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La felicidad debe nacer de tu interior, no al lado de nadie

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Para alcanzar la felicidad, en primer lugar, debemos estar en paz y a gusto con nosotros mismos. A partir de ahí podremos propiciar este estado en todo aquello que emprendamos.
La felicidad debe nacer de tu interior, no al lado de nadie
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater

Última actualización: 24 mayo, 2023

La felicidad puede construirse de muy diversas formas. Ya sea en soledad o al lado del ser amado, esta emoción positiva y gratificante parte siempre de un lugar muy específico: nuestro cerebro emocional.

Por este motivo debemos tener claro un aspecto esencial: estar junto a alguien que queremos es algo maravilloso pero, en ocasiones, incluso teniendo la mejor pareja del mundo, si no estamos bien con nosotros mismos, la felicidad completa nunca será posible.

El bienestar, el equilibrio y la alegría nacen siempre de nuestro interior. La paz de nuestro corazón sintiéndose bien con todo lo que somos y tenemos es el mejor camino hacia la felicidad, ya sea en soledad o en compañía. Te invitamos a reflexionar sobre ello.

La felicidad es un sendero interior

En las últimas décadas si hay un tema cada vez más buscado en las librerías es el referente al crecimiento personal o a cómo construir nuestra felicidad en estos tiempos difíciles. A nuestro alcance tenemos por ejemplo autores de renombre como el psicólogo Tal Ben-Shahar, profesor de Psicología positiva en Harvard y un auténtico gurú en el tema.

Así, algo que nos recuerda el profesor Sahar es que para ser felices las personas deberíamos trabajar tres dimensiones:

  • Permitirnos ser humanos, es decir, aceptar las emociones negativas, asumir nuestros errores y debilidades.
  • Aprender a conectar mente y cuerpo.
  • Desarrollar y practicar la gratitud.

Tal y como podemos ver, esas dimensiones no están en el exterior. Es decir, la felicidad, según uno de los máximos expertos en el tema, no depende de los bienes materiales o nuestro estatus. Es un trabajo interior. No podemos dejar de lado que en la actualidad, algo que todos tenemos claro es la gran relevancia de aspectos como la inteligencia emocional, la gestión del estrés, la conexión interior, la empatía…

Invertir en desarrollo personal es un puente directo hacia la felicidad y también para mejorar nuestras relaciones personales. Sin ese primer paso, sin esa responsabilidad con nosotros mismos, el crecimiento no es posible. El bienestar no es real.

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Una mirada que aprende a conectar con las propias necesidades

Fue a partir de los años 90 con autores como Daniel Goleman cuando aprendimos por fin la importancia de la inteligencia emocional. Y no solo eso. En estudios como el publicado en 2005 por la revista International Journal of Behavioral Medicine nos recuerdan que existe una correlación entre factores como la compasión emocional y conductual y ser más felices.

Asimismo, un libro recomendable sobre este tema y que nos puede invitar a reflexionar es Se puede ser feliz en Alaska. Enfocado desde la psicología cognitiva, nos ayuda de una forma lúdica y práctica a afrontar situaciones tan complejas como el estrés, la depresión o la ansiedad.

Asimismo, un aspecto que nos revela esta lectura es lo siguiente: más allá del lugar donde estemos, más allá incluso de las personas que nos rodean, está la habilidad para cuidar de nosotros mismos. Para querernos. Una mirada que sabe respetarse y entenderse sabe mirar al presente con esperanza.

Las personas fueron creadas para ser amadas, las cosas, por su parte fueron creadas para ser usadas. La razón por la que el mundo está en caos es porque las cosas están siendo amadas, y las personas usadas.

“Se puede ser feliz en Alaska” -Rafael Santandreu-

La felicidad es ausencia de miedo

La felicidad es, ante todo, carencia de miedo. Aún más, para ser feliz debemos ser capaces de lidiar con la adversidad, de saber aplicar estrategias adecuadas para trabajar las emociones negativas, para dejar a un lado las relaciones que nos hacen daño, las dinámicas que nos desgastan…

El miedo tiene una utilidad evolutiva imprescindible. Así, estudios como el publicado en 2002 en la revista Dialogues in clinical neuroscience, nos señalan que gracias a esta dimensión hemos logrado sobrevivir como especie. Ahora bien, cabe decir que en ocasiones hacemos un uso y abuso excesivo de esta dimensión.

Son esas situaciones extremas (y cotidianas) donde permitimos que el temor tome el control absoluto de nuestras vidas. Un ejemplo de ello son las siguientes situaciones:

  • Miedo a la soledad.
  • Temor a no ser amados como nosotros queremos.
  • Miedo a no alcanzar los objetivos que nos proponemos cada día.
  • Angustia por no ser como los demás esperan que seamos.
  • Miedo a que las cosas cambien -o a que no cambien-.
  • Inquietud a perder determinas cosas, determinadas personas.

Todo ello son situaciones que pueden sernos conocidas. Así pues, el primer paso para construir esa felicidad interior puede ser racionalizar el miedo, comprenderlo y empequeñecerlo. Una forma de conseguirlo es precisamente fortaleciendo nuestra autoestima y evitando estar tan “apegados” a cosas o personas.

Aprende a caminar ligero

Caminar ligero no quiere decir en absoluto que no debamos tener a nadie a nuestro lado. Al contrario. Pocas cosas son tan maravillosas como llevar de la mano a nuestra familia, a nuestra pareja, a esos amigos que son tesoros en nuestro corazón.

  • Ahora bien, esos compañeros de vida deben permitirnos, a su vez, “caminar ligeros”. Quien gusta de colocarse sobre nuestra espalda para recordarnos nuestros fallos, para susurrarnos por dónde debemos ir y qué senderos evitar no favorece nuestro crecimiento ni nuestra felicidad.
  • Caminar sin pesos es saber dejar a un lado lo que hace daño, lo que veta nuestra autoestima e identidad.
  • Avanzar en libertad implica también saber cuáles son nuestras prioridades. Este es un ejercicio de reflexión que te invitamos a llevar a cabo ahora mismo.

Una vez conocemos qué es lo más importante para nosotros, basta con luchar por ello. Todo lo demás es secundario.

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El amor propio es una relación que debe durar toda la vida

La felicidad es un estado que viene y va, lo sabemos. Entendemos también que lo fundamental es disponer de ese equilibrio interno donde los pensamientos armonicen con nuestras emociones y a su vez, con las acciones que llevamos a cabo cada día.

  • Este mecanismo perfecto donde mente y emociones van de la mano para ser tranquilos creadores de nuestra realidad parte también de un constructo psicológico esencial: el amor propio.
  • El amor propio es ese vínculo que nos une a nosotros mismos y no al lado de nadie. Los demás no son quienes para decirte cuándo debes ser feliz y cuándo no de acuerdo a sus caprichos.
  • Somos nosotros mismos los que debemos luchar cada día por nuestro bienestar haciendo uso del amor propio.

Cuando una persona está bien consigo misma, cuando apaga sus miedos y siembra de ilusiones su horizonte, entonces la felicidad parte de su interior para abrazar a quienes tiene a su alrededor. Es algo que vale la pena propiciar.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Steimer, T. (2002). The biology of fear-and anxiety-related behaviors. Dialogues in clinical neuroscience, 4(3), 231.
  • Post, S. G. (2005). Altruism, happiness, and health: It’s good to be good. International journal of behavioral medicine, 12(2), 66-77.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.