Frecuencia cardiaca normal según la edad y cómo calcularla

La frecuencia cardíaca normal de un adulto puede ser de 60 a 100 pulsaciones por minuto en estado de reposo. Sin embargo, puede variar por diversos factores.
Frecuencia cardiaca normal según la edad y cómo calcularla
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Última actualización: 26 mayo, 2023

La frecuencia cardiaca normal se puede definir como la cantidad de veces que el corazón late por minuto. Para conocerla podemos utilizar un dispositivo (pulsómetro) o tomar el pulso de forma manual en la muñeca o en el cuello.

Dicha medición debe hacerse en reposo y en actividad para establecer el mínimo y el máximo. Conocer este dato es muy importante desde el punto de vista de la salud general y para el rendimiento deportivo, ya que podríamos estar ejercitándonos de forma inadecuada.

Ahora bien, es oportuno señalar que la frecuencia cardiaca normal puede variar de una persona a la otra. Asimismo, factores como la edad, el sexo o el peso, así como la actividad física, inciden en las pulsaciones por minuto.

Frecuencia cardiaca normal según la edad

El concepto de frecuencia cardiaca o pulso expresa la relación entre la cantidad de latidos y un lapso de tiempo determinado, que por lo común es de 1 minuto. Este es un importante indicador de la actividad del corazón.

De manera particular, la frecuencia cardiaca normal hace referencia a lo esperado de acuerdo con el grupo de edad al que pertenecemos. Es una medida que debe tomarse como una referencia, ya que puede haber una diversidad de factores, circunstanciales o inherentes a la persona, que alteren el ritmo.

En algunos, el pulso puede ser un poco más rápido; en otros, más lento. Los valores normales de latidos por minuto (lpm) en reposo son los siguientes:

  • Recién nacidos, hasta el primer mes: de 70 a 190 lpm.
  • Bebés, hasta el primer año: de 80 a 160 lpm.
  • Niños de 1 a 2 años: 80 a 130 lpm.
  • Entre 3 y 4 años: 80 a 120 lpm.
  • Entre 5 y 6 años: 75 a 115 lpm.
  • Entre 7 y 9 años: 70 a 110 lpm.
  • Mayores de 10 años: 60 a 100 lpm.
  • Adultos: 60 a 100 lpm.

Las pulsaciones tienden disminuir a medida que nos hacemos mayores.

Frecuencia cardiaca en reposo

Tanto la actividad física como el reposo tienen la capacidad de alterar la frecuencia cardiaca normal. La cantidad de contracciones por minuto de las personas en reposo dependerá tanto de la edad, el sexo y de si son deportistas o no.

Frecuencia cardiaca normal en reposo en mujeres

En términos generales, las mujeres tienen una frecuencia cardiaca mayor a la de los hombres, sin que esto indique la presencia de una alteración. Sin embargo, la misma tiende a aumentar después de la menopausia debido a los cambios hormonales. En este sentido, la frecuencia cardiaca normal en las mujeres durante el reposo es la siguiente:

  • Entre los 20 y los 29 años: de 78 a 94 lpm.
  • Entre los 29 y 39 años: de 80 a 96 lpm.
  • Entre los 39 y 49 años: de 80 a 98 lpm.
  • Después de los 50 años: de 84 a 102 lpm.

Frecuencia cardiaca normal en reposo en hombres

Tanto la testosterona como la concentración de catecolaminas hace que la frecuencia cardiaca en reposo sea menor en los hombres. En este sentido, de acuerdo a la edad, las cifras normales en hombres son las siguientes:

  • Entre los 20 y los 29 años: de 70 a 84 lpm.
  • Entre los 29 y 39 años: de 74 a 84 lpm.
  • Entre los 39 y 49 años: de 74 a 88 lpm.
  • Después de los 50 años: de 76 a 88 lpm.

Frecuencia cardiaca normal en reposo en los deportistas

El caso de los deportistas es un poco más complejo. El sistema cardiovascular sufre una serie de adaptaciones específicas que aumentan su eficacia, haciendo que el corazón trabaje a una velocidad menor. Este hecho hace que la frceuencia cardiaca en deportistas sea mucho menor que los casos anteriores.

Los deportistas suelen tener una frecuencia cardiaca que puede ser menor a 50 lpm y es totalmente normal. Sin embargo, se considera que la media general en este caso es de 60 lpm, tanto en hombres como en mujeres.



Frecuencia cardiaca normal durante el ejercicio

El corazón necesita latir con mayor rapidez cuando se realiza una actividad física. La finalidad de ello es hacer que llegue más oxígeno y energía a los órganos para poder cumplir con los requerimientos necesarios.

Múltiples especialistan han determinado que la frecuencia cardiaca máxima durante el ejercicio debería ser 220 lpm menos la edad de la persona. No obstante, es importante recordar que la frecuencia cardiaca normal no es un valor específico y se mide por rangos, los cuales varían con la edad.

Teniendo todo lo mencionado en cuenta, la frecuencia cardiaca normal durante el ejercicio en los adultos es la siguiente:

  • 20 años: de 100 a 170 lpm.
  • 30 años: de 95 a 162 lpm.
  • 40 años: de 90 a 153 lpm.
  • 50 años: de 85 a 145 lpm.
  • 60 años: de 80 a 136 lpm.
  • 70 años: de 75 a 128 lpm.

¿Qué factores alteran la frecuencia cardíaca normal?

Cuando nos movemos, el corazón comienza a latir más rápido. Caminando a paso ligero, estaremos entre 80 a 120 latidos por minuto. Incluso el solo hecho de comer ya hace que nos pongamos a 70-100 pulsaciones por minuto.

Por supuesto, hay un notable incremento de la frecuencia cardiaca durante el deporte. Y es que, al realizar actividad física, aumenta la demanda de energía y el corazón tiene que trabajar con mayor fuerza.

En tal sentido, dependiendo del nivel de intensidad, los latidos se aceleran, pudiendo llegar hasta 120-160. Los deportistas de alto rendimiento llegan a 180-200 pulsaciones por minuto. Sin embargo, en reposo están por debajo de 60. Así lo explica un estudio publicado en la Revista de Psicología del Deporte.

Frecuencia cardiaca alta

Existen diversos factores que inciden o afectan la frecuencia cardiaca normal, haciendo que se la misma se acelere. Cuando esta sube por encima del límite superior de la normalidad se denomina taquicardia  y aparece en las siguientes situaciones:

  • Temperatura del ambiente: si la temperatura sube, el corazón trabaja más.
  • Emociones: estrés, ansiedad, miedo, alegría y amor pueden acelerar los latidos.
  • Sobrepeso: en personas con obesidad es posible que el número de pulsaciones por minuto sea más alto de lo normal.
  • Fiebre: esta condición aumenta las demandas metabólicas y cardiovasculares del organismo, aumentando por consiguiente la frecuencia cardiaca. Es por ello que la taquicardia es un hallazgo frecuente en las personas que sufren infecciones.
  • Relaciones sexuales: el acto sexual es una actividad física en sí misma que fomenta el trabajo cardiovascular.
  • Presión arterial elevada: la hipertensión arterial suele ir acompañada de un aumento en el número de latidos por minuto de forma compensatoria.
  • Ingestión de comidas copiosas: el consumo de alimentos en exceso aumenta el trabajo celular y por consiguiente la necesidad de mayor flujo sanguíneo a los tejidos. Esto es mayor ante la ingesta de comidas ricas en grasas y azúcares.
  • Patología cardíaca: la taquicardia es un hallazgo típico en las personas que padecen insuficiencia cardíaca, aterosclerosis y valvulopatías.

Frecuencia cardiaca baja

La bradicardia es la frecuencia cardíaca por debajo del límite inferior de la normalidad. Esta es menos frecuente que la anterior y puede aparecer como resultado de las siguientes condiciones:

  • Edad: cuando envejecemos, no solo nos hacemos más lentos al caminar, sino que también el corazón late más pausado.
  • Medicamentos: los bloqueadores beta hacen que se ralentice el pulso, mientras que los derivados de las anfetaminas lo aceleran.
  • Hipotensión: la reducción de la tensión arterial suele acompañarse de disminución de la frecuencia cardíaca, náuseas y somnolencia.
  • Enfermedades del corazón: las alteraciones de la conducción eléctrica a nivel cardiaco, como el bloqueo y la disfunción del nódulo sinusal, suelen acompañarse de bradicardia. Además, estos pacientes también presentan dificultad respiratoria y mareos.

¿Cómo calcular la frecuencia cardiaca?

Las partes del cuerpo en las que más fácilmente podemos sentir las pulsaciones son el reverso de las muñecas y en un lado del cuello (justo debajo de donde termina el maxilar inferior). La recomendación es que, si vas a medir el pulso en la muñeca, coloques suavemente los dedos medio e índice de la mano opuesta, sin presionar. No se debe usar el pulgar.

Luego, observando un reloj, cuenta el número de pulsaciones o latidos durante 60 segundos. Algunas personas prefieren contar durante 15 segundos y luego multiplicar por 4. Otras prefieren usar un dispositivo portátil, llamado pulsómetro.

Lo ideal es hacer las mediciones cuando estemos recostados o sentados, totalmente tranquilos. De acuerdo con los estándares que ya vimos, la frecuencia cardiaca normal en reposo debe estar entre 60 y 100 por minuto.

Por supuesto, también puedes y debes conocer tu frecuencia cardiaca en actividad física. El procedimiento para hacerlo es el mismo, con la diferencia de que el momento sería durante o justo después de terminar un ejercicio.

Frecuencia cardiaca máxima

Las medidas antes obtenidas las debemos comparar con la frecuencia cardíaca máxima. Este también es un estándar. Como su nombre lo da a entender, indica la mayor cantidad de latidos que podría alcanzar el corazón sometido a esfuerzo en un minuto.

Hay varias fórmulas que determinan esta medida. La más común y sencilla consiste en restar la edad de la persona a 226 (si es mujer) o 220 (si es hombre). De este modo, la frecuencia cardíaca máxima de una mujer de 50 años sería 176 latidos por minuto, por ejemplo.

También existen otras formas, como la fórmula de Karvonen, que se considera más precisa. Con ella se busca determinar la frecuencia cardiaca óptima a alcanzar en el ejercicio. Para ello se incluyen en los cálculos otras variables, como las pulsaciones en reposo al despertar.

Ahora bien, la finalidad de estos cálculos es que, una vez que se determine la frecuencia cardíaca máxima, se conozca en qué nivel se está ejercitando, sin incurrir en excesos. De acuerdo con esto, tenemos que controlar el ritmo sin sobrepasarnos. Si queremos trabajar en intensidad moderada, debemos estar al 50-70 % de la frecuencia máxima. Pero si el objetivo es incrementar la resistencia o la capacidad aeróbica, podemos llegar al 70-85 %.



¿Por qué es importante conocer la frecuencia cardíaca?

Hay dos razones fundamentales por las que debemos estar atentos a la frecuencia cardiaca. La primera es para descartar posibles enfermedades. De hecho, esta es la razón por la que el médico nos ausculta.

No obstante, si bien la frecuencia cardiaca es una referencia que ayuda a detectar patologías, no todas las enfermedades se asocian con latidos irregulares ni todos los latidos irregulares son signos de patología.

Por otra parte, la frecuencia cardíaca permite conocer cómo está nuestra condición física y si estamos trabajando en un nivel de entrenamiento adecuado. Esto último ayudaría a ajustar el plan y evaluar los progresos.

A tales fines, debemos medir de forma periódica el pulso durante el entrenamiento. Si estamos muy acelerados o si tras una sesión tardamos mucho en hacer que la frecuencia cardiaca vuelva al nivel normal, algo estamos haciendo mal.

¿Cómo mantener una frecuencia cardíaca normal?

El cuidado de la salud cardiovascular es indispensable para mejorar nuestra calidad de vida, sobretodo en la medida que se envejece. Algunas recomendaciones de la Fundación Española del Corazón para mantener una frecuencia cardíaca normal son las siguientes:

  • Practicar ejercicio aeróbico de forma regular, 3 a 4 veces por semana.
  • Aumentar el consumo de vegetales, frutas y hortalizas.
  • Reducir la ingesta de sal, alimentos procesados y bebidas azucaradas. 
  • Limitar o evitar el consumo de alcohol.
  • Reducir o eliminar el hábito tabáquico. 
  • Evitar los ambientes estresantes.
  • Limitar la sobrecarga laboral.

¿Cuándo acudir al médico?

Una alteración en la frecuencia cardiaca normal puede ser algo eventual o transitorio. Pero si se hace recurrente, es una señal que no debemos ignorar.

Por otra parte, al hacer deportes no es extraño que nos sintamos acelerados y con un ritmo alto. Lo anormal sería que esto se prolongara por mucho tiempo.

Episodios de latidos rápidos o lentos, sin causa ni razón aparente, o acompañados de debilidad o mareos, deben informarse al médico de inmediato para descartar que se trate de alguna emergencia. Recuerda que tu pulso es una herramienta de salud que está en tus manos, en el sentido literal y en el figurado.

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