¿Por qué no nos permitimos ser felices?
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
¿Te has preguntado alguna vez por qué saboteamos de forma constante nuestro derecho a ser felices? No nos damos cuenta de que la felicidad se halla en lo más simple y de que no es la suerte la que está en nuestra contra, sino nosotros mismos.
Debido a algunas actitudes aprendidas, nos limitamos a nosotros mismos sin ser conscientes de ello. Echamos abajo nuestros propios sueños, nos conformamos y, lo que es peor, nos quejamos.
Tenemos que aprender a ver desde una nueva perspectiva todo aquello que hemos aprendido. Porque las cosas pueden ser de otra manera mucho más positiva.
Ser felices es una cuestión de actitud ante la vida
A continuación, te mencionaremos algunos hechos sobre los que vale la pena reflexionar cuando tengas un tiempo.
Los bienes materiales no te harán más feliz
Ser felices es una decisión, no la consecuencia de un entorno y contexto favorables. Hemos estado siempre equivocados con respecto a la felicidad.
Para empezar hemos creído que esta estaba en el exterior. El tener muchos bienes materiales, dinero y una pareja ideal parecía ser lo básico para alcanzar nuestra meta vital. Sin embargo, ¿por qué tantas personas que ya tienen todo esto son tan infelices?
La felicidad está ahí, presente en todo momento. Tan sólo debemos permitir que aflore.
La respuesta es que la felicidad es un estado mental y una forma de ver la vida. Hay gente que puede tener poco dinero y vivir de una manera humilde, haber perdido a sus seres queridos o tener problemas de otra índole… y ser más feliz que otros que lo tienen todo.
Sin embargo, solo algunas personas lo consiguen. ¿Cómo lo hacen?
- Para empezar, son capaces de sacar algo positivo de entre todo lo negativo que les puede ocurrir.
- No tener mucho dinero puede ser una oportunidad para apreciar mucho más lo que se tiene. Si una pareja nos hace daño, valoraremos mucho más a quien nos trate con respeto; el tener a miembros de la familia sanos tras haber perdido a alguien por una enfermedad puede ser tomado con un regalo.
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Los enemigos de la felicidad
Hemos mencionado lo positivo que se puede sacar de cualquier situación negativa. Pero ¿por qué no podemos ver nada bueno en lo malo? Esto se debe a que nos han enseñado a mantenernos en una zona de confort, donde los cambios no se producen y en la que abrazamos las quejas.
Estos son grandes males que nos impiden avanzar, madurar y crecer. Por lo tanto, van haciendo mella en nuestro carácter y van borrando nuestra sonrisa para sustituirla por una mueca de continua resignación. Sentirnos mártires de forma constante nos impide ser felices porque no nos damos la oportunidad de responsabilizarnos de lo que está sucediendo.
No importa lo torcidas que se hayan vuelto las circunstancias. Tenemos el timón y debemos seguir dirigiendo nuestro barco. El problema es que, en la mayoría de los casos, solemos creer que no tenemos control alguno sobre él y soltamos el mando.
La queja va de la mano del victimismo e implica que, aunque podamos hacer algo, como tomar decisiones que cambiarían las cosas, no lo hacemos. Quizás por miedo, por pereza o porque la zona de confort nos proporciona una aparente comodidad que no tendremos si tomamos la decisión de dirigirnos en cualquier otra dirección.
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No autosaboteemos nuestra propia felicidad
Es cierto que hay circunstancias muy duras que no nos queda de otra que afrontar. Pero, si son tan difíciles, ¿de verdad nos merecemos autosabotear nuestra propia felicidad?
Ser felices es una cuestión de actitud. El positivismo nos llenará de motivación y de fuerzas para salir de manera exitosa de cualquier situación que se nos pueda echar encima. No caigamos en el victimismo y en la queja. No dejemos de tomar decisiones por miedo a poner un pie fuera de nuestra zona de confort.
Todo cambio y toda decisión es un avance. Un paso más hacia la vida que queremos y que nos permitirá ser felices por lo que somos.
Si no nos enfrentamos a las situaciones y nos quedamos donde estamos por miedo, si nos quejamos sin hacer nada por cambiar algo que no nos está gustando, entonces estaremos fracasando.
¿No va siendo momento de cambiar nuestra forma de pensar y permitirnos ser felices?
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