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7 errores que provocan hongos en tus plantas de interior (y cómo evitarlos)

4 minutos
Identifica los fallos en el riego, sustrato y limpieza de herramientas para mantener tus plantas sanas y libres de enfermedades.
7 errores que provocan hongos en tus plantas de interior (y cómo evitarlos)
Escrito por Estefanía Filardi
Publicado: 18 noviembre, 2025 14:00

¿Has notado unas manchas extrañas en las hojas de tus plantas o una capa blanca o grisácea en el sustrato? ¿Hojas deformadas, decoloradas o secas que terminan cayéndose? Esas son señales de que una propagación de hongos está enfermando a tus plantas de interior. Un problema frecuente que ocurre por exceso de humedad y un mal mantenimiento de tus plantas.

Tratar el hongo requiere de paciencia y no siempre consigues salvar a tus especies. Sin embargo, prevenirlo es mucho más sencillo. Presta atención a las condiciones que favorecen la aparición de los hongos y haz cambios para evitar esos errores comunes que dañan tus plantas.

1. Regar en exceso o sin dejar secar el sustrato

El error más frecuente es regar guiándose por calendario en lugar de observar la planta. Cada especie tiene necesidades de agua distintas. Además, factores como la temperatura o la luz influyen en la velocidad de secado del sustrato. Cuando riegas en exceso, el agua se estanca, creando el ambiente perfecto para los hongos y la pudrición de las raíces.

Haz la prueba del dedo. Mételo en el sustrato lo más profundo que puedas, si notas humedad, espera antes de regar de nuevo. En cambio, si la tierra está seca, tu planta necesita riego. También, si la maceta pesa demasiado días después del riego, reduce la frecuencia o la cantidad de agua.

2. Usar macetas sin drenaje adecuado

Una maceta sin agujeros o con un solo orificio pequeño impide que el agua sobrante salga. Aunque riegues con moderación, la humedad quedará atrapada en el fondo.

Asegúrate de que todos tus recipientes tengan varios agujeros en la base. Si usas cubremacetas decorativos o platos, vacía siempre el agua que quede después de regar. También añade una capa de grava o arcilla expandida en el fondo de las macetas para mejorar el drenaje.

3. Juntar demasiado las plantas

Poner varias plantas juntas es positivo para que aprovechen la humedad ambiental, pero si están apiñadas se limita la circulación del aire. Esto puede ser perjudicial para las plantas de gran tamaño o de follaje denso. Si vives en una zona húmeda o tu casa tiene poca ventilación, separa un poco las macetas y abre las ventanas para que el aire circule libremente.

4. Mojar las hojas al regar

Regar desde arriba o pulverizar las hojas puede parecer inofensivo, pero si el agua no se evapora rápido, crea las condiciones ideales para los hongos foliares.

Las especies con hojas aterciopeladas o peludas son muy sensibles. Riega dirigiendo el agua al sustrato, cerca de la base del tallo, y limpia las hojas con un paño húmedo y sécalas luego. Cuidado con pulverizar en las horas sin luz o en lugares donde la ventilación es escasa.

5. No remover las hojas y flores muertas

Las partes muertas de una planta que no son eliminadas a tiempo se convierten en focos de infección. El hongo puede crecer en el tejido vegetal muerto y expandirse a las zonas sanas de tu planta. Retira las hojas marchitas o marrones, las flores secas y cualquier resto que haya caído en el sustrato. Usa tijeras limpias y desinfectadas para hacer la poda.

6. No revisar las plantas nuevas antes de incorporarlas

Comprar una planta infectada en el vivero es más habitual de lo que crees. Los hongos pueden estar en fase inicial y no mostrarse hasta días después, cuando ya han contagiado al resto de tus especies.

Lo recomendable es mantener la planta nueva en cuarentena por dos semanas. Durante ese tiempo, observa si aparecen manchas, moho o se da algún cambio en su aspecto general. También revisa las condiciones del sustrato y las raíces.

7. Descuidar la limpieza del sustrato y las herramientas

Un sustrato viejo o de mala calidad retiene más humedad de la necesaria y puede contener esporas de hongos. Por otro lado, las herramientas que usas para podar o trasplantar también acumulan restos vegetales y patógenos si no las limpias.

Cambia el sustrato cada uno o dos años, según el crecimiento de la planta. Elige mezclas que incluyan perlita o vermiculita para mejorar el drenaje. Desinfecta todas tus herramientas con alcohol después de usarlas.

Si pese a todas tus precauciones aparecen hongos, prueba un tratamiento con aceite de neem diluido. Aplícalo siguiendo las instrucciones del fabricante y combínalo con los correctivos antes mencionados.

Hacer ajustes en el riego, mejorar la calidad del sustrato y la ventilación, y mantener una buena higiene de las herramientas son medidas sencillas que marcarán una diferencia en la salud de tus plantas de interior. Revisa tus especies con regularidad para detectar pronto alguna señal de enfermedad y actúa de manera proactiva antes de que problema se extienda a toda tu colección.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.