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¿Qué son los medicamentos inmunosupresores y para qué sirven?

4 minutos
Los medicamentos inmunosupresores tienen la función de bloquear la respuesta del sistema inmunitario. Se utilizan tanto para el trasplante de órganos como para controlar algunas enfermedades autoinmunes.
¿Qué son los medicamentos inmunosupresores y para qué sirven?
Alejandro Duarte

Revisado y aprobado por el biotecnólogo Alejandro Duarte

Última actualización: 06 julio, 2023

Los medicamentos inmunosupresores son aquellos cuya composición ayuda a inhibir la respuesta del sistema inmunitario, el principal defensor del organismo. ¿Alguna vez has oído hablar de ellos? ¿Sabes lo que pueden hacer por la salud? Si quieres saber más, sigue leyendo todo lo que vamos a comentarte a continuación.

El uso  de estos medicamentos es obligatorio en los pacientes que reciben un trasplante de órganos, dado que evita que el cuerpo rechace los nuevos tejidos, por tanto, son una parte importante del tratamiento. Sin embargo, este no es el único uso que tienen, en realidad, también se emplean como parte del tratamiento de otras dolencias, especialmente las denominadas “enfermedades autoinmunes”.

Además, en algunos casos se utilizan junto a fármacos esteroideos, puesto que ayudan a disminuir las dosis y efectos secundarios de la terapia con esteroides.

¿Cómo es el mecanismo de acción de los medicamentos inmunodepresores?

Cuando el sistema inmunitario identifica alguna sustancia o agente extraño a los normales presentes en el organismo, activa los anticuerpos para atacarlos y destruirlos. Este último, al no ser diferenciado de una bacteria o virus, recibe un ataque que ocasiona su rechazo del cuerpo.

Entonces se hace necesario el uso de medicamentos inmunosupresores tanto para la prevención como para el tratamiento de los trasplantes de órganos. Ahora, ¿y cómo actúan estos medicamentos?

Estos medicamentos actúan interfiriendo en la síntesis de ADN celular, que contiene la información genética. De esta manera ayudan a suprimir de forma intencionada la producción y actividad de las células inmunes, evitando su multiplicación.

Como es de suponerse, esto tiene un costo. Debido a que la respuesta inmunitaria normal del cuerpo sufre una alteración brusca, es más difícil que esta pueda detectar y destruir las células cancerígenas y otros agentes infecciosos que afectan a la salud.

¿En qué casos se prescriben?

En un principio los medicamentos inmunosupresores fueron utilizados para evitar que el organismo rechace el trasplante de un órgano o tejido como por ejemplo: riñón, corazón o médula ósea. No obstante, a pesar que aún tienen este fin, también se utilizan para otras enfermedades como:

  • Colitis ulcerosa.
  • Miastenia gravis.
  • Esclerosis múltiple.
  • Enfermedad de Crohn.
  • Lupus eritematoso sistémico.
  • Algunas enfermedades inflamatorias que no son de origen autoinmune.

Adicionalmente, cabe destacar que los pacientes que reciben estas intervenciones deben ingerirlos de por vida.

¿Cuáles son sus efectos secundarios?

Como hemos mencionado, su principal desventaja es que afectan al funcionamiento del sistema inmune. Por eso, quienes los consumen están más expuestos a contraer infecciones y enfermedades como el cáncer.

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El uso prolongado de estos fármacos puede causar, a largo plazo, un riesgo elevado de cáncer de piel. Esto debido a la combinación de los efectos de los medicamentos y la exposición al sol sin protección apropiada. Otros efectos secundarios menores incluyen:

  • Diarrea.
  • Temblor de manos.
  • Pérdida del apetito.
  • Vómitos y náuseas.
  • Aumento del crecimiento del pelo.

¿Cuándo acudir al médico?

La mayoría de efectos menores desaparecen cuando el cuerpo se acostumbra al medicamento o se ajusta la dosis. No obstante, en algunos casos se prolongan o se complican, siendo necesaria la atención médica. Es importante acudir al médico si:

  • Hay fiebre alta y escalofríos.
  • Hay dificultades para respirar.
  • Aumenta la sensación de cansancio.
  • Un resfriado o tos que no desaparece.
  • Se siente dolor al orinar y hay cambios en la micción.
  • Se producen dolores abdominales recurrentes y prolongados.

Clasificación de los medicamentos inmunosupresores

Hay varios tipos de medicamentos inmunosupresores y su administración varía en función del problema que se desea tratar o de su mecanismo de acción. De acuerdo con esto, se clasifican de la siguiente manera:

  • Corticosteroides.
  • Anticuerpos monoclonales.
  • Inhibidores de la calcineurina.
  • Azatriopina (inhibe la síntesis de RNA y DNA).
  • Ciclosporinas (inhiben la activación de las células T).
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Medicamentos inmunosupresores más comunes

  • Micofenolato mofetil (Cellcept).
  • Metotrexato (Rheumatrex).
  • Azatioprina (Imuran).
  • Ciclosporina (Neoral, Sandimmune, Gengraf).
  • Leflunomida (Arava).
  • Ciclofosfamida (Cytoxan).
  • Clorambucil (Leukeran).
  • Nitrógeno de mostaza (Mustargen).

¿Con qué medicamentos pueden interactuar?

Antes de iniciar un tratamiento con medicamentos inmunosupresores es primordial informar al médico si se están tomando otros fármacos. El profesional tendrá que evaluar si existe la posibilidad de consumirlos de manera simultánea. A veces se producen interacciones que afectan la efectividad de ambos fármacos o elevan sus efectos secundarios.

  • El consumo de sirolimus con ciclosporina puede incrementar los niveles de sirolimus, provocando graves efectos secundarios. En caso que se prescriban juntos, el sirolimus se debe ingerir unas 4 horas antes de la dosis de
  • El riesgo de cáncer se eleva cuando se combinan inmunosupresores con otros medicamentos que también afectan al sistema inmunitario como los corticosteroides y las anticancerígenos.
  • Los efectos de la ciclosporina aumentan cuando se toma de manera simultánea con hormonas masculinas, hormonas femeninas y eritromicinas.
  • La azatripina puede tener una interacción negativa con el allopurinol, fármaco utilizado en el tratamiento de la gota.

Los pacientes que reciben este tipo de tratamientos deben acudir al médico de forma regular para hacerse chequeos. Esta medida es muy importante dado que ayuda a determinar cómo ha sido su impacto en el organismo y si hay reacciones indeseadas que deban ser tratadas.


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