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Flujo blanco y cremoso: causas y tratamiento

7 minutos
La presencia de flujo vaginal blanco y cremoso puede ser señal de una infección. Sin embargo, también se considera normal antes de la menstruación y durante el embarazo.
Flujo blanco y cremoso: causas y tratamiento
Mariel Mendoza

Revisado y aprobado por la médica Mariel Mendoza

Escrito por Edith Sánchez
Última actualización: 14 agosto, 2024

El flujo blanco y cremoso sin olor, en la mayoría de los casos, no será motivo de preocupación. Su presencia se considera normal en las mujeres en edad reproductiva que están en la fase final de su ciclo menstrual.

Sin embargo, a veces es señal de un problema de salud. Sobre todo, si se acompaña de otros síntomas, como el mal olor. En ese caso, podría sospecharse clamidiasis o vaginosis bacteriana.

Para obtener un diagnóstico certero, lo ideal es la visita a un ginecólogo. De esta manera, el profesional podrá evaluar las características del flujo y tomar una muestra, de ser necesario.

¿Cuándo es normal el flujo blanco y cremoso?

Las glándulas de la vagina y del cuello uterino segregan pequeñas cantidades de líquido todos los días. Al salir al exterior, junto con células descamadas, ese líquido se conoce como «flujo vaginal». En condiciones normales, será de color claro o blanco y sin olor.

La función de los fluidos es lubricar la vagina, limpiar y eliminar células viejas, así como prevenir infecciones. De manera general, se estima que las mujeres segregan alrededor de una cucharadita de flujo vaginal al día.

Las variaciones del ciclo menstrual afectan las características del flujo femenino. La acción de las hormonas, junto con la necesidad del cuerpo de cumplir con la función reproductiva, modifican las condiciones del útero y de la vagina.

Después de la ovulación y hasta antes de la menstruación, es normal que el flujo sea blanco y cremoso. De hecho, es una señal de fertilidad que podría ser indicativa de la liberación de un óvulo.

Al contrario, tras la menstruación, el flujo tenderá a volverse transparente, amarillo o un poco marrón. A veces, la coloración sucede por la mezcla con restos del sangrado menstrual. Es una señal del período de menor fertilidad.

¿Qué puede significar durante el embarazo?

Durante una gestación, las modificaciones hormonales podrían favorecer la salida de secreción vaginal blanca, sobre todo en los primeros meses. Y si bien se considera normal, hay que prestarle atención y consultarlo con el obstetra.

El flujo vaginal durante el embarazo tiende ser más espeso y abundante que en otros momentos. Este aumento es una respuesta natural del cuerpo que aparece hasta en el 50 % de las embarazadas. Protege al canal vaginal de posibles infecciones y mantiene un ambiente estéril para el feto.

Pero las mujeres con flujos vaginales anómalos durante el embarazo tienen más complicaciones. Tanto ellas como sus bebés podrían padecer problemas al momento del parto.

Las causas más frecuentes de enfermedades que alteran el flujo blanco de las embarazadas son las infecciones, como la candidiasis. También se hace presente en cuadros de vaginosis bacteriana, junto con un olor característico.

A veces, aunque no es lo más habitual, el flujo revela una complicación de la segunda mitad del embarazo. Por ejemplo, una rotura prematura de membranas.

¿Cuándo es anormal?

Si la secreción vaginal tiene mal olor, significa que hay un problema. Lo mismo aplica si se acompaña de otras manifestaciones, como el picor vaginal, la irritación de la vulva o su enrojecimiento.

El siguiente listado te muestra las posibles causas. Tómalo de modo orientativo, ya que será un médico quien confirme el diagnóstico y te oriente con el tratamiento.

Vaginosis bacteriana

Es una infección vaginal que ocurre cuando hay un desequilibrio en las bacterias normales que habitan la vagina. Suele haber un crecimiento excesivo de bacterias anaeróbicas en comparación con los lactobacilos.

Los síntomas típicos son el aumento en el flujo vaginal de color blanco o grisáceo y un olor fuerte a pescado. Este último puede hacerse más evidente tras las relaciones sexuales.

El tratamiento de la vaginosis bacteriana implica el uso de antibióticos para restaurar el equilibrio de la flora vaginal. Los más recetados son metronidazol y clindamicina, en forma tópica u oral.

Candidiasis

Candida albicans es un hongo que puede afectar distintos órganos y tanto a hombres como a mujeres. En su forma vaginal, puede ocurrir en mujeres de todas las edades y suele estar asociada con cambios en el equilibrio de la flora normal, uso previo de antibióticos, embarazo o diabetes no controlada.

El flujo vaginal en este caso es espeso y blanco, similar al requesón, con una secreción grumosa. Hay picazón intensa e irritación en la vulva.

Para el tratamiento se usan antifúngicos en cremas, óvulos o tabletas orales. Por ejemplo, clotrimazol, miconazol o fluconazol.

Clamidiasis

La clamidia es una enfermedad de contagio sexual que afecta a hombres y a mujeres. Además de generar flujo, provoca mal olor, ardor al orinar y dolor durante las relaciones sexuales. Si se extiende, conlleva dolor en la parte baja del abdomen y hasta fiebre.

Es una de las infecciones de transmisión sexual más comunes en todo el mundo. Además, muchas mujeres la portan sin síntomas, lo que puede retrasar el abordaje.

Para el tratamiento se usan antibióticos, como la azitromicina o la doxiciclina. Es clave completar todo el curso de fármacos indicado por el médico.

Vaginosis citolítica

Este cuadro también es conocido como síndrome de flujo vaginal citolítico. Es una condición poco usual en la que el pH de la vagina se vuelve muy bajo, generalmente por debajo de 4.5.

A diferencia de la vaginosis bacteriana, aquí hay una degradación excesiva de las células de la vagina. Junto con el flujo, aparece picazón vaginal y sensación de ardor por la acidez extrema.

No es fácil de diagnosticar y casi siempre se incurren en errores al momento de determinarla. Para el tratamiento se busca aliviar los síntomas y restaurar el equilibrio del pH vaginal. En este sentido, se recomiendan enjuagues vaginales con bicarbonato de sodio y suplementos de lactobacilos probióticos.

Vulvovaginitis no infecciosa

Hablamos de vulvovaginitis no infecciosa cuando hay inflamación de la vulva y de la vagina, sin la presencia de un agente infeccioso. Por lo tanto, las causas podrían ser las siguientes:

  • Alérgenos: látex, fragancias, tintes o conservantes en ropa interior.
  • Cambios hormonales: durante la pubertad, el embarazo, el posparto o la menopausia.
  • Irritación mecánica: sexo vigoroso, uso de juguetes sexuales, depilación con cera o afeitado.
  • Irritantes químicos: productos de higiene femenina, jabones perfumados, detergentes, ropa interior sintética.

Todas estas situaciones pueden derivar en la salida de un flujo inflamatorio blanco. No tendrá olor, pero sí será más excesivo que lo habitual.

El tratamiento de la vulvovaginitis no infecciosa depende de la causa subyacente. Habrá que evitar los irritantes conocidos, cambiar los hábitos de higiene personal y recurrir a cremas tópicas para aliviar la inflamación.

Fístulas rectovaginales

La presencia de fístulas o aberturas anómalas entre el tracto genital y el tracto intestinal lleva a que se modifiquen las secreciones vaginales. Es una condición severa asociada a enfermedades de base, como las siguientes:

Según los expertos de la Clínica Mayo, la condición puede llevar a una serie de complicaciones. Entre ellas, la incontinencia fecal, la irritación vaginal, los malos olores y los abscesos.

En este caso, el abordaje es quirúrgico. Se debe realizar una operación para reparar el defecto.

¿Se puede prevenir el flujo blanco y cremoso anormal?

Las condiciones normales del flujo blanco no deben preocuparte. Tampoco debes hacer nada si la secreción aparece antes de la menstruación y sin olor. Sin embargo, sí resulta correcto prevenir las causas anormales. Para ello, puedes aplicar los siguientes consejos:

  • Practica sexo seguro: usa condones durante las relaciones sexuales para prevenir las infecciones.
  • Mantén una buena higiene íntima: lávate la zona genital externa con agua tibia y un jabón suave o neutro. Evita los productos perfumados y las duchas vaginales.
  • Trabaja por un sistema inmunitario saludable: lleva una dieta equilibrada, haz ejercicio con regularidad, duerme lo suficiente y maneja el estrés de manera efectiva.
  • Usa ropa interior de algodón: permite una mejor ventilación y absorción de la humedad. A su vez, evita la ropa ajustada que crea un ambiente propicio para el crecimiento bacteriano y fúngico.

Consulta al médico si tienes dudas con tu flujo

Siempre que detectes síntomas molestos asociados a tu flujo, lo indicado será consultar con el ginecólogo. Aunque la mayoría de las veces no es necesario hacer un tratamiento, podrías padecer una infección que se soluciona con rapidez si se realiza el diagnóstico adecuado.

Si estás embarazada, con mayor razón debes estar atenta al flujo y sus variaciones. Lo mismo aplica si padeces una enfermedad de base, como la diabetes.

No te asustes, pero tampoco demores la visita al médico. Es muy probable que un tratamiento corto solucione tu problema. Y si era flujo normal, te quedarás tranquila con la opinión experta.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.