Heces blancas o pálidas: causas de su aparición y tratamiento
Escrito y verificado por el médico Nelton Abdon Ramos Rojas
Cuando las heces son de color blanco o de un tono similar a la arcilla, indican que tenemos un problema en el hígado o en la vesícula biliar. Esto es así porque el color marrón normal proviene de las sales biliares, así que la falta de ese tono podría deberse a que dichas sales no están llegando al intestino.
Las hepatitis, los cálculos biliares y la cirrosis son causas habituales de heces blancas. Se trata de un síntoma que amerita atención médica para tratarlo pronto.
A continuación, te contamos por qué puede perder su color la materia fecal y qué deberías hacer en cada caso. Toma las recomendaciones solo como una guía, ya que será un profesional de la salud quien certifique tu diagnóstico.
1. Reacciones adversas a medicamentos
El consumo de ciertos fármacos provoca que las heces se vuelvan blancas. Un ejemplo de ello son los antibióticos, sobre todo, los que se emplean para el tratamiento de la tuberculosis o algunos tipos de diarrea.
Por otra parte, también los antiinflamatorios no esteroideos y los anticonceptivos orales pueden provocar el síntoma. Del mismo modo, sucede con esteroides anabolizantes, que son capaces de llevar a una hepatitis medicamentosa. El bario y ciertos antiácidos también pueden ser los responsables.
Las heces blancas suelen desaparecer unas semanas después de que se suspende el medicamento. En todo caso, habrá que consultar con el médico si se puede dejar de tomar el principio activo o cambiar por otro.
2. Hepatitis viral
La hepatitis viral es una de las causas de las heces blancas. El síntoma, en este caso, se suele conocer como acolia fecal. Ocurre debido a la inflamación del hígado, que lleva a la inflamación en las vías biliares, bloqueando el paso de bilis al intestino.
Además de la acolia, la hepatitis viral B puede estar acompañada de ictericia (color amarillo en piel y ojos), orina oscura, fiebre, fatiga y pérdida del apetito. En el caso de la hepatitis A, los síntomas son más similares a una gastroenteritis.
El tratamiento varía según el tipo de hepatitis. Incluye desde medidas generales, como mantener la hidratación hasta el uso de antivirales específicos.
3. Hepatitis alcohólica
La hepatitis alcohólica es una enfermedad grave causada por el consumo excesivo de alcohol durante un período prolongado. Provoca inflamación en el hígado, lo que puede afectar su capacidad para producir y excretar bilis.
El tratamiento más efectivo es el cese del consumo de alcohol, lo que puede permitir que el hígado se recupere. Algunos pacientes evolucionan a cirrosis, con serias complicaciones. Para apoyar el proceso de deshabituación a la adicción, son necesarios abordajes multidisciplinarios de largo plazo, con distintos profesionales de la salud física y mental.
4. Cirrosis
La cirrosis es una enfermedad crónica del hígado y progresiva. Puede originarse por diversas causas, incluyendo la hepatitis viral y el consumo excesivo de alcohol. Afecta la capacidad del órgano para producir bilis adecuadamente.
Dentro del hígado con cirrosis hay una desorganización de las células. Además, aparecen cicatrices que alteran toda su estructura y, por ende, limitan su funcionamiento.
El diagnóstico implica análisis de sangre para enzimas hepáticas, estudios de imagen y, en algunos casos, una biopsia. El tratamiento se centra en manejar los síntomas y evitar las complicaciones, así como en abordar la causa subyacente.
5. Cáncer de hígado, vesícula o páncreas
El carcinoma hepatocelular se origina en las células del hígado. A menudo, está asociado con condiciones como cirrosis, hepatitis B y C, y consumo excesivo de alcohol. Por su parte, el colangiocarcinoma se desarrolla en los conductos biliares, dentro y fuera del hígado. Ambos pueden tener como síntoma a las heces blancas.
El cáncer de páncreas, en especial, localizado en la cabeza de este órgano, también puede bloquear las vías biliares. Se trata de una forma de presentación silenciosa, que no siempre se detecta a tiempo.
Los tratamientos para estos cuadros pueden ser los siguientes:
- Cirugía: para extirpar los tumores.
- Quimioterapia o radioterapia: para reducir el tamaño del tumor y aliviar síntomas.
- Trasplante de hígado: en casos seleccionados.
6. Cálculos biliares
Los cálculos biliares son pequeñas piedras sólidas en la vesícula biliar. Según su posición, pueden obstruir el flujo de la bilis. Se forman de colesterol o de bilirrubina endurecida, así como de minerales y oxalatos.
Cuando son grandes, algunas veces bloquean los conductos biliares. Si son más pequeños, el riesgo es que lleguen al páncreas y ocasionen pancreatitis. Los tratamientos disponibles son los siguientes:
- Medicamentos para disolver cálculos: ácido ursodesoxicólico, por ejemplo. El tratamiento puede durar meses o años.
- Litotricia por ondas de choque: se utilizan ondas de choque externas para romper los cálculos en fragmentos más pequeños.
- Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica o CPRE: el procedimiento permite la visualización y extracción de cálculos que están bloqueando los conductos, mediante un endoscopio.
- Cirugía: con la extirpación de la vesícula biliar o el retiro puntual de los cálculos. Se puede hacer por vía laparoscópica, con pequeñas incisiones, o en colecistectomía abierta, que requiere una estancia hospitalaria más prolongada.
7. Colangitis esclerosante primaria
La colangitis esclerosante primaria es una enfermedad crónica y progresiva, caracterizada por inflamación y fibrosis de los conductos biliares. Es poco común y más frecuente en hombres jóvenes, con un pico de aparición alrededor de los 40 años. Se considera autoinmunitaria.
La progresión lleva a cirrosis y fallo del hígado en un plazo de 10 a 20 años. Además, cerca del 15 % de los pacientes desarrollan colangiocarcinoma.
Para el tratamiento se indica ácido ursodesoxicólico y trasplante. Este último es el único tratamiento que puede prolongar la vida en casos avanzados.
8. Colestasis
La colestasis es un síndrome que se caracteriza por la disminución o interrupción del flujo de bilis desde el hígado hacia el intestino delgado. La causa puede deberse a diversas condiciones, que se clasifican de acuerdo a si afectan zonas dentro del hígado o fuera de él:
- Colestasis intrahepática o dentro del hígado: puede ser por hepatitis, cirrosis o colangitis biliar primaria.
- Colestasis extrahepática o fuera del hígado: por obstrucciones mecánicas, como cálculos biliares o tumores.
Sin bilis en el intestino, los productos de desecho como la bilirrubina no llegan a las heces, lo que ocasiona materia fecal pálida. El diagnóstico de la causa puntual es lo que permite un tratamiento acorde.
9. Quistes en las vías biliares
Los quistes son neoplasias benignas que poseen un centro líquido y pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. Estas tumoraciones son causantes de heces blancas cuando se ubican en las vías biliares, obstruyendo el flujo de la bilis.
El diagnóstico se hace con imágenes por ultrasonido, tomografía computarizada o colangiopancreatografía por resonancia magnética. Estos métodos permiten visualizar los quistes y medirlos para saber si hay que extirparlos o no.
En muchos casos, se recomienda una cirugía para quitar el quiste. Si la lesión está causando una obstrucción significativa, puede ser necesario un drenaje para aliviar la presión.
10. Malformaciones en el árbol biliar
Las malformaciones en el árbol biliar son anomalías que afectan la anatomía de las vías biliares, tanto en el hígado, como en la vesícula. Suelen ser congénitas, es decir, presentes al nacer. Las más importantes son las siguientes:
- Quistes de colédoco: son dilataciones anormales del conducto biliar. Se clasifican en varios tipos, como los quistes fusiformes, el coledococele y la enfermedad de Caroli.
- Anomalías de la unión biliopancreática: alteraciones en la forma en que los conductos pancreáticos y biliares se conectan.
- Atresia biliar: los conductos biliares están ausentes o dañados, lo que impide el flujo normal de bilis.
- Conductos aberrantes: es la aparición de conductos biliares accesorios que no deberían estar.
Todas estas condiciones deben ser analizadas con detenimiento y abordadas por un equipo médico de especialistas.
¿Por qué aparecen en los niños?
Los cambios de color en las heces de los bebés y los niños nos pueden revelar problemas de salud. Las heces blancas —o las diarreas blancas— son comunes en los pequeños. En ocasiones, se debe a la misma leche o a los derivados lácteos. Además, más allá de los lácteos, hay que considerar que diferentes alimentos son capaces de alterar el tono de las heces.
También pueden ser el resultado de enfermedades en el hígado. La hepatitis A es común en la infancia, aunque menos frecuentes son los cálculos y la colestasis. Finalmente, hay una infección por parásitos que se vincula con materia fecal pálida en los pequeños. Se trata de la giardiasis.
Ictericia neonatal
La ictericia neonatal es una condición común en muchos recién nacidos. Se caracteriza por la coloración amarillenta de la piel y los ojos, debido a un exceso de bilirrubina en la sangre.
Suele ocurrir por la inmadurez del hígado, que es incapaz todavía de procesar toda la bilirrubina. A medida que pasan los días tras el nacimiento, el funcionamiento hepático tiende a regularizarse.
Además de heces blancas, los bebés con ictericia neonatal tienen orina oscura y se rascan bastante, debido a la picazón que causa la acumulación de sales biliares. En casos más severos habrá fatiga y letargo. Para el tratamiento, los pediatras aplican fototerapia. Además, se vigila la hidratación y los parámetros vitales.
¿Qué hacer si mi hijo presenta deposiciones pálidas o blancas?
Lo primero que debes hacer es acudir al pediatra. El profesional solicitará exámenes diversos para llegar al diagnóstico.
Los tratamientos se adaptarán a la causa diagnosticada. Si de manera conjunta hay diarrea, entonces será prioritaria la hidratación con mucha agua y sales minerales.
Causas de su aparición en el embarazo
Durante el embarazo, la aparición de heces blancas o pálidas puede ser un síntoma importante que indique problemas en el hígado. Una de las causas más relevantes es la colestasis intrahepática del embarazo.
Esta condición ocurre generalmente en el tercer trimestre y se asocia con cambios hormonales que afectan el funcionamiento del hígado. La colestasis originada puede provocar picazón intensa, orina oscura, ictericia, náuseas y fatiga
Es fundamental que las mujeres embarazadas que experimenten heces blancas consulten a un médico. La evaluación puede incluir análisis de sangre para medir los niveles de bilirrubina y pruebas para evaluar la función hepática.
¿Qué hacer si tengo heces blancas o pálidas?
La aparición de heces blancas es una condición de cuidado. Es fundamental que busques atención médica de inmediato para que evalúen tus síntomas. Al respecto, toma nota de otras señales de alerta que pudieses registrar en tu cuerpo, como las siguientes:
- Orina oscura.
- Picazón intensa.
- Dolor abdominal.
- Náuseas o vómitos.
- Color amarillo en la piel y ojos.
No tomes antidiarreicos ni otros medicamentos sin la supervisión de un médico, ya que pueden empeorar la situación. Al contrario, si en días o semanas previas habías comenzado a tomar nuevos medicamentos, infórmalo porque podrían ser la causa de tus heces pálidas.
Una afección con múltiples causas
La aparición de heces blancas o pálidas es un signo que no debe ser ignorado. La consulta médica es clave para identificar la causa y recibir el tratamiento adecuado.
Mantente atento a otros síntomas y busca atención lo antes posible para garantizar tu salud. En general, el origen está en el hígado, por lo que será difícil que puedas solucionar el problema desde tu casa.
Bajo contextos especiales, como un embarazo o frente a un niño, el cuidado debe ser más delicado. En esos casos, obstetras y pediatras son los profesionales a los cuales referirse.
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