5 efectos psicológicos que puede causar la primavera
Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales
“Debe ser el tiempo, el cambio de clima”. Una frase que empleamos como muletilla para explicar algunos efectos psicológicos asociados a la primavera y otras estaciones.
Pocas veces conocemos los efectos reales del cambio de clima y los subestimamos. Con la primavera, por ejemplo, aumentan las horas del día con sol y también la temperatura. Se percibe otro clima emocional: la gente quiere hacer planes puertas afuera, los parques se llenan.
Sabemos el buen tiempo influye en el estado de ánimo. Pues favorece la producción de las llamadas hormonas de la felicidad:
- Dopamina.
- Serotonina.
- Oxitocina.
Los efectos psicológicos de la primavera
Sin embargo, los cambios primaverales podrían ser algo difíciles de afrontar al principio. Conocida como astenia primaveral, este tipo de malestar se debe a la adaptación del cuerpo a los cambios en las condiciones de luz.
No obstante, hay que aclarar que no se trata de un cuadro patológico (muchas veces las personas lo confunden con depresión). Tampoco requiere de medicación.
Los efectos psicológicos más frecuentes en la primavera son los siguientes:
- Fatiga y cansancio. Se traduce en una sensación de somnolencia, de falta de energía.
- Irritabilidad. Quizás podemos sentir que un hecho, aunque insignificante, nos detona el mal humor.
- Alteraciones en el ánimo. Se expresa a través de altibajos emocionales. Una montaña rusa de levantarse con energía, pero sentirse demolido a mitad de mañana. Estar con la motivación funcionando al 100 %, pero luego sentirse frustrado por no tener ganas de hacer nada. La apatía y la tristeza son emociones que suelen presentarse con frecuencia.
- Dificultades para concentrarse. Estar distraídos es la imposibilidad de realizar una tarea de manera sostenida.
- Pérdida de memoria. Como algo temporal, pero se refiere a olvidarse de lo que queríamos decir y de algunos asuntos pendientes.
Otros efectos de la astenia primaveral también incluyen lo siguiente:
- Pérdida del cabello.
- Cambios en el apetito.
- Reducción del deseo sexual.
Estos efectos psicológicos de la primavera no afectan a todos
Por supuesto, hay que aclarar que el cambio de estación afecta a cada uno de un modo particular. A su vez, es importante tener en cuenta que los efectos psicológicos y físicos de la primavera son transitorios. En general, no tienen una duración superior a 2 semanas.
Si observas que persisten, es conveniente que consultes a un profesional.
Más allá de los efectos mencionados, para muchas personas la llegada de la primavera significa volver a encontrarse con su cuerpo. Un cuerpo que permaneció oculto y tapado durante los meses de frío y que, con las temperaturas más altas, implica andar descubierto.
Por eso la importancia de pensar siempre en lo singular dentro de un panorama general. Es decir, a los efectos propios de la astenia primaveral, se suman aquellas presiones sociales por tener un cuerpo esbelto que también causan malestar.
Recomendaciones para prevenir la astenia primaveral
Algunas de las acciones que puedes llevar a cabo para contrarrestar los efectos de la astenia primaveral son las siguientes:
- Intenta dormir temprano: la prolongación del día es un incentivo para continuar con planes recreativos. Sin embargo, intentemos realizar una transición moderada, permitiendo que el cuerpo se habitúe a las nuevas condiciones. Lo recomendable es que intentes dormir entre 7 y 8 horas.
- Busca una alimentación saludable: en especial para los primeros días en que empiezas a percibir los cambios. Las frutas y las verduras siempre ayudan. También es conveniente que, por la noche, intentes comer liviano y al menos 2 horas antes del descanso. Evita la cafeína, los alimentos grasos e industrializados.
- Conecta con actividades que te procuren disfrute: ¿te gusta leer? ¿Te gusta salir en bicicleta? ¿Pintar? Busca un momento para realizar planes que te motiven.
- Aprovecha para hacer ejercicio físico: las temperaturas más cálidas son un llamado a salir a caminar, a realizar actividades al aire libre. Sin embargo, aquí hay que tener en cuenta un factor clave: la moderación. Empieza de a poco, procurando no agotar ni exigir a tu cuerpo de más.
Apostar por las transiciones
La astenia primaveral, así como otras situaciones de cambio, nos llevan a pensar en la importancia de la gradualidad, de la adaptación, de darnos tiempo para afrontar nuevos estados.
Frente a estas circunstancias, es importante tener paciencia, no buscar resultados inmediatos, sino respetarnos y aceptar nuestras emociones. Debemos permitirnos el espacio y el tiempo de transitar de un estado a otro.
Intenta evitar los excesos de planes, de comidas, de salidas. Puedes aprovechar este momento como una oportunidad para preguntarte por el modo en que vives, si te encuentras bajo mucho estrés, si descansas lo suficiente. Cuando las condiciones de tu día a día son de demasiada exigencia, la astenia primaveral puede tener un impacto más notorio.
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