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¿Por qué nos gusta el olor a lluvia? La ciencia detrás de esta curiosidad

3 minutos
El petricor surge de la mezcla entre aceites vegetales, geosmina y ozono. Descubre cómo la lluvia libera estos compuestos y por qué nuestro olfato es tan sensible a ellos.
¿Por qué nos gusta el olor a lluvia? La ciencia detrás de esta curiosidad
Escrito por Estefanía Filardi
Publicado: 03 diciembre, 2025 18:00

“Huele a lluvia”, esa expresión común que muchas veces hemos dicho y escuchado es bastante real. Se llama petricor, un olor fresco que aparece cuando las primeras gotas comienzan a caer. Un curioso nombre que proviene del griego y que describe el aroma que desprende la tierra al mojarse.

El petricor es una mezcla de aceites vegetales y la geosmina, una sustancia producida por las bacterias que se encuentran en el suelo. Las gotas de lluvia liberan esos compuestos y los dispersa por todo el aire.

Lo más interesante de esto es que los humanos somos muy sensibles al olor de la geosmina y podemos detectarla incluso en las concentraciones más bajas. Esa hipersensibilidad de nuestra nariz hace que inmediatamente asociemos el aroma con la lluvia.

El petricor: una combinación de agua y tierra

Ese olor característico se compone de varios elementos. Uno de ellos son los aceites vegetales que las plantas liberan y se acumulan en la tierra. Además, está la geosmina que las bacterias en el sustrato liberan como parte de su metabolismo. Ambos compuestos quedan en la tierra hasta que la humedad los libera. Cuando el suelo está seco se acumulan más aceites y geosmina, por eso al llover el olor es más intenso que en un sustrato que esté más húmedo.

Cuando las gotas de lluvia caen, generan pequeñas burbujas de aire que estallan al llegar a la superficie del suelo. Así se crean partículas microscópicas que transportan los aceites vegetales y la geosmina por el aire hasta tu nariz, en un proceso que se denomina aerosolización.

Ocurre que no todas las lluvias tienen el mismo aroma y eso se debe a la fuerza con la que cae el agua. Cuando las precipitaciones son suaves, el petricor se percibe con mayor intensidad. En cambio, en las tormentas más intensas la caída de agua es muy rápida, diluyendo los aceites y la geosmina antes de que puedan dispersarse en el aire.

Hay otro elemento que también influye en el olor y es el ozono. Durante las tormentas eléctricas, los rayos dividen las moléculas de oxígeno y nitrógeno en la atmósfera, lo que genera ese compuesto. Este gas tiene un aroma metálico y fresco que al mezclarse con el petricor refuerza la sensación de aire limpio.

El olor de la supervivencia y el agua

Quizás te preguntes: ¿por qué somos tan sensibles a la geosmina en el olor a lluvia? Aunque no hay una respuesta definitiva, se cree que la razón podría encontrarse en nuestra evolución. La capacidad para detectar este compuesto con tanta precisión habría permitido a nuestros ancestros localizar fuentes de agua en entornos áridos.

Algunos investigadores sugieren que esta capacidad sensorial también pudo vincularse con la identificación de suelos fértiles para el cultivo o la búsqueda de alimentos. Si bien se trata de hipótesis por confirmar, estas ideas ayudan a explicar por qué un compuesto, que se encuentra en el suelo, genera una reacción tan notoria en las personas.

Ya sabías que el olor a lluvia existía, pero lo más llamativo del asunto es lo poco que necesitas para percibirlo con fuerza. Recuérdalo para que la próxima vez que llueva disfrutes de ese fenómeno químico de una manera diferente.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.