Mucofagia: ¿comer mocos es un hábito peligroso?

Comerse los mocos no parece una práctica saludable. Descubre en este artículo qué consecuencias puede tener para la salud y qué estrategias permiten reducir el hábito en los niños.
Mucofagia: ¿comer mocos es un hábito peligroso?
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Última actualización: 09 julio, 2023

Más que un hábito mal visto por muchos, la mucofagia o el comer mocos puede acarrear problemas de salud para quien lo practica. Sin embargo, por más extraño que parezca, hay quienes piensan que resulta beneficioso.

En el presente artículo analizaremos las dos visiones acerca del asunto. También conoceremos por qué comer mocos es, más bien, poco saludable. ¿Qué riesgos entraña y cómo lograr que tus hijos dejen de hacerlo? Sigue leyendo.

¿Qué son los mocos?

Cada 20 minutos las membranas nasales segregan un líquido pegajoso y transparente que parece un gel. Cuando estamos resfriados o padecemos alguna alergia esto ocurre con más frecuencia, produciendo abundante secreción o goteo nasal.

Este líquido es agua, aunque también está compuesto por minerales, electrolitos y proteínas, como la albúmina y las mucinas. Estas últimas tienen propiedades inmunes, ayudando a combatir los gérmenes.

Ahora bien, la mucosidad tiene como fin mantener las fosas nasales húmedas, limpias y a temperatura regular, atrapando las bacterias y virus, así como la suciedad. Todos estos elementos intentan penetrar, pero quedan varados en los cilios nasales. Así pues, el moco forma parte de una de las primeras líneas de defensa del organismo.

La masa resultante o el moco viene a ser la unión del líquido con la suciedad. En contacto con el aire, las bacterias, los virus y las demás partículas tiene una consistencia más densa y una coloración más oscura.

Por supuesto, el moco sólido puede llegar a molestarnos, por lo que sentimos la necesidad de expulsarlo o extraerlo. Esto se hace usando un pañuelo para sonar la nariz o lavando con agua.

Médico revisa fosas nasales.
La nariz es un órgano con una importante función de defensa del organismo, en parte gracias a la mucosidad. Sus lesiones alteran este proceso de filtrado.

¿Hay algún beneficio en comer mocos?

Por un lado están los que afirman que comer mocos puede llegar a ser saludable. Esto se debería a que, al introducir en el organismo los virus y bacterias capturados en la nariz, el sistema inmune se activaría, creando nuevos anticuerpos , tal como ocurre con las vacunas.

De acuerdo con esto, deberíamos estar mejor equipados para luchar contra las enfermedades. Por otra parte, los defensores de la tesis de que la mucofagia es beneficiosa sostienen que el asco a los mocos es algo aprendido culturalmente y no una conducta natural.

La fuente que a menudo suele citarse como base de esta afirmación es el juicio de un neumólogo austríaco llamado Friedrich Bischinger. Sin embargo, su investigación no aparece reseñada en ningún portal científico o revista médica.

La base de estas afirmaciones, a su vez, sería un estudio en el que se estableció que una capa de moco espeso y bien hidratado constituye un mecanismo de defensa clave para el organismo. Esto debido a las mucinas, presentes en los revestimientos epiteliales húmedos: boca, tracto gastrointestinal, pulmones, mucosa nasal.

Sin embargo, dicha investigación está muy lejos de constituirse en una sugerencia de que debamos comer mocos para incrementar la capacidad del sistema inmune. En realidad, no hay una evidencia científica sólida que respalde esta creencia.

¿Cuáles son los riesgos de la mucofagia?

Otras investigaciones, por el contrario, respaldan la idea de que la mucofagia o el comer mocos es perjudicial, pues estaríamos introduciendo potenciales virus y bacterias que las fosas nasales detuvieron.

No sabemos cuál sería la reacción del cuerpo o si el mismo está preparado para enfrentar tales elementos patógenos. Además, le estaríamos dando actividad extra al sistema inmune.

En líneas generales hay tres tipos de riesgos asociados con el comer moco. Veamos cuáles son.

La composición de los mocos

Cuando hemos estado expuestos a contaminación (por ejemplo, humo) y limpiamos la nariz, observaremos que los mocos están negros. Eso mismo que la nariz ha filtrado lo estaríamos luego consumiendo.

Los mocos están llenos no solo de suciedad, sino también de virus y bacterias. Es oportuno señalar que en algunos casos las personas tienen estafilococos en la nariz y en la piel. Sin embargo, no llegan a contraer infecciones, porque las bacterias no entran al cuerpo para que se produzcan.

La suciedad de las manos

Al comer mocos, no solo ingerimos la suciedad y gérmenes en los mismos, sino también los de las las manos. No olvidemos que las manos entran en contacto con muchos objetos y superficies que pueden estar contaminadas.

Lesiones en la nariz

Las personas que practican el hábito de la mucofagia o comer mocos, frecuentemente introducen sus manos en la nariz. Esto trae diversas consecuencias, como enrojecimiento, irritación, hinchazón, obstrucción y secreción. Las personas que se hurgan mucho incluso pueden experimentar hemorragias nasales (epistaxis) de leves a moderadas.

De manera particular, existe un trastorno de ansiedad denominado rinotilexomanía. El mismo consiste en hurgarse de manera compulsiva la nariz. Al hacer esto podemos causar llagas y heridas en las paredes internas.

Cómo superar el hábito de la mucofagia o comer mocos

La mucofagia puede ser un hábito tan arraigado para algunas personas que resulte difícil superarlo. Lo mismo ocurre en los niños que controlan menos sus impulsos.

Esto se refiere tanto a la costumbre de hurgarse la nariz como a la mucofagia propiamente dicha, ya que esta depende de la primero. Es decir, si la persona desiste de hurgarse la nariz, con menos frecuencia se dará al hábito de comer los mocos.

A continuación veremos algunas sugerencias y recomendaciones al respecto:

  • Lo primero es identificar las causas de la conducta de hurgarse la nariz: si hay comezón, secreción o mucosidad abundante, puede tratarse de alguna alergia.
  • Usar gotas nasales para evitar la resequedad de los conductos: esto previene que los mocos se sequen y endurezcan al mantener la humedad. Se ayuda a eliminarlos más fácil y también se reduce la necesidad de hurgarse.
  • Colocar un vendaje o apósito en el dedo de la mano que se usa para introducirse en la nariz.
  • Mantener un pañuelo de tela al alcance: al acostumbrarnos a usarlos para limpiar la nariz, más se evitará el introducir los dedos. Del mismo modo, al sentir la nariz sucia o congestionada, lo mejor es reemplazar el hábito de hurgarse por el lavado con agua o solución salina.
  • Si el hurgarse la nariz es algo que ocurre por nerviosismo, hay que buscar una alternativa. Por ejemplo, mantener las manos ocupadas con una pelota antiestrés. También se recomienda usar técnicas de relajación y respiración.
Mujer toca su nariz de dormida para comer mocos.
El hábito puede estar tan arraigado que suceda de manera inconsciente, lo que lo hace más difícil de eliminar.

Existen alternativas a la mucofagia

Si lo que se quiere es eliminar los mocos, hay otras maneras de hacerlo sin tener que comerlos. Lo recomendable siempre es pedir consejo a un médico o terapeuta. Si bien la mucofagia o el comer mocos no está considerado un trastorno en sí mismo, pudiera estar asociado con una obsesión-compulsión (TOC).

Para evitar poner en riesgo la salud o que nuestros hijos sufran consecuencias indeseadas, desde infecciones hasta sangrado, hay que observar el comportamiento y descubrir por qué se presenta. De acuerdo con la Academia Estadounidense de Pediatría, la curiosidad y el aburrimiento pueden ser dos factores que desencadenen la conducta de hurgarse la nariz.

Así pues, mantenerlos ocupados para que las manos no se vayan a la nariz es una manera de reducir la posibilidad de que incurran en el hábito de la mucofagia.


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