Pasos simples para mantener un césped verde y saludable en primavera
Mantener un césped verde y saludable supone la vigilancia del riego, el aporte de vitaminas y un recorte regular. Aunque estas técnicas de jardinería parecen genéricas, al tratarse de tal hierba, amerita un poco más de atención.
Esto se debe a que, en el caso de plantas sembradas en macetas, según la estación del año puedes sacarlas o resguardarlas en el hogar. Pero el césped siempre está a la intemperie. Te invitamos a repasar consejos para contribuir al crecimiento y el verdor apetecido en esta parte extensa del jardín.
¿Por qué es importante mantener el césped verde y saludable?
El césped es una hierba tupida, menuda y comúnmente graminoide, que cubre el suelo. Así lo reseña la Universidad Politécnica de Valencia, añadiendo que este «forro» de terreno es un elemento básico en los jardines y el paisajismo.
Mantener colorido el césped es un asunto de estética y atractivo visual para el entorno. Asimismo, colabora con la buena salud del resto de las plantas que cultivas. Si el césped está sano, evitas la erosión del suelo por el agua y el viento.
Y si nos vamos por lo económico, un césped verde y bien cuidado es un gancho visual para vender una casa. ¿A quién no le llama la atención un jardín hermoso? Entonces, vale la pena indagar sobre lo que necesita este elemento de la naturaleza, con el propósito de que siempre esté saludable.
¿Cómo mantener el césped verde y saludable?
El verdor del manto vegetal se mantendrá si pones en práctica los pasos que te presentamos a continuación.
1. Fertilizar
El césped agradece aquellas sustancias ricas en fósforo, nitrógeno y potasio. Como explica el Servicio de Extensión Cooperativa de la Universidad de Clemson, este trío de componentes es primario para las especies vegetales; si están juntos se considera que conforman un fertilizante completo.
De acuerdo con los especialistas, dichos micronutrientes en mayores concentraciones hacen un buen trabajo. De igual modo, los fertilizantes con magnesio, azufre y calcio, en menores concentraciones, aportan efectos positivos al césped. La idea es que el crecimiento de las raíces sea sólido y que la hierba conserve un verde intenso.
Desde primavera hasta verano corresponde fertilizar los pastos de estación cálida que estén en crecimiento activo. Por su parte, el pasto de estación fría es mejor nutrirlo en primavera y en otoño, porque de lo contrario, se debilitaría.
2. Quitar pajas y malas hierbas
La paja es toda la hierba marchita que, además de afear el jardín, provoca el estancamiento del agua y obstaculiza la circulación del aire, acarreando posibles infecciones por hongos. Te deshaces de la paja rastrillando; en primavera con suavidad, en otoño con un poco más de fuerza.
En cuanto a las malas hierbas, puedes arrancarlas con las manos o rociar herbicida para césped. El Programa de Manejo Integrado de Plagas de la Universidad de California argumenta que regar herbicidas ayuda a que no germine maleza en la cama de plantación.
3. Airear
La compactación aguda del suelo no favorece el pasto. Este es un proceso natural que puede originarse con el tiempo y sus consecuencias son los inconvenientes para que las raíces reciban la hidratación apropiada.
A su vez, las dificultades derivadas de la falta de aireación se evidencian en la decoloración del manto. ¿Qué hacer si la tierra de tu jardín está demasiado compactada? ¡Airear!
Existen máquinas diseñadas para corregir este defecto. Las mismas abren miles de orificios en el césped, de manera que el agua se cuela sin problemas.
La Consejería de Agricultura y Pesca se refiere al aireado como el «pinchado» que maximiza la infiltración y la humedad en el terreno. Para conseguirlo, es posible aplicar técnicas artesanales o aparatos especiales, así como la añadidura de un recebo constituido por materia orgánica.
4. Hidratar
Una extensión de la Universidad de Illinois precisa que el césped necesita por lo menos 1,5 pulgadas de agua en la semana para lucir verde y no detener su prosperidad. Aclaran que durante la estación fría es normal una pausa en el crecimiento natural y que cuando hace calor el pasto entra en estado de latencia.
Los sistemas de riego por aspersión suelen utilizarse como apoyo en la hidratación.
5. Respetar la altura
No cortes el césped a ras. Este manto vegetal lo conforman numerosas plantas que, a su vez, constan de muchísimas hojas.
Si te excedes cortando la hierba, dejarías el suelo más desnudo y expuesto a la inclemencia del sol. Las secuelas serían la sequedad de las hojas y el estrés de las plantas. En temporadas frías también les haría daño un recorte exagerado.
La Asociación Española de Centros de Jardinería sugiere, a través de su revista Verde es vida, no cortar más de un tercio de la longitud de la hoja, aparte de considerar la orientación, el clima y la frecuencia de riego antes de segar la pradera. Esto se debe a que en condiciones extremas, como el frío o el calor, el pasto sufriría.
6. «Poblar» los tramos desnudos
El césped suele ser blanco de deterioro por múltiples factores; pisarlo con frecuencia y la orina de las mascotas son algunos ejemplos. De este modo, pierde vistosidad y no luce saludable; por lo menos, en los tramos de mayor concurrencia.
Para que el pasto protagonice la estampa de tu jardín en primavera, conviene sustituir los tramos visiblemente perjudicados por una capa fresca. Así no habrá pedazos marrones o amarillentos, desequilibrando el verde que buscamos. La siembra de estas miniparcelas se hace por semillas iguales a la especie que tengas en casa.
Nota final: escoger el césped apropiado ayuda a mantenerlo verde y saludable
Mantener el césped verde y sano depende en gran medida del tipo de especie y las condiciones que reúne. Una publicación de la Pontificia Universidad Católica Argentina puntualiza que dichas condiciones influyen en la capacidad de adaptación al clima, la resistencia o soporte al pisoteo y la tonalidad uniforme.
Debido a ello, es oportuno indagar con el proveedor de estas plantas la clase que llevarás a tu jardín. Si compras sin contemplar el ambiente en que se desarrollará el pasto, es probable que no alcance el vigor ni el verdor deseado.
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