Obsesión por el dinero o crematomanía: qué es y cómo afrontarlo
Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales
El término «crematomanía» hace referencia a la obsesión por el dinero. Si bien es cierto que el dinero es necesario para muchos ámbitos de la vida, esta condición —al igual que otras manías— trae consigo consecuencias a nivel individual y social.
Y es que la persona que lo padece suele anteponer cualquier cosa con tal de incrementar sus riquezas. No le importa dejar de lado su familia, sus amigos, su dignidad y otros valores si eso implica ganar más dinero. Veamos en detalle de qué trata.
¿Qué es la obsesión por el dinero o crematomanía?
Tal y como su nombre lo indica, la obsesión por el dinero implica que para la persona el mundo se reduce a una preocupación excesiva y desmedida por los asuntos monetarios.
Así, al analizar una situación para tomar una decisión, pierde de vista todos los factores implicados, enfocándose solo en el dinero. ¿Cómo reconocerlo? A continuación, sus principales síntomas.
Interés reducido a asuntos de dinero
Las conversaciones se tornan monotemáticas; cuánto gana una persona, cómo generar más ingresos, etcétera. A veces, pueden volverse adictos al trabajo, ya que les provoca satisfacción saber que esto les permite aumentar su capital.
Malestar al gastar dinero
Los planes que implican gastos suelen generarles ansiedad o malestar. De hecho, pueden evadir invitaciones o encuentros para no tener que hacer uso del dinero que tienen guardado.
Trastornos del sueño
El pensamiento sobre lo monetario se torna tan obsesivo que acapara toda la atención. Incluso, puede generar trastornos del sueño. La persona no para de pensar cómo ganar más dinero o cómo evitar gastar el que ya tiene.
El deseo no tiene límite
No importa la cantidad de dinero que posean, nunca es suficiente. En consecuencia, el crematomaníaco suele permanecer atrapado entre sus sentimientos de insatisfacción y frustración.
Descuido de sí mismos
Ponen tanto cuidado a sus gastos, que muchas veces se descuidan a sí mismos. Por ejemplo, no invierten en actividades que les genera placer, ya que empiezan a verlas como un «mal gasto».
De hecho, pueden descuidar su apariencia personal (usan indumentaria gastada o en precarias condiciones con tal de evitar el gasto), no hacen compras de medicamentos, entre otras cosas.
Pérdida de valores
Obsesionarse con el dinero puede llevar a que las personas pierdan sus valores, se comporten de manera inescrupulosa e incluso se impliquen en actividades ilegales.
Dificultades sociales
Estas personas pueden sentir desconfianza hacia las personas, pues creen que quieren entablar una relación por dinero o que las quieren perjudicar. También pueden experimentar envidia cuando perciben que alguien tiene más capital que ellos.
No es un trastorno reconocido
Es importante tener en cuenta que la obsesión por el dinero no es reconocida como una patología o un trastorno en los manuales diagnósticos. Sin embargo, esto no impide reconocer que puede convertirse en un problema.
En este sentido, para saber si la relación con el dinero es funcional o disfuncional, una persona deberá evaluar quién «domina» a quién.
¿Hago con mi dinero lo que quiero o el dinero hace conmigo lo que quiere?
¿Cómo afrontar la obsesión por el dinero o crematomanía?
Cuando la obsesión por el dinero empieza a afectar otros ámbitos de la vida, como la familia, las relaciones sentimentales, el trabajo o las amistades, es conveniente prestar atención. Algunas recomendaciones para afrontar este problema las detallamos a continuación.
Evaluar las creencias en torno a la valoración del dinero
En primer lugar, es importante conocer cuáles son las creencias que existen en esta valoración desmedida del dinero. Por ejemplo, una persona muy apegada a lo monetario pudo haber pasado por alguna situación de carencia económica en su vida, por lo que intenta no volver a dicha circunstancia.
En este caso, es importante determinar que el resultado final termina siendo circular, pues regresa al mismo punto. Se presentan necesidades y carencias, ya que no se quiere gastar el dinero. Así pues, habrá que trabajar por un pensamiento más flexible.
Cuestionar el rol o la función de lo monetario
El dinero, ¿para qué? ¿Qué me permite obtener? Es decir, empezar por preguntarse cuál es el fin de la riqueza. ¿Obtener reconocimiento? ¿Llamar la atención? ¿Tener poder? ¿Para vincularse con alguien?
Quizá la mente está estancada en la idea rígida de que el dinero es la única manera de conseguir sus objetivos y que no hay otras alternativas posibles. Con relación a esto, una persona que busca agradar a través del dinero, deberá enfocarse en trabajar otras habilidades sociales.
Realizar terapia
La terapia puede ser de gran ayuda. Por ejemplo, a través de la terapia cognitiva es posible identificar las creencias irracionales y facilitar pensamientos que impliquen valorar otros aspectos.
Una obsesión fomentada por la sociedad
Cuando hablamos de obsesiones, es preciso sacar este problema del plano individual. La obsesión por el cuerpo, por la comida saludable, por las compras, por tener el último móvil y, en general, por el dinero, están promovidas por la sociedad.
Tanto a nivel de los medios masivos como en comentarios individuales, se refuerza de manera constante el hecho de que una persona tenga mucho dinero. Es así como encontramos que algunas personas se interesan más por los objetos de consumo que por la experiencia; por trabajar o tener cada vez más, en lugar de disfrutar o descansar.
Sin duda, esto tiene un impacto en la salud en general, sobre todo en la mental. Además, estas personas validan y «miden» a las demás en función de su poder adquisitivo. Por ende, no consiguen conectar realmente con quienes tienen en frente, además de deteriorar sus relaciones interpersonales.
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