Leche fortificada, ¿es recomendable su consumo?

Gracias a la leche fortificada le aportamos a nuestro organismo diferentes vitaminas, como la D, que es fundamental para la correcta absorción del calcio por parte de los huesos
Leche fortificada, ¿es recomendable su consumo?

Última actualización: 23 mayo, 2023

La leche fortificada se obtiene mediante un proceso en el que se le añaden determinados nutrientes. Esta fortificación consta de vitaminas y minerales que, además de promover un desarrollo sano en la infancia, ayudan a prevenir deficiencias y otros problemas de salud afines.

El objetivo que se persigue al fortificar la leche es que las personas -y en concreto los niños, quienes son los principales consumidores de este alimento- obtengan todos los nutrientes que necesitan para su salud. Pero, ¿es esto realmente así?

Es fundamental entender que, en todo caso, disfrutar de una buena salud será posible manteniendo hábitos de vida saludables. Es decir, se puede consumir la leche fortificada, pero siempre dentro de una dieta adecuada, que esté acompañada por otros buenos hábitos de vida y las recomendaciones del médico.

Los alimentos fortificados

Antes de nada, conviene tener en cuenta que la fortificación de los alimentos no es un algo reciente. Históricamente, ya se fortificaban productos, en concreto, con sal yodada o vitamina D. Son medidas de salud pública con las que se buscaba prevenir deficiencias nutricionales en grupos concretos de población.

De este modo, la industria se ha ido desarrollando con rapidez. Actualmente, en todos los supermercados podemos encontrar una importante oferta de alimentos fortificados. Incluyendo zumos, que habitualmente son fortificados con calcio y vitamina D, y hasta pan que cuenta con ácidos omega-3. También es posible dar con cereales o margarina con esteroles vegetales.

Vitaminas

Como recoge un documento publicado por la Fundación Española de la Nutrición (FEN), la fortificación consiste en la adición de nutrientes a alimentos, independientemente de que éstos ya los contengan o no de forma natural.

El fin de este proceso sería utilizar los alimentos como vehículos para aumentar la ingesta de uno o varios nutrientes en la población.

Se trata de alimentos que quieren ser una herramienta de prevención para las denominadas enfermedades crónicodegenerativas. Es decir, aquellas que suponen una mayor mortalidad en nuestro entorno.

Tal como explican los autores del documento, la nutrición óptima ha sustituido al concepto de “nutrición adecuda”. De forma que la fortificación de alimentos se ha convertido en un elemento habitual de nuestra dieta.

Leche fortificada

La incorporación de nutrientes resulta muy sencilla especialmente en los lácteos. Es por ello que cada vez más, es posible encontrar leche fortificada en todos los centros de compra. De hecho, en la última década, se ha experimentado un importante incremento en la cantidad total de leches enriquecidas consumidas. Las más consumidas son las fortificadas en vitaminas, seguidas por las fortificadas en calcio.

Mujer con vaso de leche entera.

También existen leches adicionadas de esteroles, fibra, bífidus, flúor, jalea real, l-carnitina, magnesio, tila, melisa, miel, ácido linoleico conjugado. Aunque su consumo es notablemente inferior al de otros tipos de leche, de acuerdo con el estudio de la FEN.

“Se comprobó que las semidesnatadas y desnatadas que no están fortificadas contienen cantidades detectables de vitamina A y que, como media, en las leches fortificadas estudiadas se adicionan 120 μg/100 ml de vitamina A, es decir el 12 % de las recomendaciones para un hombre y el 15 % para una mujer.”

Los distintos alimentos enriquecidos y fortificados estudiados no superaron las ingestas máximas tolerables para ninguno de los ingredientes estudiados.

Consumo de productos fortificados en España

El consumo de productos enriquecidos y fortificados, con independencia del nutriente o componentes incorporados, muestra un aumento progresivo de leche, pan y zumos enriquecidos desde el año 2000. Sin embargo, en otros alimentos (como yogures, margarinas y batidos de yogur) no se aprecia este aumento progresivo.

Esto puede suponer un considerable aumento en el consumo de numerosos nutrientes o componentes no nutritivos en la dieta media de los españoles, al sumar el habitual y el de alimentos enriquecidos o fortificados y el potencial consumo de suplementos.

Por ello, se puede producir un acercamiento de las ingestas medias a las ingestas máximas tolerables, que en algunos casos puede ser de especial importancia si no existe un amplio margen de seguridad entre la ingesta habitual y la que produciría efectos adversos. Es importante estudiar estos elevados consumos en colectivos especialmente vulnerables, como niños y ancianos.

Por último, es importante tener en cuenta que no en todos casos es necesario el consumo de leche fortificada, por ello, hay que valorar esto con el médico.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.