Experimento de la cárcel de Stanford, ¿en qué consistió?

¿Te consideras una buena persona? El experimento de la cárcel de Stanford demostró que, en un contexto apropiado, el ser humano es capaz de reaccionar con inusitada crueldad. Te contamos en qué consistió.
Experimento de la cárcel de Stanford, ¿en qué consistió?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 06 julio, 2023

El experimento de la cárcel de Stanford es uno de los más famosos de la historia. Su popularidad y relevancia es tal, que se ha trasladado varias veces al cine y una gran parte de la población general lo conoce.

Y no es para menos, dado que sus resultados parecen hacer tambalear el concepto del bien y del mal. Ponen en entredicho la moralidad del ser humano.

Un sótano de una universidad convertido en prisión simulada, estudiantes que adoptan el rol de presos y carceleros aleatoriamente y unas consecuencias tan aterradoras que obligan a suspender el experimento. Estos son los ingredientes de este evento tan relevante para el estudio de la mente humana.

Desde que el experimento tuvo lugar en el año 1971 se han realizado numerosas críticas respecto a su validez y veracidad, y se han descubierto importantes fallos y controversias. No obstante, resulta muy relevante conocer lo que entonces sucedió y qué podemos aprender de ello.

¿Cuál era el objetivo del experimento de la cárcel de Stanford?

Durante los juicios de Nuremberg, tras la Segunda Guerra Mundial, muchos de los perpetradores de los crímenes cometidos alegaron en su defensa que simplemente estaban siguiendo órdenes. Esto motivó a algunos investigadores a analizar hasta qué punto los seres humanos pueden perder su moralidad y dañar a otros por simple obediencia.

Un estudio pionero al respecto fue el realizado por el psicólogo Stanley Milgram en la universidad de Yale. En él se comprobó este terrible supuesto, dado que los voluntarios accedieron a propinar fuertes descargas eléctricas a otros participantes simplemente por seguir las directrices.

Con la intención de replicar y profundizar estos hallazgos, se diseña el experimento de la cárcel de Stanford. ¿Pueden las buenas personas encarnar la maldad si se encuentran en el contexto adecuado?

Manos en el experimento de la cárcel de Stanford.
Este experimento tuvo muchos cuestionamientos éticos y hasta del protocolo científico aplicado, por lo que se discuten sus resultados.

¿En qué consistió?

El sótano de la universidad de Stanford se convirtió en una cárcel simulada, con el fin de albergar a los 24 estudiantes seleccionados para participar en el experimento. Estos jóvenes, emocionalmente sanos, fueron asignados al azar al grupo de prisioneros o carceleros. Habrían de pasar dos semanas en la prisión interpretando estos roles.

Tras ser detenidos, fichados y encarcelados, daba comienzo el experimento. Los guardias vestían uniformes y gafas oscuras, mientras a los reclusos se les asignó una camisa larga con un número bordado. Nadie habría podido imaginar los efectos que estos elementos de despersonalización tendrían en los estudiantes voluntarios.

El experimento no resultó como se esperaba…

Tras un primer día tranquilo y poco reseñable, los eventos en la cárcel de Stanford comenzaron a escalar. Pese a que los carceleros tenían prohibido agredir físicamente a los presos, comenzaron a ejercer una inesperada violencia psicológica contra ellos.

Les negaban la comida, les privaban el sueño, los obligaban a permanecer desnudos o los recluían en aislamiento de forma arbitraria y desmedida. Los prisioneros también se veían forzados a dormir en el suelo o a hacer flexiones y recibían humillaciones de todo tipo por parte de los guardias. Pese a todo, solo una minoría de los estudiantes decidieron abandonar el experimento.

Algunos jóvenes comenzaron a manifestar desórdenes emocionales severos, crisis nerviosas y actitudes de indefensión. Los carceleros, por su parte, se mostraban crueles, sádicos e indiferentes ante el sufrimiento de los que hace tan solo unos días eran sus compañeros de universidad.

A la vista de estas consecuencias, el experimento tuvo que suspenderse apenas 6 días después de haber comenzado.

¿Cuáles fueron las conclusiones del estudio?

El experimento de la cárcel de Stanford tuvo unas consecuencias inusitadas, pero las conclusiones parecían claras: el entorno puede condicionar enormemente el pensamiento y el comportamiento de un ser humano.

  • Jóvenes psicológicamente equilibrados pueden ejercer violencia y abuso de poder frente a sus iguales si consideran que este es su papel.
  • Personas emocionalmente sanas, expuestas a un contexto de vulnerabilidad, se resignan ante el maltrato y no intentan escapar de su situación.
  • El efecto espectador puede producir que quienes observan estas agresiones pierdan la magnitud de lo que ocurre ante sus ojos y lo acepten como algo normal. Ninguno de los observadores externos hizo nada por detener el experimento.
Cadenas en un prisionero de una cárcel.
Los supuestos prisioneros del estudio manifestaron signos de indefensión aprendida.

Críticas sobre el experimento de la cárcel de Stanford

Los resultados del experimento causaron gran conmoción en la comunidad científica y en la población general. El estudio fue citado en numerosos libros de texto de psicología e incluso plasmado en varias películas y documentales.

Sin embargo, diversas voces se han alzado para cuestionar y criticar la validez de esta investigación:

  • La muestra de participantes no es representativa al contener únicamente hombres jóvenes, blancos, universitarios y de Estados Unidos.
  • Algunos de los participantes se vieron condicionados por el miedo a que su desempeño en el experimento afectase a sus calificaciones.
  • Los voluntarios conocían los resultados que se buscaba obtener con el experimento y se comportaron deliberadamente para obtenerlos. Incluso, parece que se alentó a los carceleros para ejercer esa violencia psicológica sobre sus compañeros.
  • Por supuesto, el experimento carece de ética y no puede replicarse.

Un experimento para pensar

Pese a las críticas recibidas, los resultados del experimento de la cárcel de Stanford no dejan de ser tan interesantes como alarmantes. Los fenómenos aquí observados pueden dar cuenta de las dinámicas que promueve el sistema penitenciario de muchos países y reflejan que el comportamiento humano no siempre goza de libre albedrío.

Parece claro que cuando las personas no cuestionan los mandatos, pueden convertirse en seres sádicos o sumisamente resignados al maltrato. Por lo mismo, resulta imperativo que hagamos uso de nuestro pensamiento crítico.


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  • Zimbardo, P. G. (2004). A situationist perspective on the psychology of evil: Understanding how good people are transformed into perpetrators (pp. 21-50). In A. G. Miller (Ed.), The social psychology of good and evil. New York: Guilford Press
  • Milgram, S. (1963). Behavioral study of obedience. Journal of Abnormal and Social Psychology , 67, 371-378
  • Haney, C., Banks, W. C., & Zimbardo, P. G. (1973). Interpersonal dynamics in a simulated prison. International Journal of Criminology and Penology, 1, 69-97.

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