Enfermedades infecciosas

Revisado y aprobado por la médico Maricela Jiménez López

Escrito por Carolina Betancourth

Última actualización: 09 julio, 2023

Las enfermedades infecciosas son aquellas causadas por microorganismos patógenos, como las bacterias, los virus, los hongos y los parásitos.

Aunque muchos de estos gérmenes habitan en el organismo humano y contribuyen con el equilibrio orgánico (como aquellos que conforman la microbiota intestinal), en determinadas circunstancias pueden multiplicarse en exceso y desencadenar una infección.

Por otra parte, muchos gérmenes se encuentran en el aire, la tierra y el agua, por lo que una infección también puede adquirirse al comer, beber o tocar algo que esté contaminado. Luego, en muchos casos, los patógenos se diseminan por el contacto (directo o indirecto) con una persona infectada; por mordeduras o picaduras de insectos y animales.

Causas de las enfermedades infecciosas

Las enfermedades infecciosas se originan por el ataque de microorganismos patógenos que, en determinados ambientes, consiguen proliferarse rápidamente. 

Bacterias

La bacterias son microorganismos unicelulares que se multiplican de forma rápida. Estos liberan sustancias químicas que producen la enfermedad. Algunos ejemplos de las infecciones que producen son las siguientes:

• Tuberculosis.
• Faringitis estreptocócica.
• Infecciones gastrointestinales.
• Infecciones de las vías urinarias.

Virus

Los virus son más pequeños que las bacterias y usan sus propias células para multiplicarse. Pueden originar infecciones como:

• SIDA.
• Dengue.
• Herpes.
• Varicela.
• Sarampión.
• Coronavirus.
• Fiebre amarilla.
• Gripe y resfriado.

¿No lo sabías? Las diferencias entre virus y bacterias

Hongos

Un gran número de enfermedades de la piel, como el pie de atleta o la tiña, se debe a la proliferación excesiva de hongos. Estos también pueden atacar los pulmones y el sistema nervioso. 

Otros ejemplos de las infecciones que producen son: candidiasis, onicomicosis, queratomicosis, dermatofitosis, esporotricosis.

Parásitos

Los parásitos son animales unicelulares que aprovechan a otros seres vivos como alimento y lugar para vivir. Muchos de estos patógenos se transmiten a los humanos mediante las heces de los animales. 

Algunas infecciones por parásitos son las siguientes:

• Malaria.
• Giardiasis.
• Amebiasis.
• Babesiosis.
• Balantidiasis.
• Criptosporidiosis.
• Toxoplasmosis.

Factores de riesgo de las enfermedades infecciosas

Aunque cualquier persona puede contraer enfermedades infecciosas, hay más probabilidades de desarrollarlas si, por alguna razón, el sistema inmunitario está debilitado. Esto puede ocurrir si:

• Tiene algún tipo de cáncer o desórdenes que afectan de forma directa el sistema inmunitario.
• Está tomando esteroides u otros medicamentos que inhiben el sistema inmunitario.
• Tiene deficiencias nutricionales.
• Tiene VIH o SIDA.

Transmisibilidad de las enfermedades infecciosas

Las enfermedades infecciosas transmisibles o contagiosas se pueden propagar por el contacto directo con las secreciones o fluidos corporales de un individuo infectado. Asimismo, pueden producirse por un contagio indirecto con la contaminación del aire, alguna superficie o un alimento que, previamente, hizo contacto con alguien enfermo.

La mordedura o rasguño de animales infectados, como las mascotas, también pueden originar las enfermedades. En casos extremos, puede resultar mortal. Manipular los desechos de los animales acarrea un factor de riesgo importante

Algunos gérmenes dependen de insectos portadores, llamados vectores, para pasar de un huésped a otro. Por lo general, son los mosquitos, pulgas, piojos o garrapatas quienes consiguen llevar la enfermedad hasta un organismo humano.

El primer contacto del microorganismo con el cuerpo se produce a través de una superficie epitelial, como la piel o las mucosas internas del sistema respiratorio, gastrointestinal y urogenital. Una vez el germen consigue establecerse en un sitio de infección, ocurre la enfermedad. Sin embargo, la mayor parte de las veces, el sistema inmunitario trata de impedir el desarrollo de la infección.

Síntomas de las enfermedades infecciosas

Cada una de las enfermedades infecciosas tiene sus síntomas específicos y complicaciones. Sin embargo, en general, estas suelen incluir:

• Fiebre.
• Diarrea.
• Inflamación.
• Tos persistente.
• Sensación de fatiga.
• Erupciones cutáneas.
• Dolores musculares y articulares.

Diagnóstico

Para diagnosticar una enfermedad infecciosa, el profesional en salud inicia con la evaluación y evolución de los síntomas que presenta el paciente. Tras realizar el examen físico, la herramienta más utilizada para confirmarlo es un cultivo microbiológico.

Se trata de una muestra de sangre, saliva, orina o cualquier otro fluido que, tras un análisis, permite determinar si existe el virus, bacteria o cualquier otro agente patógeno.

Tratamiento

El tratamiento de las enfermedades infecciosas varía en función del microorganismo patógeno que la ocasiona, así como las condiciones y síntomas del paciente. En general, los tratamientos incluyen:

• Antipiréticos. Para reducir la fiebre.
• Analgésicos. Para tratar el malestar general.
• Antivirales. Para las enfermedades causadas por virus.
• Antiparasitarios. Para las infecciones causadas por parásitos.
• Antibióticos. Cuando se produce una infección bacteriana grave.
• Antifúngicos. Para tratar las infecciones causadas por hongos o levaduras.

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Prevención

Hay varias medidas que se pueden tomar para evitar la transmisión o contagio de las enfermedades infecciosas. Estas incluyen:

• Vacunarse.
• Lavarse las manos con frecuencia.
• No compartir artículos de uso personal.
• Manipular de forma correcta los alimentos.
• Utilizar protección durante las relaciones sexuales.
• Quedarse en casa si se tienen signos y síntomas de una infección.
• Desinfectar los posibles focos de infección en el hogar (baños, cocina, habitaciones, etcétera).
• Viajar con prudencia. Según estudios, existe un indice muy alto de contagio por viajeros o inmigrantes.

¿Tienes síntomas de una enfermedad infecciosa? Si es así, y no tienes claro cuál es o cómo tratarla, consulta al médico lo antes posible.

Evita automedicarte y, además, averigua qué alimentos o fármacos pueden interactuar de forma adversa con el tratamiento recetado por el médico.