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Para ser feliz hay que aprender a alejarse de ciertas personas

4 minutos
Conviene alejarse de aquellas personas que nos impiden crecer y ser felices, y que nos contagian una serie de preocupaciones y malestares que no tienen nada que ver con nosotros
Para ser feliz hay que aprender a alejarse de ciertas personas
Bernardo Peña

Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña

Escrito por Raquel Aldana
Última actualización: 07 octubre, 2024

Alejarse de ciertas personas mejora la salud física y emocional. De hecho, se puede decir que para ser felices necesitamos tomar distancia de los conflictos provocan personas que absorben nuestra energía y anulan nuestra capacidad de reacción.

Para ser libres y sentirnos bien necesitamos alejarnos de la destrucción emocional, de la inestabilidad y la incertidumbre que provocan aquellas personas que enferman nuestra capacidad emocional y que distorsionan nuestra sensibilidad.

En este sentido, es primordial que sepamos que, para conseguirlo, tenemos que prepararnos para desconocer a aquellas personas que creíamos conocer. Debemos darnos cuenta de que vivir sometidos a sus exigencias, juicios y comportamientos solo nos intoxica.

Lo que los demás piensen de ti es su realidad, no la tuya

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En este sentido, debemos ser conscientes de que a lo largo de nuestro recorrido nos vamos a encontrar con personas que no saben respetar los sentimientos, los pensamientos y las creencias de los demás.

Lo habitual es que nos sintamos utilizados como marionetas del mal humor ajeno, así como el centro de la diana de la frustración que deriva de sus conflictos internos y externos.

Es probable que sintamos que estas personas «no viven ni dejan vivir». Nos daremos cuenta de que están frenando nuestro desarrollo, el suyo y el crecimiento de una relación que podría haber sido saludable, pero que se está envenenando.

No obstante, puede que ni siquiera sean conscientes de ese malestar que generan. Ni tampoco de que pueden estar ahogando a los demás sin apenas cuestionarse si lo que hacen o sienten es dañino o no.

Esto ocurre porque ellos mismos están sometidos a la espiral que sus propios problemas han creado. Por lo tanto, están inmersos y atrapados fuertemente en esa corriente de la que solo es posible alejarse con gran esfuerzo y concienciación.

Visita este artículo: ¿Cómo se convierten los pensamientos en enfermedades?

Hay que alejarse, tomar distancia emocional

No siempre podemos alejarnos físicamente de las personas que dificultan nuestro día a día. Pueden ser, por ejemplo, ser familiares, compañeros de trabajo o gente muy presente en nuestro entorno.

Sin embargo, a pesar de que a veces deseamos la distancia física, lo que realmente marca la diferencia es la distancia emocional. Por eso hay que trabajar en alejarse de su capacidad de acción y evitar así que nos influyan sus comportamientos y actitudes hacia nosotros. Pero, ¿cómo lo logramos?

Aprovecha la ventaja que te da la anticipación

Sabes por dónde se encaminarán probablemente las reacciones de la persona en cuestión. Así que aprovecha que conoces sus intenciones y protégete.

Sube el listón a la hora de dar crédito a los demás

No le otorgues crédito a comentarios que son del todo malintencionados. Sabes que no aportan nada y que solo buscan dañar de manera gratuita.

Para este punto, os acercamos una tradicional enseñanza socrática que nos ofrece la posibilidad de filtrar los comentarios ajenos y los nuestros propios. Así lo afirma este estudio de la Universidad de Chile.

«El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa y le dice:

—Maestro, un amigo estuvo hablando de ti con malevolencia…

—¡Espera! —le interrumpe el filósofo—. ¿Hiciste pasar por los tres filtros lo que vas a contarme?

—¿Los tres filtros? —preguntó su discípulo.

—Sí. El primero es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?

—No. Lo oí comentar a unos vecinos.

—Al menos lo habrás hecho pasar por el segundo filtro, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?

—No, en realidad no. Al contrario…

—¡Ah, vaya! El último filtro es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?

—A decir verdad, no.

—Entonces —dijo el sabio sonriendo—, si no es verdad, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido»

Maneja tus expectativas

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A veces esperamos tanto de los demás que somos incapaces de aceptar la realidad tal y como es. En este sentido, debemos permitirnos “desconocer” a todas aquellas personas de las que esperamos mucho y nos defraudan constantemente.

Esto también permitirá que reevaluemos nuestras esperanzas de cara a los demás. Esperanzas que pueden ser muy exigentes, muy parciales e incluso estar contaminadas por un gran malestar.

Una vez que logres filtrar las malas acciones, centrarás tu atención en tus oportunidades de crecimiento y dejarás de minar tus fuerzas como consecuencia de la toxicidad del ambiente.

Mantén la perspectiva para lograr indiferencia

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Cuando comiences a sentir que te has bajado de la montaña rusa emocional que te atrapaba, conseguirás separar tus preocupaciones de las que te ha contagiado esa persona o ese entorno del que te estás intentando desligar.

Entonces te liberarás de las inseguridades y de las reacciones desproporcionadas que sus conflictos han provocado en ti. Una vez cumplido ese punto, tu mente se esclarecerá y estarás en disposición de exponer tus sentimientos, tus miedos y tus pensamientos.

Este esfuerzo tendrá un resultado rápido tan pronto como nos concienciemos de la necesidad de alejarse de ciertas personas. La vida es tan efímera que no merece la pena someternos a angustias innecesarias. Por eso, ama a las personas que te hacen bien y distánciate de aquellas que no lo hacen.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.