5 etapas de las relaciones de pareja
Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz
La mayoría de las personas sabe que existen diferentes etapas en las relaciones de pareja. Estas se pueden dividir a nivel formal, como lo son por ejemplo el noviazgo, el concubinato y el matrimonio. A su vez, podemos indagar en otras clasificaciones de acuerdo con los sentimientos, las expectativas y las actitudes de los amantes.
Estos tres elementos no permanecen estáticos en una relación, ya que evoluciona de acuerdo con las experiencias y el tiempo que las parejas pasan juntos. Están condicionados además por factores biológicos, químicos e incluso sociales. Hoy te enseñamos 5 etapas de las relaciones de pareja y sus características.
Las etapas de las relaciones de pareja
Lo primero que tienes que saber es que existen muchas etapas en una relación de pareja. Hemos elegido solo 5 de ellas, aunque el número podría ser perfectamente mayor. A su vez, ten en cuenta que no todas las parejas transitan a través de estas de forma gradual; o llegan a experimentar todas en su relación.
No hemos tenido en cuenta las características formales, sino que nos enfocamos en el vínculo emocional y sentimental que une a los amantes. Con esto como advertencia, te presentamos las etapas de las relaciones de pareja.
1. Fase de enamoramiento
Todo relación de pareja inicia a través de una etapa o fase de enamoramiento. Es el punto de partida que te lleva a formalizar una relación o al menos mantenerla. Al igual que otras fases no tiene un límite de tiempo, ya que puede ser muy corta o por el contrario prolongarse durante años.
Tal y como nos lo ha enseñado la doctora Helen Fisher, la fase de enamoramiento está condicionada por un cóctel químico. Esos sentimientos y emociones exacerbadas que manifiestas hacia tu pareja durante el enamoramiento se deben a hormonas como la dopamina, la noradrenalina, la serotonina y por supuesto también la testosterona y el estrógeno.
Son estas hormonas las que te hacen sentir mariposas en el estómago y experimentar felicidad y alegría en compañía de tu pareja. Es una etapa en que ambos demuestran el lado más agradable de sí y son más proclives a perdonar o pasar por alto algunos detalles. Lo bueno prima sobre lo malo y se vive por y para el otro.
2. Fase temprana de apego
La fase anterior inevitablemente evoluciona a una fase de apego. Es decir, aquella fase en la que se consolidan aspectos, motivos o razones para desear continuar con la relación. En una fase temprana del apego, las hormonas y los mensajeros aún están revoloteando en tu cabeza.
Siguiendo de nuevo a Fisher, la etapa del apego es similar a la adicción por la cocaína (en el contexto de su influencia en el cerebro). Se desea pasar tiempo con la pareja porque eso genera una recompensa química (dopamina, serotonina y demás). El organismo también empieza a secretar en estados iniciales vasopresina y oxitocina.
Esta necesidad de apego es natural. Le sucede a todas las parejas, lo cual no quiere decir que siempre se gestione de la misma manera. Por ejemplo, algunas lo pueden manifestar como un apego patológico e incluso como dependencia. El nivel de madurez emocional, las características de la relación y otros factores determinan la fase temprana de apego.
Desde el punto de vista biológico, se piensa que el apego evolucionó como una herramienta para hacer que un individuo de la misma especie permanezca junto a otro. Todo esto con el objetivo de cumplir con las necesidades reproductivas y, en el caso de algunas especies, de crianza y seguridad.
3. Fase de crisis o de conflicto
Una de las etapas de una relación de pareja decisivas es la del conflicto. Toda relación puede atravesar por ella, e incluso lo puede hacer en repetidas ocasiones. No estamos hablando aquí de discusiones o problemas ocasionales, sino del momento en el que uno de los participantes (o ambos) se plantea seriamente si abandonar o continuar con la relación.
Muchas circunstancias pueden estar detrás de la fase de crisis, aunque por lo general se debe a la satisfacción de la relación. Por ejemplo, y de acuerdo con los investigadores, la comunicación juega un papel clave en alcanzar la anhelada satisfacción. También encontramos expertos que señalan que la insatisfacción sexual explica la mayoría de los casos.
Sea como fuere, ten en cuenta que para este punto la exacerbación de hormonas en tu organismo ya ha decaído o está decayendo. En especial aquellas relacionadas con la primera etapa. Es una fase crucial en la medida de que el futuro de la relación está condicionado por las decisiones de este momento.
Es en este punto en el que algunas parejas deciden darse un tiempo. Es decir, interrumpir temporalmente la relación para reevaluar en privado la necesidad de seguir apostando por la relación. Otros prefieren atravesar la etapa juntos o simplemente terminar el vínculo sin mayor meditación.
4. Fase profunda de apego
Las parejas que logran sobrellevar la fase anterior llegan a lo que se conoce como etapa profunda de apego. Es similar a la fase 2, solo que esta vez los sentimientos se consolidan hacia la pareja. Es, además, cuando la oxitocina y la vasopresina se secretan como en ninguna otra etapa.
El papel de estos mensajeros en la consolidación del apego es algo que los investigadores han estudiado muy bien. Sin estas hormonas ninguna relación triunfaría más de un par de meses, y de hecho es lo que hace que algunas duren varios años e incluso décadas. Se sabe que también es la responsable del cuidado materno hacia su hijo.
En todo caso, la fase profunda del apego es aquella en la que se solidifican los motivos para continuar una relación. Ya se ha dejado atrás la fase del enamoramiento, de apego temprano y de crisis; sin que esto implique que se hayan olvidado.
Lo que sucede es que existen otros motivos para mantener la relación: estabilidad emocional o financiera, proyectos de vida en común, intereses mutuos y demás.
5. Fase de vinculación
Las etapas de las relaciones de la pareja llegan a su cénit en la fase de vinculación. En una fase de compromiso, en la que las parejas han establecido explícitamente la voluntad y el deseo de permanecer juntos. Lo pueden hacer a través de un compromiso formal, como un matrimonio, o cualquier otra ceremonia de exhibición pública (parejas de hecho, por ejemplo).
La fase de vinculación no se materializa solo a través del matrimonio. Una pareja puede pactar una relación de exclusividad permanente sin que exista este ritual de por medio. Lo que sí es cierto es que la sociedad, los amigos y los familiares asocian a la pareja con una relación a largo plazo.
Estas son las etapas de las relaciones de pareja más frecuentes. Por supuesto, estas no terminan con la fase 5. A esta le podemos añadir una nueva, la cual podríamos denominar perfectamente fase de desvinculación. Es decir, cuando ambos han decidido que no existen razones o motivos para continuar juntos y deciden separarse.
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