¿Qué son los estándares inflexibles?
Muchas veces mantenemos ideas, creencias y hasta reglas porque nos proporcionan un marco de seguridad y nos dan tranquilidad. Sin embargo, puede que este conjunto se vuelva rígido y estanco. Así, estaríamos ante estándares inflexibles.
Estos estándares, que parece que hubiese que sostener hasta las últimas consecuencias, incluso a costa de nuestro bienestar, nos pueden perjudicar. Profundicemos en ello.
La terapia de esquemas como marco
J. Young, en su terapia de esquemas, expresa que las personas desarrollan durante su infancia una forma de interpretar el mundo, de explicar la realidad. Los esquemas son maneras de pensar sobre uno mismo y sobre los demás.
Están conformados por recuerdos, emociones y sensaciones corporales. Se repiten a lo largo de la vida.
Sin embargo, en ocasiones, se transforman en esquemas precoces desadaptativos (EPD), siendo disfuncionales para la persona. Dichos esquemas se originan en respuesta a necesidades emocionales insatisfechas, que se relacionan con vínculos seguros, autonomía, libertad para expresarse, espontaneidad y límites.
Young postula la existencia de 18 esquemas, distribuidos en 5 categorías. Dentro de dichas categorías, se encuentra la sobrevigilancia y la inhibición, en las cuales se hallan los esquemas disfuncionales siguientes:
- Negatividad y pesimismo.
- Inhibición emocional.
- Estándares inflexibles.
¿Qué son los estándares inflexibles?
Los estándares inflexibles son una actuación rígida que responde a normas internas severas. A menudo, implican sacrificar bienestar y felicidad solo por el hecho de cumplirlos.
Además, las personas con estándares inflexibles son aquellas a las que se les dificulta incorporar un punto de vista diferente del suyo. En especial, cuando este contradice su propio estándar.
A todas las personas nos cuesta el cambio con relación a determinados temas. Sin embargo, existe un inconveniente cuando nos volvemos completamente rígidos respecto a nuestra forma de pensar. Esto prolonga la dificultad para encontrar la solución a un problema.
Por supuesto que ante una misma situación, dos personas pueden tener esquemas diferentes. La resolución depende de muchos otros factores, que implican el temperamento y las condiciones del contexto. Por ejemplo, en casos de perfeccionismo o de TOC (trastorno obsesivo compulsivo), hay un predominio de este estilo cognitivo rígido.
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Características de las personas con estándares inflexibles
Entre las principales características de las personas con estándares inflexibles encontramos las siguientes:
- Poseen baja tolerancia a la frustración.
- Tienen tendencia a la autocrítica severa.
- Hay un exagerado cumplimiento de las normas.
- Hay una orientación a ocultar emociones y sentimientos.
- Responden a patrones exigentes. Se rigen por el sentido de deber.
- Son cerradas, les cuesta el cambio y adaptarse a las circunstancias. En general, tienden a mantenerse dentro de su zona de confort.
Algunos estudios científicos y tesis han buscado establecer la relación posible entre los esquemas disfuncionales en la infancia y adolescencia (incluidos los estándares inflexibles) con los comportamientos en el momento y a futuro. Así, una investigación en Perú postula que la agresividad es más frecuente entre los jóvenes con esquemas disfuncionales. En este mismo país, en el grupo etario de 15 a 17 años, se encontró que los estándares inflexibles tenían una alta prevalencia: del 66,4 %.
Consecuencias de los estándares inflexibles
Para entender de qué modo los estándares inflexibles influyen en la vida de una persona, veamos un ejemplo.
Alguien que ha experimentado ciertas carencias económicas y materiales a lo largo de su infancia, siente tranquilidad de ahorrar y tener dinero en reserva, ya que experimenta control respecto a su futuro. Sin embargo, esta persona no puede disfrutar de otras ventajas que le otorga el dinero, como una salida recreativa, planificar vacaciones o hacer reformas en su casa. Su estándar es inflexible y se rige a través de una única creencia: atesorar. De este modo, se priva de disfrutar experiencias y retorna de alguna manera a la situación original: vive carencias a causa de su inflexibilidad.
La principal consecuencia de poseer estándares inflexibles es que se pierden oportunidades, tanto laborales como económicas. Al costar tanto el hecho de innovar y pensar «fuera de la caja», se resiente la creatividad.
A veces, las personas con estos esquemas suelen experimentar dificultades en las relaciones interpersonales. Su forma taxativa y rígida de ser y pensar les impide responsabilizarse por cambiar algunas cosas o aceptar otras.
También es cierto que les cuesta relajarse. Son muy críticos, por lo que también es un problema conectarse con el disfrute de las situaciones presentes.
Los esquemas mentales son capaces de cambiar el funcionamiento fisiológico del organismo también. En mujeres con estándares inflexibles, se encontró un aumento de la cantidad de la hormona cortisol en la sangre. Este incremento puede tener diferentes consecuencias en la salud, ya que el cortisol elevado se asocia a trastornos del sueño, mayor riesgo de demencia en el envejecimiento, obesidad y resistencia a la insulina.
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Cuestionar los mandatos para flexibilizar nuestras respuestas
Las decisiones que tomamos deben intentar seguir una tendencia hacia el equilibrio, hacia aquello que sucede en el intermedio y no en los extremos. La rigidez, muchas veces, es la causa de que no podamos encontrar la salida a los problemas. Así, repetimos una y otra vez las mismas soluciones disfuncionales.
Por el contrario, la flexibilidad nos permite adaptarnos a nuevas situaciones y alejarnos de los mandatos. Comprendemos que podemos intentar con otras estrategias.
Ante estilos de pensamiento tan herméticos, será muy importante empezar por cuestionar esas pseudoverdades, esos mandatos internos que obstaculizan el cambio. La terapia cognitiva y la terapia de esquemas pueden contribuir en este sentido.
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