Niños agresores: ¿qué podemos hacer en esta situación?
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
Cuando buscamos información sobre el bullying o acoso escolar, lo usual es encontrarse con las características de las víctimas del hostigamiento y la forma de ayudarlos. Sin embargo tanta o incluso más atención merecen los niños agresores.
Cuando los chicos están en la etapa de los berrinches o rabietas, aún no han aprendido a gestionar las frustraciones. El hecho de que a los 3 o 4 años haya un comportamiento agresivo en medio de una rabieta no significa que se vayan a convertir en niños agresores a los 12 o 13 años.
La diferencia la marcaremos los padres. Todo dependerá de si ante las primeras rabietas cedemos complacientes a todas sus demandas o si estamos dispuestos a poner límites y a respetarlos.
¿Qué motiva a los niños agresores?
Las víctimas de acoso escolar necesitan ser protegidas y ayudadas, tanto por un profesional de la psicología que les proporcione las herramientas necesarias para superar los traumas que genera el bullying como por un entorno que condene la situación.
Los niños agresores también necesitan ser atendidos. Incluso con suma urgencia. Es necesario que aprendan a no utilizar la violencia y el hostigamiento como forma de relacionarse con los que consideran más débiles y a valorar el daño que pueden causar.
El estilo parental es fundamental para marcar una diferencia, pero no es el único factor que interviene para que que haya niños agresores. Entre las causas que pueden motivar el comportamiento de los niños agresores se encuentran las siguientes:
- No han aprendido a sentir empatía por los demás.
- Tienen un déficit de habilidades sociales para resolver problemas.
- Presentan un nivel evolutivo o de madurez inferior al que les corresponde.
- Utilizan el acoso como una forma de llamar la atención de los padres, de los maestros o de los amigos.
- El hostigamiento es una forma de compensar situaciones previas de fracaso o de exclusión.
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¿Qué identifica a los niños agresores?
Los niños agresores pueden ser tanto niños con mala reputación entre los profesores y bajo rendimiento escolar, como niños con un buen expediente académico que no tienen conflictos con la autoridad. Ello quiere decir que no hay un perfil concreto para identificar a los niños agresores.
No obstante, es posible encontrar algunos rasgos comunes en la mayoría de los niños que ejecuta el hostigamiento en los casos de acoso escolar:
- Tienden a abusar de la fuerza y alardean de ello. Se burlan de los demás niños.
- Ejercen su poder sobre otro niño sumiso que no es capaz de defenderse por sí mismo.
- Les cuesta entender la gravedad del daño que ocasionan. Son insensibles al sufrimiento que causan.
- Justifican las conductas agresivas porque tienen dificultades para resolver los conflictos sin recurrir a la violencia.
- Tienen baja tolerancia a la frustración y poca capacidad de autocrítica.
¿Cómo prevenir que mi hijo sea el niño agresor?
Es duro detectar alguna de las características previas en nuestros hijos. Sin embargo, ello no quiere decir que sean niños agresores. Evidentemente, tienen más posibilidades de participar en situaciones de acoso. Para evitarlo, puedes tomar las siguientes medidas preventivas, si es preciso, con apoyo psicológico:
- Pon límites claros. Tus hijos deben aprender a tolerar la frustración que las normas del hogar generan.
- No hace falta enfadarse cuando los hijos traspasan los límites: basta con que sepan que hay consecuencias a sus actos y que esas consecuencias se cumplen irrevocablemente.
- Evita hacer o alentar críticas destructivas, burlas, descalificaciones o humillaciones hacia otras personas o entre los miembros de la familia.
- Sé modelo de empatía. Tus hijos tienen que ver que eres capaz de entender y solidarizarte con los sentimientos de los demás.
- Debes conocer quiénes son los amigos de tu hijo y qué hacen cuándo están juntos. Los niños agresores suelen tener amigos que les animan a tener conductas agresivas.
- Conoce también quiénes son los padres de los amigos de tu hijo, conversa con ellos sobre lo que podéis hacer juntos para cambiar el comportamiento de vuestros hijos.
- Revisa si la violencia es normal dentro del hogar, debido al consumo excesivo de videojuegos o películas con contenidos violentos.
¿Qué hago cuando me confirman que mi hijo es el agresor?
Recibir la llamada del centro educativo que nos informa de que nuestros hijos son los niños agresores es muy difícil. La culpa puede bloquear la capacidad de razonar y hasta es normal que inicialmente neguemos los hechos.
Es difícil enfrentarse a esta situación, pero negar o justificar lo ocurrido no lo mejora. Algunas de las recomendaciones básicas para reorientar las conductas agresoras de tu hijo son las siguientes:
- Mantén la calma y colabora con el personal de la escuela involucrado en el caso. Conoce los detalles a fondo, habla con los profesores, consejeros y directivos del centro educativo. Todos son tus aliados para ayudar a tu hijo.
- Crea un clima de comunicación y confianza que le permita a tu hijo hablar y expresar sus sentimientos. Si tu hijo se siente escuchado, le será más fácil explicar por qué ocurrieron los actos de hostigamiento.
- Haz todo lo posible por conocer las causas de la conducta de tu hijo, sin recurrir a la violencia. Si conoces el porqué, podrás proponer una solución. Un psicólogo o terapeuta te puede ayudar.
- Ayuda a tu hijo a entender la responsabilidad de sus actos. Evita trasladar esa responsabilidad hacia otras personas como profesores, compañeros de estudio o grupos de amigos.
- Explica las consecuencias del acoso escolar tanto para la víctima como para el acosador. El bullying es una conducta inadmisible e injustificable que incluso puede tener consecuencias penales para acosadores y espectadores que se hacen cómplices.
- Cuando tu hijo esté preparado, ayúdale a pedir perdón a la víctima.
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En lo que a los niños agresores respecta…
En el acoso escolar reina el silencio entre víctimas, acosadores y espectadores. Todos forman parte de la misma situación y tienen responsabilidades. Nuestros hijos deben tener información sobre cómo actuar en los tres casos y qué hacer. Mantenerse callados tiene consecuencias graves.
El comportamiento de un niño agresor no cambiará de la noche a la mañana. La mejor posición que podemos asumir los padres es afrontar el problema de forma proactiva, sin perder la calma y propiciando que el pequeño aprenda a manejar sus frustraciones y conflictos.
Recuerda siempre que lo inaceptable es la conducta, no tu hijo. Demuéstrale tu amor y tu apoyo a su buen comportamiento, con elogios y refuerzo positivo.
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