Logo image
Logo image

¿Sabías que las esponjas para lavar platos son una de las mayores fuentes de bacterias?

4 minutos
¿Te has detenido a pensar que, parte de los restos de comida quedan atrapados en la esponja utilizada para fregar los platos todos los días?
¿Sabías que las esponjas para lavar platos son una de las mayores fuentes de bacterias?
Nelton Abdon Ramos Rojas

Revisado y aprobado por el médico Nelton Abdon Ramos Rojas

Última actualización: 25 mayo, 2023

Las esponjas para fregar son indispensables en cualquier hogar, sobre todo en la cocina. Con ellas, limpiamos tanto los enseres como la encimera o área en la que cocinamos a diario las comidas. Sin embargo, este objeto que asociamos normalmente con la limpieza es también una donde pueden alojarse bacterias. En este artículo, te ofrecemos algunos consejos para usar la esponja de cocina de manera óptima.

La función de este utensilio es la de retirar los restos de alimentos que quedan en los platos y cubiertos. Precisamente por esa razón, una parte de esos restos quedan atrapados en sus los poros de las esponjas. Este hecho, combinado con la humedad, crea el ambiente favorable para el crecimiento de bacterias.

Sin duda, el hecho de que la esponja se mantenga húmeda, o en algunos casos completamente mojada hasta el siguiente uso, aumenta exponencialmente el riesgo para nuestra salud. Algunas bacterias, como por ejemplo, la Escherichia coli, la Staphylococcus aureus y la Salmonella, podrían crecer en esa misma esponja que usamos para fregar.

Some figure
La bacteria de la salmonelosis tiene una presencia con amplia distribución mundial.

Por ello, es importante el considerar limpiarlas, desinfectarlas o cambiarlas regularmente, más allá del efecto desinfectante que tiene la esponja sobre sí misma debido al detergente que se utiliza para fregar.

Lee: Objetos cotidianos que contienen más virus y bacterias.

La esponja de la cocina: el utensilio más sucio del hogar

Es lo que piensa el Dr. Philip Tierno, profesor clínico de Microbiología y Patología en la Universidad de Nueva York. Según él, “la cosa más sucia que puede haber en una casa es una esponja para lavar platos, incluso más que una tapa de inodoro o un cubo de basura”.

Sus poros facilitan la eliminación de residuos, pero también retienen los microorganismos que intentamos eliminar cuando limpiamos.

Es evidente que los restos de comida se acumularían si la esponja para fregar no se desinfecta. Así, por cada 20 minutos que permaneciera húmeda, podría desarrollarse una nueva bacteria.

Podría pensarse que el detergente para lavar la vajilla que le agregamos es suficiente para limpiar la esponja también, pues nada más alejado de la realidad. El detergente no consigue eliminar de la esponja los agentes patógenos por completo. Muchos de ellos se encuentran alojados en el interior de sus poros, donde difícilmente llegue en cantidad suficiente ese producto.

La desinfección es, pues, la mejor manera de evitar la intoxicación causada por una esponja contaminada de bacterias. Podría parecer paradójico el hecho de tener que lavar un utensilio de limpieza. Lo cierto es que, es indispensable, dado que es la forma en la que podemos asegurarnos de que la limpieza está cumpliendo su cometido: eliminar los microorganismos.

Los científicos opinan

Una investigación realizada por el Servicio de Investigaciones Agrícolas estadounidense (ARS, por sus siglas en inglés) en el año 2007, responde a esta pregunta categóricamente. Allí, realizaron varias pruebas para determinar cuál era la forma más eficaz de eliminar los patógenos que se acumulan en las esponjas.

Las pusieron a remojar a temperatura ambiente en una solución que contenía carne picada. Su finalidad fue la de favorecer la cantidad de microbios para hacer después el análisis. Luego,

  • Sumergieron la misma esponja durante 3 minutos en una solución de 10 % de lejía.
  • Después, en jugo de limón durante 1 minuto.
  • También se introdujo en el microondas 1 minuto.
  • Para terminar, se la lavó en un lavavajillas con ciclo de secado.

En correspondencia con ello, los resultados arrojaron que:

  • La lejía y el zumo de limón habían logrado reducir de un 37 % al 87 % de las bacterias
  • Calentarla en el microondas acababa con hasta un 99, 9 % de los microorganismos
  • Lavarla en el lavavajillas tuvo un resultado similar

Así pues, el estudio concluyó que la manera más eficaz para eliminar bacterias y mohos de este utensilio es calentándolo en un microondas. También, lavarlo en el lavavajillas con un ciclo de secado.

¿Cómo eliminar las bacterias de las esponjas para fregar?

Some figure

Te explicamos cómo desinfectar la esponja para fregar en el microondas. Primero, se debe aclarar con agua limpia. Luego, ponla a calentar durante un par de minutos a temperatura máxima.Ten en cuenta, además, estos consejos:

  • Limpia la esponja después de cada uso.
  • Adopta un sistema de rotación con dos esponjas con el fin de utilizar siempre una limpia, mientras la otra se lava.
  • Revisa el utensilio y trata de quitar los restos de comida que puedan quedar tras lavar los platos.
  • Después de utilizar la esponja, ponla a secar para evitar la humedad y el consiguiente crecimiento de las bacterias.
  • Si sobre la superficie de los platos o utensilios hubiera grasa animal lo ideal sería que los limpiaras previamente con una escobilla. Así evitarás que entre los poros de la esponja queden restos.

¿Te habías detenido a pensar que, parte de los restos de comida quedan atrapados en la esponja utilizada para fregar los platos todos los días? Este hecho, combinado con la humedad, crea el ambiente favorable para el crecimiento de bacterias potencialmente dañinas para tu salud y la de tu familia. De ahí, que sea tan necesario desinfectar ese utensilio que se usa diariamente.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Piédrola, G. (2002). Medicina Preventiva y salud pública. Madrid: Masson, pp. 416-423.
  • Puerta-García, A., y Mateos-Rodríguez, F. (2010). “Enterobacterias”, Medicine, 10 (51): 3426-3431.
  • Rutala, W. A., and Weber, D. J. (2008). Guideline for Disinfection and Sterilization in Healthcare Facilities. Atlanta (GA): CDC-HICPAC, pp. 10-13.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.