13 maneras en que la enfermedad renal afecta la salud de la piel
Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina
La enfermedad renal afecta la salud de la piel. Quizás no sea uno de los primeros síntomas, pero lo usual es que —a medida que avanza la patología— se den manifestaciones sobre varias regiones cutáneas. Ahora bien, dichos síntomas pueden ser variados entre una persona u otra.
Mientras que algunos experimentan solo molestias leves, otros desarrollan síntomas que se vuelven desesperantes. Asimismo, esto puede ocurrir en una zona específica de la piel o en toda la piel en su conjunto. De ser así, es bastante molesto para quien lo padece. ¿Cómo reconocer las señales? ¿Qué hacer al respecto?
13 maneras en que la enfermedad renal afecta la piel
La enfermedad renal tiene el potencial para provocar cambios en la piel. Esto se debe a que la dificultad de los riñones para filtrar la sangre lleva a que se acumulen desechos y toxinas.
Además, pueden tener problemas para equilibrar los minerales del cuerpo y, a veces, producen cambios en las glándulas sudoríparas. En consecuencia, la salud cutánea resulta alterada. ¿De qué modo? Veamos.
1. Resequedad extrema
A menudo, la enfermedad renal avanzada provoca resequedad en la piel. Esta se siente apretada, áspera y con escamas similares a las de un pez. También se percibe tirante y tiende a agrietarse.
2. Picazón en la piel
La picazón en la piel también es propia de un problema renal. Puede manifestarse en una sola área de la piel o en todo el cuerpo. De hecho, es posible que esté presente solo por momentos o de forma permanente. Si este síntoma aparece con frecuencia, lo mejor es consultar al médico.
3. Arañazos
El hecho de rascarse en forma continua hace que aparezcan marcas de arañazos sobre la piel. Estos pueden dar lugar a llagas o piel en carne viva. También es posible que provoquen una afección llamada «liquen simple crónico», en el que la piel se vuelve gruesa y dura. Incluso, se relaciona con la aparición de «prurigo nodular», una especie de bultos duros que pican bastante.
4. Cambios de color en la piel
Los cambios de color en la piel son efecto de la acumulación de toxinas originada por la enfermedad renal. Es posible que la piel se torne pálida, amarillenta o gris.
De igual manera, es frecuente que haya áreas de piel más oscuras o que se formen quistes y manchas que parecen puntos blancos. En ciertos casos, la piel se vuelve gruesa, amarillenta y muestra protuberancias y surcos profundos.
5. Cambios en el color de las uñas
Las uñas pueden resultar comprometidas por la presencia de una enfermedad renal. En particular, tienden a cambiar de color. Lo usual es que tomen un color blanco en la parte superior, al tiempo que tiene un color marrón rojizo por debajo.
Asimismo, es posible que aparezcan bandas blancas que atraviesan la uña, o bien, que se tornen muy pálidas. Ocurre en una o varias uñas, de las manos o de los pies.
6. Hinchazón
Cuando los riñones no funcionan de forma óptima, la sal y los líquidos del cuerpo se acumulan. Debido a esto, zonas como los pies, los tobillos, las piernas, las manos y el rostro se aprecian hinchados. Al igual que otros síntomas, puede ser notorio en una área específica o en varias.
7. Erupciones
Este es otro efecto de la dificultad para eliminar los desechos. Las erupciones tienen la apariencia de pequeños bultos, en forma de cúpula, que causan mucho picor.
Ciertas veces, dichas protuberancias se unen y forman parches ásperos y voluminosos sobre la piel. Los bultos pueden desaparecer, pero luego se forman unos nuevos.
8. Ampollas
Las ampollas aparecen en las manos, los pies o el rostro. Después de un tiempo, se abren, se secan y forman costras. Suelen dejar cicatrices. Esta manifestación es propia de los casos en los que la enfermedad renal está muy avanzada.
9. Efecto secundario por sustancia de contraste
Las sustancias de contraste son compuestos que se emplean en exámenes como la resonancia magnética. Una de ellas es el gadolinio, que puede generar un efecto secundario en la piel de las personas con enfermedad renal.
Tras aplicarlo, es posible que la piel se torne tensa en extremo, al punto en que es imposible doblar la rodilla u otra parte del cuerpo. De todos modos, se trata de un efecto muy raro.
10. Depósitos de calcio bajo la piel
Una de las funciones de los riñones es la de equilibrar algunos minerales del cuerpo. Cuando no funcionan bien, es posible que aparezcan depósitos de calcio en la piel. Lo usual es que se desarrollen alrededor de una articulación y que no causen dolor. Sin embargo, si aparecen en la punta de un dedo, suelen ser muy dolorosos.
11. Calcifilaxia
La calcifilaxia es una enfermedad grave en la que hay una acumulación de calcio en los vasos sanguíneos de la piel y de la grasa. Esto provoca coágulos, úlceras y, ciertas veces, conduce a infecciones severas. Se trata de una enfermedad poco frecuente, más común en pacientes con problemas renal, pero que puede afectar a cualquier persona.
12. Dermopatía nefrógena fibrosante
La dermopatía nefrógena fibrosante es otra enfermedad grave que produce lesiones en la piel. Estas evolucionan, se convierten en fibrosis y, luego, en esclerosis cutánea. Posterior a esto, da lugar a contracturas en las articulaciones y termina por limitar la movilidad de la persona afectada.
Lo más común es que se presente en los pies y, en menor medida, en las manos y el tronco. Es una afección exclusiva de las personas con enfermedad renal.
13. Dermatosis perforante adquirida
La dermatosis perforante adquirida es una enfermedad rara que se caracteriza por la aparición de lesiones costrosas, en forma de pápulas y nódulos.
Están asociadas a la eliminación por la epidermis de colágeno, queratina y fibras elásticas. Casi siempre se presenta en personas con enfermedad renal crónica o con diabetes mellitus.
¿Cómo abordar los daños en la piel?
La insuficiencia renal crónica es la modalidad más común de enfermedad renal; implica un daño permanente de los riñones. Lo más preocupante es que muchas personas tienen esta patología, pero no lo saben.
Los daños en la piel solo aparecen cuando la enfermedad ya ha evolucionado. De cualquier modo, para evitar una reducción en la calidad de vida, se pueden tomar algunas medidas de cuidado como las siguientes:
- Controlar los niveles de fosfato de calcio. Se hace mediante fármacos que el médico receta y que deben tomarse de forma regular.
- Cuidar la dieta. La dieta también debe estar encaminada a reducir el fosfato. Si esto se logra, disminuyen los síntomas en la piel.
- Evitar rascarse. El rascado solo proporciona un alivio mínimo, pero puede generar muchos problemas. Para evitarlo, se puede colocar una compresa fría en la zona donde haya picor.
- Utilizar productos sin perfume. Los perfumes pueden ocasionar una reacción alérgica que empeora los problemas de la piel.
- Emplear ropa cómoda. Lo más indicado es utilizar ropa holgada de algodón para que no roce ni irrite la piel.
- Mantenerse hidratado. Aplicarse una crema hidratante una vez al día ayuda a manejar la resequedad y a evitar la irritación.
- Evitar los baños de agua caliente. El agua a temperatura elevada reseca e irrita la piel.
Recomendaciones finales
Si una persona no está diagnosticada de enfermedad renal, pero presenta problemas en la piel como los que se han descrito, lo indicado es que consulte con el médico. Es posible que tenga problemas en sus riñones y no se haya percatado de ello.
Cuando la enfermedad ya está diagnosticada y se presentan problemas cutáneos, el médico puede derivar a una consulta con el dermatólogo para que este tome las medidas pertinentes.
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