Jabón casero de lavanda y arcilla blanca
Elaborar un jabón casero resulta beneficioso para la salud de la piel, ya que las diferentes propiedades de sus ingredientes pueden hacer que luzca sana e hidratada.
Además de ser sencillo de preparar y no requerir de mucho tiempo, una vez listo se puede usar como jabón de tocador solo para las manos, o bien, para el cuerpo en general.
Para obtener un jabón versátil y con un aroma agradable, se puede recurrir a dos ingredientes fáciles de conseguir como la lavanda y la arcilla blanca. ¡Toma nota y anímate a probarlo!
Un jabón casero para todo el cuerpo
La ventaja de elaborar un jabón casero radica en que no se utiliza ningún ingrediente químico que pueda resultar perjudicial para la salud. Al contrario, se emplean solo productos naturales que pueden brindar beneficios para que la piel luzca más saludable.
No obstante, hay que tener en cuenta que los ingredientes naturales que se elijan se deben complementar bien entre sí para poder obtener un verdadero beneficio. En otras palabras, hay que elegir productos que sean adecuados para cada tipo de piel.
En este caso particular, al combinar lavanda y arcilla blanca, es posible obtener un producto completo para todos los tipos de pieles. Veamos a continuación cuáles son sus propiedades.
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Lavanda, en aceite esencial
La lavanda es una planta con un olor característico, conocida por sus propiedades medicinales y su posible efecto relajante. Según un estudio de la Academia Brasilera de Ciencias, este aceite tiene compuestos con propiedades analgésicas y antiinflamatorias.
Lo anterior es muy importante, pues indica que puede ayudar a mitigar dolencias y problemas asociados a la inflamación. En el caso de la piel, puede ser útil para problemas dermatológicos como el eccema y acné.
Arcilla blanca
En la antigüedad, la arcilla blanca era utilizada para fines terapéuticos debido a sus propiedades medicinales. Sin embargo, hoy en día es un ingrediente muy popular en las rutinas de belleza que incluyen cosmética natural.
La arcilla blanca es una variedad de arcilla muy fina, adecuada para todo tipo de piel. Las otras, pueden ser muy fuertes para las personas de piel seca o sensible.
En la cultura popular, esta arcilla se usa como un exfoliante natural para la piel, ya que se cree que, además de tener efectos antisépticos, sirve para limpiar los poros y eliminar impurezas.
Por otro lado, varios estudios sugieren que este mineral se adhiere a la piel y forma una película protectora. Además, parece ser que ayuda a regular la grasa y eliminar partículas adheridas en la superficie cutánea.
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¿Cómo hacer el jabón de lavanda y arcilla?
Ingredientes
- 30 gotas de aceite esencial de lavanda.
- 1 pastilla de glicerina vegetal sólida (100 g).
- 2 cucharadas de arcilla blanca en polvo (20 g).
- 3 cucharadas de aceite vegetal (oliva, coco, almendra, sésamo, girasol, etc) (30 g).
Preparación
- Primero, debes cortar la glicerina en trozos.
- A continuación, calienta la glicerina al baño María o en el microondas, hasta que se derrita.
- Una vez esté líquida, mézclala bien con el aceite vegetal y la arcilla blanca. No deben quedar grumos.
- Cuando la mezcla esté tibia, añade el aceite esencial de lavanda. Esto, para que el calor no afecte sus propiedades medicinales.
- Una vez esté todo bien mezclado, pon el jabón, todavía líquido, en el molde que vayas a utilizar. Los moldes de silicona, previamente engrasados, son los más cómodos.
- Por último, deja enfriar la mezcla y desmolda.
Jabón casero de lavanda: ¿qué debes tener en cuenta?
Antes de preparar este jabón, es importante considerar que los aceites esenciales deben usarse con aceites portadores como el de oliva, almendras, girasol, entre otros. Esto se debe a que algunos aceites esenciales son muy fuertes para ser aplicados directamente sobre la piel.
Puedes hacer una prueba para saber si tu piel tolera bien el aceite esencial. Esta consiste en aplicar 1 o 2 gotas en el antebrazo y observar que no haya ninguna reacción.
Recuerda que cualquier duda sobre los componentes de este jabón y la reacción que podrían tener en tu piel, es mejor consultarlos con el dermatólogo para que sea él quien te guíe sobre su uso.
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