9 hábitos que los podólogos recomiendan para cuidar los pies
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
Los podólogos coinciden en que los pies suelen ser los más olvidados cuando de cuidar el cuerpo se trata. A pesar de que cumplen una función muy importante en la vida de todas las personas, son pocos los que dedican tiempo a promover su bienestar. ¿Por qué es clave cuidar los pies? ¿Cómo hacerlo?
Además de ser el soporte del cuerpo, los pies posibilitan la locomoción. Conviene detenerse a pensar cuán relevantes son para llevar a cabo la mayor parte de las tareas cotidianas. Aun así, se le resta importancia a los hábitos que pueden perjudicarlos y a las enfermedades que pueden desarrollar con el tiempo.
El pie de atleta, la artritis, los trastornos nerviosos y circulatorios, las uñas encarnadas y la fascitis plantar son algunos de los ejemplos de las afecciones que pueden presentar. Para reducir el riesgo y contribuir a su salud, revelamos 9 consejos que puedes implementar en tu día a día. ¡Tenlos en cuenta!
1. Revisa tus pies todos los días
Uno de los hábitos más importantes para cuidar los pies es dedicar unos minutos a su revisión. A menudo, sueles ponerte los calcetines y los zapatos en automático y con afán. Esto te impide determinar si tienen ampollas, uñas encarnadas, heridas o alguna alteración sospechosa. Así, pasa el tiempo hasta que se vuelve doloroso.
Hay que tener en cuenta que cuánto más rápido actúes contra estas condiciones, menos problemáticas se vuelven. Por eso, toma unos minutos para revisar la planta de los pies, el área entre los dedos y las uñas. Si ves algún signo sospechoso, consulta al podólogo.
Los pacientes diabéticos tienen más riesgo de sufrir enfermedades de los pies y no darse cuenta. De ahí la importancia de que realicen estas revisiones con más periodicidad.
2. Asegura su limpieza diaria
Los pies tienen contacto todos los días con el calzado como con diversas superficies. Debido a esto, su limpieza requiere atención especial.
Es importante lavarlos todos los días, con agua tibia y jabón neutro. Además, se deben secar bien —sobre todo entre los dedos— para evitar que la humedad genere malos olores o infecciones.
3. Usa una crema hidratante
Aunque muchos lo ignoran, la piel de los pies es delicada y tiende a resecarse por la falta de ventilación, los materiales de algunos calzados, la presencia de hongos, entre otros factores. La aplicación diaria de cremas hidratantes y emolientes aumenta la elasticidad de su piel y disminuye la formación de grietas o descamaciones.
Extiéndelas en la planta del pie, los talones y sobre los pies, evitando la zona entre los dedos. Esta área debe permanecer lo más seca posible para que la humedad no favorezca el crecimiento de hongos y bacterias.
4. Utiliza el calzado adecuado
La elección del calzado va más allá de cuestiones de moda. Es esencial tener en cuenta que su diseño y ergonomía es determinante para mantener la salud de los pies y del cuerpo en general. Como lo explica la podóloga Nicole Nicolosi, a través de un pódcast de la Clínica Cleveland, usar zapatos inapropiados es bastante problemático.
Si su ajuste es anormal, puede causar irritación en los pies y callos. De hecho, en pacientes con diabetes, aumenta el riesgo de úlceras y amputación. Además, los zapatos inadecuados incrementan el riesgo de contracturas en los dedos, dolor crónico y otras enfermedades de los pies.
¿Qué debe tener un buen calzado? Esta respuesta es algo compleja y debe ajustarse a varios contextos.
El calzado difiere según el tipo de actividad que se quiera realizar con ellos. Por eso, hay zapatos especiales para cada disciplina deportiva, para el trabajo, para salidas casuales o para estar en casa.
Algunas características que conviene considerar son las siguientes:
- Material rígido en la suela para que ofrezca un buen soporte estructural.
- Material flexible en la parte superior, sobre todo en la zona de los dedos, paro evitar presión y fricción sobre estos.
- Plantilla con soporte para el arco del pie.
- Talla adecuada.
5. Presta atención a las uñas
Las uñas de los pies merecen especial atención, ya que son susceptibles al desarrollo de infecciones por hongos. La Academia Estadounidense de Dermatología expone que estos suelen causar manchas blancas, cambios de color y engrosamiento. La humedad y el calor en los pies aumenta el riesgo.
Es importante revisar periódicamente el estado de las uñas. Si hay signos de infección, conviene buscar un tratamiento antifúngico lo antes posible, ya que puede diseminarse de una a varias uñas.
Otros cuidados esenciales son los siguientes:
- Corte regular. Siempre rectas y con forma cuadrada, pero no demasiado cortas.
- Limitar el uso de pinturas. Si bien la pedicura y los esmaltes aumentan la estética del pie, se recomienda dejar las uñas al natural por algunos días. Esto para evitar su debilitamiento y para revisar minuciosamente si hay signos de infecciones.
- Remover la cutícula con cuidado. No debe cortarse por completo, pero sí es aconsejable quitar el exceso de piel muerta.
6. Protege los pies del calor y del frío
Cuidar los pies de las temperaturas extremas es determinante para evitar problemas. En este sentido, asegúrate de aplicarles protector solar, en especial, en entornos como playas y piscinas. La crema solar evita quemaduras y daños cutáneos causados por los rayos UV.
Ahora bien, en invierno, las bajas temperaturas pueden causar sequedad en la piel, dermatitis, sabañones y, en casos graves, congelación. Para prevenir, utiliza calcetines abrigados de fibras naturales que aporten calor, sin afectar la circulación.
Asimismo, cerciórate de llevar zapatos cerrados y evita las fuentes directas de calor, como los calentadores eléctricos y las bolsas calientes. Estos elevan el riesgo de sabañones y quemaduras.
7. Ten cuidado con las callosidades
Debido a la fricción que generan algunos calzados, es frecuente desarrollar callos en los pies. Si bien no suelen ser dolorosos ni representan un peligro, pueden ser incómodos y antiestéticos. ¿Cómo eliminarlos?
¡Hay que tener cuidado! No es correcto aplicarles sustancias químicas o intentar removerlos con cuchillas. Este tipo de acciones pueden causar heridas, grietas o infecciones.
Los podólogos sugieren limarlos con cuidado, con ayuda de una piedra pómez húmeda. Esta debe aplicarse en una sola dirección, sin raspar en exceso.
Para facilitar el proceso, los pies pueden sumergirse en agua tibia durante 10 o 15 minutos. Al finalizar, hay que hidratarlos bien.
8. Acude solo a spas de confianza
Los spas de uñas y los profesionales en pedicura son de gran ayuda a la hora de cuidar los pies. No obstante, es primordial que sean de confianza y certificados. Por desgracia, al ser frecuentados por muchas personas, el riesgo de contraer infecciones es alto.
En podología se emplea el término de síndrome pospedicura para hacer referencia a los problemas derivados de esta. Las infecciones por estafilococos MRSA, las uñas encarnadas, los hongos y la celulitis son las afecciones más frecuentes.
Así pues, debes asegurarte de que el sitio sea higiénico y que las herramientas que utilizan sean esterilizadas después de cada uso. Si es posible, lleva tus propios implementos.
9. Cuida la circulación de los pies
Un aspecto que no debes dejar de lado al cuidar tus pies es su circulación. Para estimularla, eleva los pies con regularidad, sobre todo si permaneces mucho tiempo sentado. Evita cruzar las piernas por largos períodos e integra ejercicios de estiramiento en tu rutina.
Varias veces al día, párate sobre los dedos de los pies, en puntillas. Realiza de 10 a 12 repeticiones y descansa. También puedes probar con una pelota de tenis o pimpón. La pones en la base del pie y la haces rodar por unos minutos.
Cuidar los pies es una cuestión de estética y bienestar
En un principio, la necesidad de brindarle atención y tratamiento a los pies puede tener razones estéticas. Al fin y al cabo, unos pies bonitos y saludables hace más cómodo el uso de ciertos tipos de calzados. Aun así, es primordial darle prioridad a estos hábitos por una cuestión de salud.
La mayoría de las afecciones de los pies se pueden evitar con acciones simples de rutina: una adecuada limpieza, el uso de zapatos apropiados, la aplicación de crema hidratante y el corte regular de las uñas.
En cualquier caso, no está de más visitar al podólogo cuando hay sospechas de ciertas patologías. El profesional no solo brindará un diagnóstico preciso, sino que puede orientar hacia un tratamiento efectivo. De ser necesario, remitirá hacia otros especialistas (como dermatólogos).
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