9 falsas creencias sobre tener un hijo único
Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz
La composición de la familia de origen modela ciertos aspectos de la personalidad. Sin embargo, esto ha dado pie a una serie de creencias falsas, muchas de ellas asociadas al hijo único.
Ni es cierto que el hijo mayor sea siempre un líder, como tampoco lo es que el menor sea mimado y dependiente. Tampoco es verdad que el hijo único sea un pequeño tirano marcado por el egoísmo. Lo determinante en cada caso es el estilo de crianza.
Un hijo único no siempre cuenta con la atención exclusiva de sus padres. El temperamento de cada pequeño es distinto y varía la forma como es educado.
Así que es hora de dejar de darle crédito a ciertas creencias al respecto. Hoy hablaremos acerca de esos mitos sobre el hijo único que no tienen ningún fundamento.
Los hijos únicos
Hasta hace un tiempo, lo usual era que las parejas decidieran tener varios hijos. Esto ha cambiado mucho, al punto en que se estima que cerca del 40 % de las familias tienen un solo hijo. Es muy factible que esta tendencia continúe e incluso se acentúe.
Muchos padres tienen dudas acerca de la conveniencia o no de tener un hijo único. Esas vacilaciones provienen, en gran medida, de las creencias erróneas al respecto. Lo cierto es que no existe ninguna evidencia seria de que la ausencia de los hermanos sea un problema.
Las falsas creencias sobre el hijo único son de vieja data. Sin ir muy lejos, el primer presidente de la Asociación Americana de Psicología, Granville Stanley Hall, llegó a decir que “ser hijo único es una enfermedad en sí misma”. Se ha demostrado que esto no es cierto, pero ese tipo de afirmaciones han calado.
Algunas falsas creencias sobre tener un hijo único
Un amplio estudio hecho en Alemania y publicado en 2019 concluyó que no existe ninguna relación entre ser hijo único y tener rasgos narcisistas o ser más egocéntrico. Otras investigaciones han llegado a resultados similares.
Las siguientes son las principales creencias sobre el hijo único que carecen de fundamento.
1. Son más egoístas
Este es, quizás, el mito más extendido en torno al hijo único. Se dice que por no tener hermanos no aprenden a compartir.
En parte es cierto, ya que tienen que vivir solos sus pequeñas aventuras y experiencias. Esto los hace más valientes e independientes.
Sin embargo, es la crianza la que inculca la capacidad para compartir con los demás. Hay niños que son egoístas, incluso teniendo hermanos. Ese factor no es determinante.
2. Tienen dificultades para relacionarse con los demás
Los niños que tienen hermanos desarrollan las habilidades sociales con más rapidez y fluidez. El hijo único lo hace con los otros niños con los cuales tiene contacto.
Es posible que los primeros tengan cierta ventaja, pero esta no es significativa. De hecho, los hijos únicos suelen construir lazos de amistad más fuertes, precisamente porque valoran mucho la compañía.
3. Tienen mayor necesidad de afecto
No es cierto que el hijo único crezca necesitando la atención y los mimos de todo el mundo. En realidad, suele suceder todo lo contrario.
Como ha contado con la atención exclusiva en su hogar, lo habitual es que no necesite llenar un vacío de reconocimiento. Sin embargo, y de nuevo, la crianza es lo determinante.
4. Son menos hábiles en la gestión de las emociones
Esta podría ser la más falsa de las creencias sobre el hijo único. Muchas de sus experiencias deben resolverlas por sí mismos y eso les permite conocerse mejor y desarrollar más autonomía.
Por lo tanto, también se vuelven más hábiles en la gestión de sus emociones. En particular, porque interactúan con adultos la mayor parte del tiempo.
5. Tienen una infancia más limitada
Este es uno de los factores en los que la crianza resulta decisiva. Si un niño es sobreprotegido y se le aísla, tendrá vivencias más limitadas.
En cambio, si los padres favorecen la interacción con otros niños y con el mundo, las experiencias serán más plenas. El hijo único crece solo, sin otros niños al lado. De los padres depende que ello se torne limitante o no.
6. Son tiranos
Un carácter tiránico no depende de ser hijo único. Los padres que no ponen límites a sus hijos y que ceden a los caprichos de estos van a generar niños tiranos, sin que importe que tengan hermanos o no.
Establecer normas de convivencia y respetarlas es la base para que los niños no desarrollen un narcisismo desbordado.
7. Lo tienen todo y por eso no valoran nada
La valoración de lo que se tiene es algo que enseñan los padres a través de la crianza. Si a los niños se les concede todo y no se les inculca el aprecio por lo que reciben, van a desvalorar lo que poseen. Esto no tiene nada que ver con ser hijo único o no.
8. Son más competitivos
El hijo único no se enfrenta a la competencia por el afecto de los padres, como ocurre con los niños que tienen hermanos. Por lo tanto, a diferencia de lo que se cree, suelen ser más autónomos y menos dependientes de las conductas ajenas. Hay más tendencia a la comparación con los demás en los pequeños que tienen hermanos.
9. No saben trabajar en equipo
El hijo único comparte su vida con adultos. La diferencia de edad hace que tanto los padres como el pequeño deban hacer esfuerzos por comunicarse mejor y compartir.
Esto favorece el desarrollo de la empatía y la capacidad para interactuar con personas que piensan y son diferentes. No tienen ningún problema para trabajar en equipo.
El centro es la crianza
Los padres de un hijo único deben esforzarse para no caer en la sobreprotección. También es importante que faciliten la socialización con otros niños, ya que esto es muy importante para su desarrollo.
Aislarlo y mantenerlo solo entre adultos no es buena idea.
Una mascota les ofrece compañía y sentido de protección y cuidado, así que resulta una buena alternativa. Lo más relevante es ofrecerle una crianza saludable, con valores y límites claros. De este modo, tendrá un desarrollo sano.
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