otra parte, los análisis de sangre ayudan a identificar la causa del agrandamiento del bazo, al medir las cantidades de proteínas. También se puede hacer exploración de la médula ósea, a los fines de descartar leucemia o un linfoma.
Por último, cuando se ha extirpado quirúrgicamente el órgano, se hace una biopsia de tejidos para conocer si la causa de la hipertrofia tiene que ver con alguna enfermedad.
Tratamiento del dolor en el bazo
Hay diversas razones por las cuales se puede presentar dolor en el bazo. El tratamiento dependerá de las causas.
Por lo general, se apunta al abordaje de las patologías subyacentes. Si tiene que ver con anemia perniciosa, por ejemplo, se recomiendan inyecciones de vitamina B12; si se trata de linfomas, se aplica quimioterapia o radioterapia.
Es oportuno señalar que, cuando este órgano se afecta, se presentan infecciones a repetición. Debido a ello, se hace uso de antibióticos en conjunto con el tratamiento de base.
Por otra parte, si se produce la rotura del bazo y hay hemorragia, el médico debe evaluar cuál es la mejor opción y evitar que se agrave la situación. Suelen requerirse transfusiones sanguíneas.
Tanto en este caso, como en otras situaciones graves, la recomendación suele ser una cirugía de emergencia para remover el órgano, parcial o completamente.
La extirpación total puede ser indicada cuando hay cáncer en el bazo, trauma abdominal, ruptura espontánea por leucemia o abscesos.
¿Es posible vivir sin bazo?
Sí, es posible vivir sin el órgano, ya que no es uno vital, en el sentido estricto del término. Pero no es lo ideal, porque el organismo queda más susceptible a contraer infecciones.
En los casos en que no se tiene el bazo, otros órganos del cuerpo se adaptan para suplir en parte las funciones perdidas, ayudando a filtrar los glóbulos rojos y a producir anticuerpos.
Para evitar complicaciones, la persona cuyo bazo ha sido extraído debe tomar precauciones adicionales. Esto implica colocarse vacunas polivalentes (contra el neumococo, el meningococo e influenza) y tomar antibióticos de por vida.
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