Fotoprotección en la infancia: ¿qué debes tener en cuenta?
Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina
El sol es fuente de una gama de longitudes de ondas. Entre ellas está la llamada luz ultravioleta, en sus formas UV-A, UV-B y UV-C. Esta última es absorbida por la atmósfera, la UV-A llega en un 99 % y la UV-B solo de manera parcial. La fotoprotección en la infancia apunta a prevenir los efectos negativos a corto y largo plazo de la radiación solar.
Debemos saber que una exposición prolongada a los UV-B puede generar daños en la piel, eritemas o enrojecimientos y quemaduras. Con el tiempo aparecerán lunares, manchas e incluso, en casos graves, melanoma. Sin embargo, bien sabemos que el astro rey tiene una participación importante en la síntesis de vitamina D y otros beneficios.
De ahí la importancia de extremar los cuidados a la hora de exponer al sol la piel del neonato, con su dermis más fina y en transición del medio acuático intrauterino al extrauterino. En este artículo te mostramos qué medidas tomar para protegerla de manera adecuada.
Fotoprotección infantil
Una cultura de la fotoprotección en la infancia es cada día más importante, debido a los problemas que afectan a la atmósfera. La familia debe estar consciente de ello, informarse y atender las recomendaciones de los especialistas. Sobre todo para que los días de sol brillen en salud y bienestar.
El color de la piel, la calidad de los fotoprotectores, el tiempo de exposición y la actividad que se realiza son variables que debemos considerar. Las pieles blancas, por ejemplo, se queman con mayor frecuencia.
En cualquier caso, antes de los 3 años no es recomendable que el niño sea expuesto al sol más allá de unos minutos. Si ha de serlo, entonces evitemos las horas de sol vertical, sin olvidar sombrillas, viseras, lentes de sol, productos fotoprotectores y una hidratación abundante.
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Efectos positivos de la exposición solar
En verdad, la fuente energética del sol es insustituible y vital. La buena salud pasa por tomar sol en el tiempo y en las condiciones apropiadas. Un niño de menos de 6 meses no necesitará más de 10 minutos, procurando moverlo para que reciba la luz de manera uniforme.
Como dijimos, la síntesis de la vitamina D, conocida como antirraquítica, se consigue con energía solar. El baño de sol a horas tempranas o en las últimas de la tarde contribuye a la absorción de fósforo y calcio.
Además, contribuye en los primeros 7 días del nacimiento a la degradación y transporte de bilirrubina, como parte de un tratamiento recomendado para atender la ictericia.
Por otro lado, estimula la circulación al dilatar los vasos sanguíneos, tiene un efecto termorregulador y ayuda a liberar endorfinas. Las tomas de sol con cuidado y protección actúan sobre el reloj biológico y el sueño del niño.
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Efectos negativos de exponerse al sol de manera excesiva
Los efectos más severos por la exposición al sol son el eritema o enrojecimiento de la piel, el golpe de calor y la insolación. También puede ocurrir una acumulación de líquido en los tejidos del cuerpo o edema, dolor y prurito.
Los UV-B se asocian a las quemaduras solares. Sin embargo, los UV-A penetran más profundamente, generando lo que se conoce como elastosis solar, que es un envejecimiento prematuro de la piel. La UV-A también se ha relacionado con más del 60 % de los melanomas malignos.
Valga considerar los riesgos a corto, pero también a largo plazo, porque hay efectos acumulativos. En promedio, más del 80 % del sol es recibido antes de los 18 años. A lo que se suma que los niños estilan jugar, pasear o hacer deporte por mucho tiempo al aire libre sin percatarse de la radiación.
¿Cómo proteger a los niños de la exposición solar?
La opción para proteger a los neonatos o a los niños menores de 6 meses del sol no es emplear productos o cremas fotoprotectoras. Se precisan estrategias distintas, como mantenerse a la sombra, cubrir al niño y usar sombreros; si es un poco mayor, que use gafas.
Los ojos de los bebés son muy sensibles al resplandor; tienen la pupila más grande y desprotegida y su cristalino no está maduro. Este deja pasar el 90 % de la radiación UV-A. Con el agravante de que estos rayos tienen un efecto acumulativo e irreversible.
En todas las edades debemos evitarle a los niños el sol de las horas centrales y vestirlos de manera de aislar el cuerpo de la exposición directa. Solo a partir de los 6 meses podemos usar cremas fotoprotectoras formuladas para pequeños.
Entre las principales características hay que considerar un SPF (factor de protección solar) superior a 50 y de amplio espectro. Siendo preferible que contenga filtros físicos en vez de químicos. Si es para usar en la piscina o la playa, que lo especifique.
La protección solar se ha de aplicar cada 2 horas y siempre después del baño; incluso si el producto declara ser resistente al agua.
La fotoprotección en la infancia es la garantía de una piel sana en el futuro
Leemos con frecuencia que “la piel tiene memoria” y sabemos que los efectos dañinos del sol son acumulativos e irreversibles. Así pues, proteger al bebé es fundamental para su salud a lo largo de la vida futura.
El melanoma o cáncer de piel es el quinto más común entre hombres y mujeres. Es, además, 20 veces más frecuente en personas blancas que en aquellos con pieles más oscuras.
La adecuada fotoprotección en la infancia es la respuesta más amorosa y racional a la necesidad de que los pequeños disfruten de los muchos beneficios que aporta el sol.
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